Compartir

¿Qué se siente cuando gana la ultraderecha?

por Estefanía Santoro
Fotos: Rodrigo Ruiz
23 de noviembre de 2023

Buscamos repuestas para entender lo que nos pasó como sociedad, mientras empezamos a crear recetas para enfrentar el futuro que nos depara un gobierno que solo será fuerte con lxs más débiles. Reflexiones desde la urgencia y la angustia, pero también desde la lucha porque la pasividad no será nunca nuestro destino.

Hicimos de todo para calmar el estrés, la angustia y la ansiedad que nos provocó el solo hecho de pensar en la posibilidad de que la ultraderecha nos gobierne los próximos cuatro años, pero finalmente sucedió.

El domingo sentí que volví a la infancia, era Nancy Thompson, la adolescente perseguida  en sus sueños por Freddy Krueger, pero en la vida real. Como despertarte de una pesadilla y darte cuenta que seguís en otra. Me sentí chiquita, desprotegida, huérfana, aún estando rodeada de amigxs y familia.

Y no fui la única. El domingo una sensación de hundimiento y vacío difícil de poner en palabras se apoderó de muchas almas, decirlo parecía desahogarnos, pero la garganta seguía anudada. ¿Es momento de reflexión? Sí, pero también de redoblar los esfuerzos y tratar de comprender la realidad política que estamos viviendo.

 

Crearon una catarata de fake news, mensajes de odio, amenazas directas, violencia verbal extrema. Nos gritaron en la cara, se burlaron de la memoria del pueblo. Se atrevieron a escupir toda su ira contra las Madres y las Abuelas, referentas indiscutibles de la defensa de los derechos humanos a nivel internacional.

Argentina se convirtió en un meme, nos va a gobernar un tipo que se desdice en cada paso y una mujer que defiende la atrocidades cometidas por la dictadura. Nos prometen prosperidad pero para eso debemos esperar 35 años, mientras tanto sálvese quien pueda. Somos un sketch de Capusotto y un capítulo de Black Mirror a la vez. Hablan de defender la libertad cuando el único beneficiario de sus proyectos será el mercado. Y ganaron.

¿Cómo se sigue? ¿Cómo se explica? ¿Cómo se entiende el enojo social expresado en las urnas? ¿Qué causó ese triunfo? ¿Una democracia debilitada? ¿La inflación galopante? ¿Un país con un 40 por ciento de personas viviendo por debajo de la línea de la pobreza? ¿El lobby de las empresas de medios de comunicación? ¿La necesidad de un cambio, no importa cual fuere? 

Ahora estarán felices, pero deben saber que no contarán con la quietud ni la pasividad de ese porcentaje del pueblo que no lxs votó. No se la vamos a dejar fácil. Hoy estamos quebradxs, es cierto, pero en simultáneo estamos organizándonos para ver de qué manera acuerpar la lucha en la calles, sin mártires y desde el cuidado colectivo.

Nunca tendrán la satisfacción de vernos derrotadxs, ni la comodidad de nuestro silencio. Dijimos Nunca Más. Y será nunca más.