Barrio de Núñez, estadio Monumental. Escenario absorto. Del otro lado de los muros, el Tiro Federal. Historias siniestras en el seno de la Copa de la Política y los entretejidos macroeconómicos. Primera parte de una historia negra.
Quizá por una extraña facultad bendita de no ser humana, es pura. No se mancha, según el Diez. Según esa magia que le endilgan, es la novia más deseada. No sólo por los ingenuos soñadores que se disputan su amor en los potreros, sino también por los espurios. Los que le ofrecen pasión a cambio de bienes personales y servicios para terceros. Interesados, adulterados, seres falsificados que se adjudicaron un imperio sobre ella.
La pelota fue testigo siempre se sus besos con la red, pero también de sus dolientes coqueteos con el poder. Esos roces solapados, esas manos en los bolsillos guardando secretos. Cuando los potreros se convirtieron en escritorios las pelotas se mancharon de sangre. Invariablemente.
El 78, el mundial de los milicos, sin dudas se llenó de nombres Y según el cristal con que se lo mire, esa multiplicidad de personajes se subdividieron en históricos, positivos y hermosos, y otros nefastos, infames, horribles.
La revista Gente, dirigida en aquel entonces por Anibal Vigil y Samuel Chiche Gelblung, escribía cosas como que “los argentinos estamos de fiesta, contentos y con razón” porque tras la victoria por 2 a 1 sobre Francia y la inminente clasificación para la segunda fase, el mundial ya nos dejaba “cosas positivas (…) porque le mostramos al mundo nuestra verdadera cara, en respuesta a una siniestra campaña que pretende boicotearnos y aislarnos”.
Y refiriéndose al mundial en sí, expresaba que había sido hecho y conseguido por “los mismo argentinos que recibieron con una ovación al presidente Videla”. Y casi morbosamente, perdido en el medio del texto se dejaba entrever una frase que en aquél entonces podría haber sonado hasta inocente: “no habrá otro mundial (en Argentina) hasta dentro de 100 años. Pero dentro de 100 años nosotros, los que ahora estamos de fiesta, seremos nuestros hijos y nuestros nietos. Y ellos serán los beneficiarios o las víctimas del país que le dejemos”.
Y así se escribía, mientras tras las rejas infames y los pozos sin fondo se penaban decálogos para insomniar. Cuando los sueños eran sistemáticamente interrumpidos por aullidos penetrantes de goles ajenos. Y no es que se le cae a la revista Gente por alguna razón en particular, sino, y valga la paradoja, en “general”. Ha sido una de las publicaciones que, por aquellos años violentos, le dedicó al terrorismo de estado una gran cantidad de artículos consentidos.
En menor medida, aunque no menos intensos, también enarbolaban la bandera de la dictadura ciertas publicaciones como la revista Extra dirigida por Bernardo Neustadt, Clarín, Siete Días Ilustrados, La Semana dirigida por Jorge Fonteveccia, Para Ti, El Gráfico, Somos, Radiolandia 2000, la editorial El Cid Editor, la televisora ATC, y las radios Rivadavia y Mitre, entre otras. Mientras en Argentina se multiplicaban los “Diarios de Irigoyen, en Francia, Holanda y otros países europeos se contaba la verdadera historia.
Cuando la señora María Estela Martínez de Perón heredó el trono presidencial argentino, debido al fallecimiento del general Juan Domingo Perón, tuvo que atender algunas pequeñas cuestiones referidas al Campeonato del Mundo que se iba a organizar en ese país, el por entonces poderoso ministro José López Rega , interfirió activamente en lo que respecta a la organización del torneo, tanto es así que el 12 de mayo de 1974 firmó un decreto para designar una Comisión de Apoyo al Mundial.
Aquel decreto incluía una cláusula, bastante sospechosa por cierto, que decía lo siguiente: “Exceptúense por un plazo de noventa días a partir de la firma del presente, de las disposiciones establecidas por el decreto 5720/72, Régimen de las Contrataciones del Estado, las compras que en función de los considerandos del presente deban realizarse, autorizándose a la Comisión la concertación de compras directas, cualquiera fuere su monto”. Al tomar el poder los militares, el 24 de marzo de 1976, le dirigieron mas atención al tema y edificaron la asociación mas terrible entre política y deporte de la historia del país, ya que la copa del ´78 se disputó en el marco de una dictadura particularmente salvaje.
El año en que la pelota se manchó (segunda entrega)
Barrio de Núñez, estadio Monumental. Escenario absorto. Del otro lado de los muros, el Tiro Federal. Historias siniestras en el seno de la Copa de la Política y los entretejidos macroeconómicos. Segunda parte de una historia negra.
El año en que la pelota se manchó (tercera parte)
Barrio de Núñez, estadio Monumental. Escenario absorto. Del otro lado de los muros, el Tiro Federal. Historias siniestras en el seno de la Copa de la Política y los entretejidos macroeconómicos. Última parte de una historia negra.
Fútbol Callejero, las calles hechas pelota
Revista Cítrica conversó con Sergio Rotman, entrenador de fútbol calle, quien nos contó su experiencia en del polideportivo Martín Fierro, en San Cristóbal, donde habitualmente ensayan sus dirigidos.