Primera entrega de “40 años, 40 historias”, el especial de Red Colmena y Cítrica en un nuevo aniversario del último golpe cívico-militar en la Argentina. Los nietos cuentan cómo fue recuperar la identidad.
Jorgelina Molina Planas: Mi primera sensación fue de negación de mi historia. No quería mirarla de frente, no quería aceptar que eso era así. Me costó mucho reconocer que yo formaba parte de esta historia.
Victoria Montenegro: Lo primero que sentí cuando me enteré de mis orígenes fue vergüenza y miedo. Vergüenza de ser hija de subversivos. Esos a los que yo tanto detestaba porque así me lo habían enseñado. Y tuve miedo de que mi familia me dejara de querer.
Pedro Sandoval Fontana: Vergüenza. Yo vivía en una gran burbuja. A mi apropiador lo detienen en 2004 y en ese entonces a mí ni se me pasaba por la cabeza que ellos no eran mis padres. Ni siquiera imaginaba que podía ser adoptado pero de a poco vas cayendo y empezás a ver la realidad. Desde 2004 hasta 2006, sentía rechazo y vergüenza. En 2006 conocí a mi familia y empecé a caminar de nuevo, a reconstruirme. Y en 2009, empezó el juicio contra mi apropiador, y eso me sirvió para saber quién era él también. Cuando me enteré era diferente. Ahora cada vez que uno de nuestros hermanos recupera su identidad es toda una fiesta, para nosotros y para ellos. Y eso se debe al acompañamiento de la sociedad. A diferencia de antes, hoy me animo a decir que el 90 por ciento de la sociedad se pone feliz y acompaña esta causa.
Horacio Pietragalla: Alivio. No estaba loco. Todos esos años de duda en la adolescencia, fantaseando con la posibilidad de ser hijo de desaparecidos finalmente se terminaron. La verdad ganó y yo sentí alivio.
Victoria Donda Pérez: Me encontré con eso ahí, que era mi historia, y sentí miedo. Mucho miedo a la soledad, a perder los afectos que había construido durante tantos años. Con el paso del tiempo descubrí que nada de lo construido se derrumba si es sincero, lo cultivas y querés luchar por eso. Todo depende de lo que una elija para su vida. Si restar o sumar.
Sabino Abdala: Tuve sensaciones encontradas. Predominaron la sorpresa y la confusión.
--¿Qué es lo más lindo y lo más difícil de haber recuperado la identidad?
JMP: Lo más lindo de haberla recuperado es vivir en la verdad de ser una misma. Es reconocer mi historia, mis raíces y mi origen tal cual son, y reencontrarme con mi familia biológica.
VM: Agradezco poder hoy vivir en la verdad. El proceso fue duro. No es fácil reconstruirte y dejar de lado la formación, la crianza y las contradicciones. Tardé siete años en asimilar quién realmente era, soy. Es cuestión de tiempo; tardé pero hice el proceso. Hoy elijo la verdad.
PSF: Arrancaría al revés. Lo más difícil es enterarte que uno es hijo de desaparecidos. Lo primero que se te pasa por la cabeza es: “¿Y dónde están mis viejos?” Y al mismo tiempo lo más lindo es enterarse de la historia de uno e ir encontrándose con toda la familia.
HP: Justamente haber recuperado la identidad. De todos modos lamento el tiempo que viví en la mentira. Fueron años de apropiación en los que perdí contacto y la posibilidad de estar con mis abuelos. No está bien vivir en la mentira.
VDP: Lo mejor que te puede pasar es saber la verdad, la tuya y la de tu país. Pero resulta que saber la verdad también puede ser lo peor. Es muy difícil procesarlo, aceptar de dónde venís y saber quién sos.
SA: Fue bueno poder saber de dónde vengo y conocer mi historia. Pero también es difícil al comienzo poder asimilarla y aceptar la verdadera identidad.
--¿Qué significa para ustedes el 24 de marzo?
JMP: Es una fecha en la que todos los argentinos debemos hacer memoria para no repetir los errores del pasado, para no permitir que ningún gobierno, ni Estado, ni persona vuelva a cometer estos delitos de lesa humanidad. Y para cuidar la democracia entre todos.
VM: Antes significaba poco para mí. Hoy es una fecha importante pero no sólo para mí sino para todos los argentinos. Desde las políticas de Estado empezamos a cumplir muchos de los sueños de nuestros padres y esas conquistas se opacaron con el cambio que atraviesa nuestro país. Ahora más que nunca tenemos que estar unidos reivindicando la lucha y la historia de esos militantes que no claudicaron y dejaron la vida por nosotros. Por eso, hoy más que nunca tenemos que estar y no bajar los brazos.
PSF: Todo, significa todo. Mantener la memoria muy activa porque el ser humano suele tropezarse con la misma piedra. Cuando se declaró que fuera feriado mucha gente se enojó pero para los organismos de DDHH y para nosotros, las víctimas de la dictadura cívico-militar, es muy importante mantener esa memoria. Para que la sociedad no se vuelva a equivocar. Es un día de mucha reflexión porque te acordás lo que le pasó a tus viejos. Yo no sólo tengo desaparecidos a mi mamá y mi papá, sino también a dos tíos. Me pega muy fuerte pero al mismo tiempo te da mucha alegría que la sociedad salga a la calle a recordar lo que fue la dictadura. Eso te hace sentir que no estás solo.
HP: Yo nací el 11 de marzo de 1976, imagino a mi mamá, todavía parturienta, recibiendo la noticia del asesinato de mi padre. Aquel 24 de marzo fue el inicio de un momento doloroso en lo personal y colectivo. Fue un antes y un después para el país y para mí. Esta fecha queda en la memoria como uno de los días nefastos para la historia argentina.
SA: Este año particularmente pienso que Argentina está gobernada por gente totalmente opuesta a mi ideología y la de mis padres. Las primeras medidas fueron para los grupos más poderosos y las clases altas. Esto ya lo vivimos en los 90 aunque en otra coyuntura. Ojalá no terminemos igual.

"Con cada nieto la patria recupera su identidad"
Una breve conversación con Alba Lanzilloto, tía del nieto recuperado 121. Sobre estas victorias que no son solo de los familiares sino de todo un país. Y una reflexión acerca de los ataques a los compañeros de la Garganta Poderosa.

Siempre lo mismo: el amor gana
Adriana Moyano y Elsa Poblete, tías de la nieta 127, cuentan la historia de amor entre Carlos y María del Carmen que nos hace terminar este 2017 tan amargo con una sonrisa, que también es victoria.

Nietos y nietas: reconstruir lo astillado
¿Cómo se cambia una historia? ¿Hay nuevas vidas dentro de una vida? ¿Se transforman los olores de una infancia mentida? ¿Pueden recordarse los momentos olvidados? Lejos de las versiones románticas, los nietos recuperados Ezequiel Rochistein Tauro, Tatiana Sfiligoy, Victoria Montenegro, Pablo Gaona Miranda e Ignacio Montoya Carlotto rearman su identidad a partir del dolor y la verdad. Casa de abuelas bravas y ambiente cálido: Virrey Cevallos 592.