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¡Silencio, hospitales!

por Bruno Di Giovanni
29 de junio de 2018

Un trabajador en el área de Salud porteña cuenta desde adentro cuál es el proyecto del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta que pretende derribar cinco hospitales para levantar uno en el sur de la ciudad de Buenos Aires.

"-Cuando se enferma un carpintero -repliqué- pide al médico que le dé un vomitivo, o una purga, o le haga una cauterización o una incisión que lo libre de su mal (…) y, volviéndose a su modo acostumbrado de vivir, recobrará la salud y continuará su trabajo; o bien, si no es de constitución bastante vigorosa para vencer la enfermedad, la muerte lo librará de sus preocupaciones.

-Tal es -dijo- la medicina que mejor conviene a un hombre de esa condición"

PlatónRepública 406 d-c

"…crear argentinos que sean capaces de vivir en la incertidumbre y disfrutarla"

Esteban Bullrrich, ex ministro de Educación y Deportes de la Nación, en el Foro de Inversión y Negocios de Argentina el 14 de octubre de 2016.

No cabe duda de que el macrismo es "lo nuevo" en la política local dado que logró tomar las riendas del país en el cortísimo plazo de ocho años. Sin embargo, más allá de las formas novedosas, en el contenido, en lo sustancial, es bastante viejo; tan viejo como la injusticia, me animaría a decir. Sucede que, tal como muestran los epígrafes, hay un hilo conductor que atraviesa los siglos y las geografías entre uno y otro; entre un Sócrates que, al analizar la medicina de su época, acepta "la muerte" como la liberación de los males de un carpintero y un ex ministro de Educación, devenido en flamante senador, que propone la creación, casi como un acto divino, de argentinos que puedan no solo "vivir en la incertidumbre" sino además "disfrutarla". En este sentido, es de suma importancia leer las gestiones macristas -tan empecinadas en "redistribuir la riqueza" en favor de unos pocos y dado su carácter sumamente orgánico- a partir del "principio de incertidumbre" puesto en palabras por Esteban Bulrrich. Y es esta incertidumbre la que vive por estos días la comunidad porteña de salud, de la que formo parte en tanto trabajador, a partir del llamado proyecto "Complejo Polivalente Hospitalario Sur" que se gesta subrepticiamente, con un llamativo silencio de hospital -o de cementerio-, desde las altas esferas del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Este proyecto, que pretende derribar cinco hospitales monovalentes (el Udaondo de Gastroenterología, el Ferrer de Rehabilitación Respiratoria, el Oncológico Marie Curie, el Instituto de Rehabilitación Psicofísica y la mayor parte del Hospital de Infecciosas Javier Muñiz) para juntarlos en el actual predio del Muñiz, fue presentado de forma oficial a través de una nota interna a los directores de los hospitales involucrados, fechada el 11 de abril pasado desde la Subsecretaría de Planificación Sanitaria del ministerio de Salud porteño a cargo de Daniel Ferrante, y tiene previsto en el 2018 iniciar "el proceso de planificación para avanzar en su posible funcionamiento y definición de su proyecto sanitario y arquitectónico". De esta manera, el estado de incertidumbre en salud es coherente con otro de los delirios "concentratorios" de Horacio Rodríguez Larreta, pero en materia de educación, que busca cerrar los 29 Institutos de Formación Docentes y reemplazarlos por una única universidad.  Solo que, a diferencia de lo que sucede con la UniCABA, este proyecto de "compactación" de hospitales que tratan patologías tan diversas -que reflota y amplía un viejo plan del 2010 durante la jefatura de Mauricio Macri- se conoció en el mismo momento en el que es gestado.

En boca cerrada no entran... crisis

Quizás por eso el silencio oficial es disimulado en un supuesto estado de "evaluación" del proyecto, tal como contestaron desde el ministerio de Salud cuando consultamos de parte de Cítrica. De esta manera, el retaceo de información acerca cuál es el plan sanitario real, podría leerse -si seguimos las recomendaciones, como parecen haber hecho los funcionarios de la Ciudad, de Ludwig Wittgenstein sobre que "de lo que no se puede hablar, mejor es callarse”- como la forma de llegar "rápido", con las mínimas "turbulencias" a enero del 2019, tiempo en que finaliza el "análisis de factibilidad del proyecto" y comienza la licitación. Pero, pese a la (supuesta) cautela oficial, el proyecto salió a la luz y encendió las alarmas de todos los centros de salud implicados para hacer frente a este plan de ajuste. En el medio de esta situación, como afirma el legislador porteño por el  Frente de Izquierda y los Trabajadores, Gabriel Solano, el tema es “cuándo se aprueba en la Legislatura”. Solano presentó el 10 de mayo un pedido de informe al poder Ejecutivo sobre el proyecto y solo obtuvo el silencio de la bancada oficial junto con las manos levantadas para negárselo. El legislador recuerda que, al momento de hacer su pedido, "no quedaba claro si el gobierno de la ciudad había decidido que este proyecto pase o no por la Legislatura, o si va a pasar solo cuando se desafecte un patrimonio de la ciudad; es decir, mañana pasa que hay que vender el edificio del IREP, pero no pasa como un problema de salud pública, pasa como un problema inmobiliario".

