El documental de Sergio Wolf se basa en una escena pérdida de su anterior película. La escena descartada por la falta de sonido puede relevar los misterios de Ada Falcón.
Viviré en tu recuerdo:
Es raro que una película argentina tenga una segunda parte. Mucho más raro es que la tenga un documental argentino. Pero había un público que se había quedado con ganas de más. No se le podía pedir nada más al documental “Yo no sé que me han hecho tus ojos” de Sergio Wolf y Loreña Muñoz estrenado en el año 2003. Haber encontrado en el final de la película a la protagonista, a Ada Falcón, a esa leyenda a la que se creía muerta o inhallable fue asistir a un momento glorioso del cine. Fue una escena imposible de olvidar. Aquel documental, nostálgico y precioso a la vez, se dio el lujo de devolvernos el mito a aquel presente. Dejamos en el 2003 la sala más que satisfechos. Habíamos visto más de lo que podíamos esperar. Habíamos visto a Ada. Pero si era posible, queríamos ver más. Queríamos saber por qué dejó de cantar. O que nos lo explicará otra vez. O la verdad sobre su relación con su productor y amante Francisco Canaro. A Sergio Wolf le quedó la idea de que Ada quería decir algo más. Fue su última aparición pública. 62 años después de dejar de cantar y desaparecer. Un año antes de morir.
La esperada “secuela”, Wolf la sintió como una obligación cuando se reencontró con un material perdido. Aunque muchos de los que vimos la película no lo sabíamos, esas escenas en las que reaparece en cámara una Ada Falcón algo senil se filmaron porque las originales habían desaparecido. Dos años antes Wolf ya había entrevistado a la cantante, que por entonces estaba más lucida y hablaba de corrido. Esas escenas filmadas en 1998 se mantuvieron en perfecto estado hasta la actualidad. Pero no tenían sonido en aquel entonces y por supuesto, tampoco lo tienen ahora.
Recuperar la voz de Ada. La que cantó Yo no sé que me han hecho tus ojos y viviré en tu recuerdo. La que estuvo callada más de 60 años. Como sea. La escena de 1998 tenía algo para decir. Y eso ya era una película. Así como se filmó en la búsqueda de Ada en “Yo no sé?”, ahora quince años después Wolf se filma la búsqueda de la voz de Ada. El propio director vuelve a ser el protagonista de su película. Se filma en la sala de edición intentando recordar las palabras de la cantante, se filma recorriendo la habitación donde vivía ella. Filma las pruebas para revalorizar la escena que quedó muda. Prueba acompañar las imágenes con canciones interpretadas por Ada. Prueba usar las palabras de Ada en la segunda entrevista, la que sí que quedó en la primera película. Prueba leerle los labios. Prueba con la ayuda de alguien que pueda leer los labios. Concluye que la falta de algo es la esencia del cine. Siempre falta algo. Siempre hay algo fuera del encuadre. Esta vez es la voz, la voz de Ada que desapareció. Otra vez. Como si el mundo se hubiese empeñado en que solo se recuerde su voz a través de las canciones. Un acto divino.
La voz no está más. Pero así como en “Yo no sé que me han hecho tus ojos”, Wolf encontró a Ada, en “Viviré en tu recuerdo” encuentra sus palabras y su mensaje. Si la secuela no empacha tanto es apenas porque la original ya era insuperable. Este anexo le viene de lujo y la complementa.
Sácame a pasear
El film ecuatoriano, que se presenta en el Bafici, nos invita a descubrir la historia de dos adolescentes enamoradas. Como trasfondo: el despertar de la identidad sexual en una sociedad prejuiciosa.
Un BAFICI latinoamericano y minimalista
La edición número 18 del Festival de Cine de Buenos Aires tuvo más presencia que nunca de la Patria Grande. Los premios reconocieron a una forma de narrar con escaso diálogo e imágenes muy poderosas.
“El cine actual se convirtió en un mercado persa”
Raúl Perrone es uno de los directores más prolíficos del país. Reconoce que tiene una “enfermedad”: no puede parar de filmar y editar. Dice que no desperdicia el tiempo haciendo story boards ni yendo a reuniones para buscar financiación extranjera. Y que por eso, todos los años estrena films. Una inmersión a su mundo de autogestión, poesía y austeridad.