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Veinte retratos a 20 años de Cromañón (parte I)

por Agustín Colombo
Fotos: Juan Pablo Barrientos
30 de diciembre de 2024

El fotógrafo Juan Pablo Barrientos retrató a 20 personas que sufrieron Cromañón. Sobrevivientes y familiares de víctimas. En cada rostro hubo un gesto que se repitió: los ojos cerrados, como un viaje hacia los recuerdos de aquella noche del 30 de diciembre de 2004.

Durante la realización del trabajo, en cada charla, también hubo una palabra que se repitió: lucha. No una lucha sólo en el sentido político o social para que nunca más vuelva a suceder, sino una lucha integral: desde la lucha contra la oscuridad y los sonidos de ese horror, hasta la lucha para levantarse de la cama, para intentar sanar, para que el Estado deje de revictimizarlos y para cerrar un ciclo. 

La lucha para volver a vivir, 20 años después.

 

ALESIA
EL ARTE SALVA
"Pasaron 20 años, todos perdimos algo de nuestra vida ahí adentro, en la mía encontré en el Arte el poder transformador de todo lo que no podía poner en palabras en esos tiempos. 
En este presente puedo decirlas y encuentro los sentidos que me llevan a seguir ejercitando la memoria desde el Arte para que no quede en el olvido. Estos 20 años me encuentran cicatrizando viejas heridas, nunca volvimos a ser los mismos que antes después de esa noche. Por eso la mayor justicia es poder hacer lo mejor que puedo con esta vida que tengo, transformar mi vida y otras vidas a través del aula en el Isauro Arancibia, abrazarla y agradecer que estoy acá".

CHUECO
ANTES O DESPUÉS
"Cromañón me atravesó por completo la vida. Cada vez que tengo un recuerdo automáticamente pienso si fue antes o después de Cromañón. Trazó una línea temporal que me lleva automáticamente a pensar en antes y después de la masacre. Y si bien fue el hecho más doloroso que me tocó vivir, a su vez me enseñó que el dolor se puede transformar en lucha y que esa lucha se puede hacer con alegría. Si bien Cromañón fue algo terrible para mí y para todos los que estuvimos ahí, siempre pienso –o intento pensar– que me dejó mucho más de lo que me quitó. Veinte años después, junto a mis hermanos que estuvieron en Cromañón, mis mejores amigos, nos encontramos luchando juntos, no solo por los pibes, sino por nuestros hijos: para que nunca más haya un Cromañón".

CINTIA
EL RECUERDO NÍTIDO
"En estos 20 años siempre tuve presente esa noche. Hoy te puedo contar con lujo de detalles todo: no solo lo que vi, sino cómo lo viví. O sea, me acompañó siempre. Al principio fue con bronca. Eso fue aplacándose. Para mí es algo que no va a cerrar nunca. No sé si quiero. Quizás quiera tenerlo siempre presente lo que viví. Quizás quiera cerrar en mi vida lo relativo a la causa, pero no todo lo otro".

ELSA
EMPEZAR A VIVIR
"En Cromañón perdí a mi marido y a mi cuñada y tengo una hija sobreviviente. Veinte años después, con todo lo que nos pasó, desde nuestra agrupación, que se llama No nos cuenten Cromañón, creemos que es el momento de que se escuche la voz de los sobrevivientes, que no pasó en todo estos años. Y los sobrevivientes empiecen a vivir. Que empiecen a disfrutar que están vivos".

FABIANA
VARIAS LUCHAS EN UNA
"Soy sobreviviente y familiar de la masacre de Cromañón. En la noche del 30 de diciembre murió mi compañero José. Estos años fueron muy difíciles. Los primeros cinco fueron de terror. Me costó mucho poder salir adelante. Cromañón también me trajo enfermedad. En el segundo embarazo de mi hijo, a las 34 semanas me detectaron leucemia, eso me contrajo también un cáncer de tiroides y me llevo a que tengan que hacerme un trasplante de médula porque ya mi cuerpo estaba todo tomado. Fueron varias luchas las que fuimos dando. Yo con mi salud y también con la militancia de Cromañón, con quienes seguimos luchando por una ley de reparación integral que quede ya de por vida, para que no tengamos que volver a la Legislatura porteña a tener que revictimizarnos cada tres años".