Mañana pasa que hay que vender el edificio del IREP, pero no pasa como un problema de salud pública, pasa como un problema inmobiliario

Pero meses atrás, previo a que la mencionada nota interna fuera difundida y los rumores de traslados de los distintos hospitales fueran confirmados, se había conocido una presentación en formato pdf de 62 páginas, con logos y tipografía oficiales pero sin firmas, y ya en mayo se conoció otra presentación, esta vez con apenas 22 páginas, que fue mostrada en las reuniones informativas del ministerio de Salud con autoridades de los hospitales, jefes de departamentos y representantes gremiales. Entre una y otra presentación se deja en claro que los hospitales perderían la categoría como tales y pasarían a ser "Institutos"; no habría una guardia externa abierta a la comunidad, sino que los pacientes deberán ser derivados de otros centros de salud; y la cantidad de camas pasó de 500, en la primer presentación, a 550 en la segunda, todavía lejos de las 665 camas que suman el total de los cinco hospitales en la actualidad. Pero es interesante además remarcar que en esa primera presentación, hecha con mayor detalle y extensión -o más "libertad"-, se dejaba bien en claro las motivaciones de tal proyecto. Así por ejemplo, en ella se hablaba del "ahorro de mantenimiento" entre la suma actual de los hospitales y la del nuevo proyecto, en un plazo de cuatro años, de $ 207.704.160; como así también del costo total de la obra (al momento de su diseño a finales de 2017) de "160 millones de dólares" -con un dólar a $18, cuando todavía no habían pasado "cosas" como dijo el presidente Mauricio Macri respecto de la crisis que ellos mismos alimentaron-, y de que se recuperaría de la venta de los terrenos (Udaondo, Curie, Ferrer, IREP) la suma de "123,7 millones dólares".

En el mismo pdf puede leerse también los "Aspectos Críticos de éxito", en la última página de la presentación; una lista de "tips" para seguir pensando la forma de concretar el proyecto, entre los que figuran: "estrategia para mantener el valor simbólico histórico de cada “Marca” de cada hospital"; "acuerdos políticos con los gremios por el solapamiento de todas las estructuras jerárquicas"; "plan para evitar los motivos de judicialización más probables y contingencia para cada caso"; "mudanza de casos críticos para no tener que mantener en paralelo las instituciones funcionando". Con lo cual, dado que solo se busca "mantener el valor simbólico" de cada hospital y no su capacidad operativa de hacerse cargo de parte de la salud pública -tanto a nivel de la Ciudad de Buenos Aires como de toda el área metropolitana-, pareciera que con el "Complejo Polivalente Hospitalario Sur" solo  quedarían las "cáscaras" de los hospitales, sus "marcas".

El silencio no es salud

Frente a este proyecto, que solo su enunciación equivale a un retroceso en la oferta de salud pública y la incertidumbre de no saber qué va a pasar con las y los pacientes y con los puestos de trabajo, es que en la comunidad porteña de salud nos levantamos para hacernos oír. Así lo expresaron el 10 de mayo laburantes, pacientes y vecinos del Hospital Oncológico Marie Curie con carteles como "No al abandono", "No al desabastecimiento" y "No al traslado", y al grito de "El Curie no se va, el Curie no se va" coparon el Parque Centenario con una nutrida convocatoria. Así también lo dejaron en claro el 15 de mayo en el Instituto de Rehabilitación Psicofísica con el abrazo simbólico que hicieron personal y pacientes a la institución que nació en 1956 con la epidemia de poliomielitis. Ricardo Gómez, quien trabaja allí en el área administrativa y es parte  de la Asamblea de Autoconvocados, contó a Cítrica que, previo a este proyecto, ya viene practicándose un vaciamiento de hecho porque "desde el 2012 no se cubren los cargos vacantes por jubilación o fallecimiento", como también que "hay dificultad con los insumos, a veces se suspenden cirugías porque no hay camisolines; no nombran neurólogos y el Instituto está funcionando al 50 por ciento debido a la falta de personal".

Uno no podría imaginar la quintuplicación de determinados servicios

 Por su parte, el 29 de mayo fue el abrazo en el Hospital Ferrer, referente en patologías respiratorias, donde -entre la cantidad de trabajadores y trabajadoras, pacientes y vecinos que se opusieron al Complejo Polivalente- podía leerse un cartel, escrito a mano con fibrón azul, que diagnosticaba con desasosiego: "5 hospitales en riesgo de muerte".  En cuanto al Hospital Muñiz, institución a la que pertenezco, salimos un día después, el 30 de mayo, como una comunidad de paraguas hermanados en la lucha bajo la lluvia  que arreciaba frente al Parque Ameghino. Allí concurrimos trabajadoras y trabajadores autoconvocados, compañeros solidarios de otros hospitales porteños, vecinos de Parque Patricios y pacientes del hospital. Entre estos últimos,  Hugo Roda, que vive en Almirante Brown y es paciente del Muñiz desde el año 2000, cuando se enteró que tenía HIV, recordó que estuvo cuatro meses internado en la época en que "SIDA era igual a muerte" y  afirmó que "este hospital me dio vida, hasta pude hacer una radio abierta acá en el Muñiz". Otro de los que dieron su testimonio fue el médico especialista en enfermedades infecciosas, Luis Trombetta, para quien la propuesta del proyecto Polivalente modifica "dos aspectos: lo que se ofrece desde el punto de vista sanitario a la ciudad y al área metropolitana -hoy estamos con pacientes del segundo cordón y más allá-; el otro aspecto, hacia el interior de la estructura sanitaria, es con qué nos quedamos. Uno no podría imaginar la quintuplicación de determinados servicios", reflexionó.

Durante el abrazo al Muñiz también se hizo presente Martín Chaile, técnico en Esterilización del hospital de Gastroenterología, quien recordó que -como la experiencia nos lo muestra en el trabajo diario para el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires- "el instrumental de cirugía es muy viejo, no tiene recambio; hay falta de insumos; hacen traer a los pacientes las sábanas; falta personal de enfermería; el quirófano estuvo sin funcionar  por falta de anestesista", entre tantos otros reclamos previos a la idea de fusionar los cinco centros de salud. Y en relación al proyecto, Chaile sostuvo que si bien es una ambición antigua de parte del macrismo esta unificación, "ahora ellos tienen todo el poder y en lo único en que piensan es en el negocio inmobiliario, y la salud con esto va  para atrás, va con achique". Finalmente, luego de un mes de haber comenzado la lucha contra el recorte en salud en los distintos hospitales, se produjo el abrazo al hospital Udaondo, el 5 de junio. Allí  el Dr. Enrique Roca, médico del Área de Oncología del Hospital de Gastroenterología, aseguró: "Nosotros decimos que no nos prometen, nos pro-mienten, y que nos mienten tanto que ya es insoportable la situación. Así que lo que les pedimos es que, si quieren dar muestra de que ese hospital va a ser realidad, empiecen por hacernos realidad nuestras vacantes pendientes, nuestros equipos deficientes, nuestras enfermeras que necesitamos. Es inconcebible que no tengamos en la Unidad de Cuidados Paliativos la apertura para que sus pacientes puedan finalizar su vida de manera digna".

Nosotros decimos que no nos prometen, nos pro-mienten, y que nos mienten tanto que ya es insoportable la situación

Es por todo esto que hoy desde las 11 horas, en el patio del Muñiz, daremos comienzo a la segunda Asamblea Interhospitalaria donde trabajadoras y trabajadores de los distintos hospitales involucrados en el proyecto "Complejo Polivalente Hospitalario Sur" buscaremos, en la organización y la lucha conjunta, la mejor forma de enfrentar este plan de ajuste en la salud pública, como lo hizo la comunidad de Florencio Varela que hace apenas unos días se opuso de forma contundente al recorte del 40 % que habían planeado desde el gobierno de María Eugenia Vidal para el Hospital "El Cruce" y que -como suele pasar con el macrismo- debieron dar marcha atrás por la presión de la comunidad.

De esta manera, llegamos a una cantidad de interrogantes que invitan a reflexionar sobre las relaciones entre política y salud, como es de esperar por el tema, desbordando los límites de la ciudad de Buenos Aires: ¿puede un modelo de salud basado en los "gastos" ser un modelo de salud?; ¿cuál es el sentido de "hospitalidad" de un sistema de salud que ve en el paciente, en ese otro que arriba, un "gasto"?; ¿cómo les cabe a las autoridades ese dicho que se conoce en salud de que "el paciente más barato es el paciente muerto"?; ¿cuál es el concepto de salud pública para el macrismo?, ¿y el concepto general de salud?; ¿la salud se trata solo de incorporar tecnología a los centros de atención o hay algo más?; ¿puede alguien tener salud sin tener trabajo, sin tener un sueldo digno, sin llegar a fin de mes, sin tener un techo?; ¿puede alguien tener salud con represión?; ¿hay alguna relación entre salud,  bienestar y felicidad?; ¿cómo piensan lidiar desde el macrismo con la paradoja de administrar la vida y promover la muerte? En tiempos de incertidumbre, la única certeza es la profundización de la vieja injusticia y la resistencia de quienes no pensamos hacer silencio.