MATIRRI
LAS LETRAS DEL LISTADO
"Cuando veo el listado de las 194 víctimas, las veces que pasó por Once o en alguna red social, para mí es inevitable fijarme la letra de mi apellido. Ver la N y la M, y pensar 'por qué este chico o esta chica sí, y yo no'. La pasé mal y ver ese listado me mataba internamente. Es un proceso que me costó mucho tiempo. Asimilar la culpa. Por eso, ahora de grande empecé a valorar más la vida".

RICHARD
HERMANOS
"Todo cuesta un montón en diciembre. Lo que más me costó fue darme cuenta que necesitaba trabajar mi salud mental porque todo me desbordaba. Éramos muy chicos –yo tenía 19 años– y estábamos en una etapa de crecimiento. Cromañón entonces nos sacó mucha seguridad. Nos faltó mucha confianza en nosotros mismos, porque nos echaron la culpa en general. Por suerte con muchos hermanos fuimos haciendo el camino. Nos dimos cuenta que nosotros somos ellos, los que no la pudieron contar, los que no pudieron salir. Yo tengo mis quilombos, pero estoy agradecido a la vida y al universo por todo lo que tengo. Por eso sigo luchando, militando y trabajando en otros proyectos sociales, como la murga, siempre relacionado con la música".

SEBASTIÁN
UN MILAGRO
"El 30 de diciembre de 2004 tenía 19 años recién cumplidos. La entrada a Cromañón había sido mi regalo de cumpleaños, me la había regalado Diego. Solamente me quedó el pantalón con el que fui esa noche. Había tirado la remera que tenía envuelta en la mano, las llaves y las zapatillas. Una se me había salido una vez que salte al escenario. Ahí me trastabillé con un monitor o con algunos cables y me caí al piso hasta que no pude respirar más y me desmayé. Media hora después desperté afuera, en la esquina. Mi hermano me estaba tirando agua y tratándome de reanimar porque estaba muy mal. Por suerte él tomó la decisión de llevarme al Ramos Mejía. Luego me trasladaron al sanatorio de la Providencia, donde estuve 18 días internado. Estuve nueve días en coma y cuando parecía que mi físico ya no daba más, a mis viejos les habían dicho que se despidieran de mí. Mi hermano me cagó a cachetazos, me pegó, me puteó. Y me hizo reaccionar: casi como un milagro me desperté al noveno día de estar en coma".

TAGO
SIN BAJAR LAS BANDERAS
"En estos 20 años hemos aprendido algunas cosas. Primero, que hay que luchar siempre. Que nadie nos regala nada, que los derechos, los triunfos, las conquistas, se luchan. Segundo, que la lucha es colectiva, solidaria, humana. Finalmente, aprendimos a ejercitar la memoria, con alegría, con entereza, con nuestra cultura y sin bajar nuestras banderas. Por los que no están, por los que quedamos y por los que vienen atrás nuestro".

VANESSA
LA LUCHA SEGUIRÁ
"Son 20 años de lucha. Ante la negligencia de un Estado que permanece ausente aún hoy, por la destitución, por los derechos de los chicos, por los cementerios, por todo siempre fue luchar. Es la única forma de lograr algo. Acabamos de luchar por una ley que nosotros consideramos de reparación definitiva para incluir a todos los chicos que permanecen afuera del padrón. El Estado mismo reconocía en un homenaje en la estación de subte con el nombre 30 de diciembre que hubo más de 4.500 sobrevivientes de la tragedia de Cromañón, 194 víctimas fatales y en el padrón de salud había solamente 1600 sobrevivientes. Teníamos un desfasaje de más de 3000 chicos fuera del sistema, sin una atención psicológica y de salud como corresponde. Y aunque la ley salió, la lucha seguirá. Va a ser una constante porque siempre habrá falencias. Son políticos: prometen cosas que después no cumplen".