Una invitación para crear y pensar estrategias, recursos, prácticas de cuidado, de autodefensa, de compañerismo, de sostén. Dialogamos con Mariposa Trash, travesti, artista y música, para pensar cómo reparar lazos sociales rotos y acciones que busquen hacer o construir comunidad. ¿Para qué? Para no sentirnos tan solxs.
¿Es posible dejar de lado ciertas diferencias (políticas, sociales, culturales, económicas) para protegernos de lo que se viene?. ¿Qué es lo que viene? Estamos frente a un gobierno que disfruta generar terror comunicacional. Hablan de despidos masivos, privatizaciones, cierre de medios públicos, crisis energética, pérdida de derechos adquiridos, educación con vouchers y decretos, por si se les complica demasiado llevar adelante su plan maquiavélico.
Dentro de lxs votantes de Milei hay un grupo minúsculo de personas envalentonadas que se arrogan el derecho a amenazar, insultar y violentar a militantes políticos, referentes de derechos humanos, familiares de desaparecidxs y ahora también a personas trans, no binaries, lesbianas, maricas, gays y feministas. Para protegerse de ese grupo de personas que cree tener la legitimidad de ejercer violencia sobre otres es importante no estar solx, y a la vez, entender cuánto de real tiene ese terror comunicacional que lograron instalar.
Frente a este panorama resulta lógico sentir miedo, pero eso no significa la paralización de toda forma de defensa, por eso en Revista Citrica, decidimos reunir diálogos urgentes para cuidarnos del odio libertario; son ideas, propuestas y pensamientos de colectivos y personas autoconvocadxs que ya están pensando y accionando formas de protección y defensa.
Lo que urge es dejar las diferencias de lado
Mariposa Trash es artista y músicx, viene transitando diferentes espacios, aún no encontró uno en el que se sienta cómoda, aunque continúa la búsqueda: “Creo que el arte constituye un espacio de resistencia y en este contexto de presencia de las nuevas derechas se viene un avance sobre las disidencias políticas, culturales y sexogénericas. Mi militancia en este momento está abocada a participar de espacios de distintas ideologías para poner ideas en común y pensar la seguridad de mis eventos, porque somos un dúo cultural que hacemos canciones políticas, reivindicamos banderas históricas de la izquierda, somos un puto de 72 años y una trans migrante con tatuajes zurdos en la cara. Estamos pensando cómo protegernos porque para nosotres dejar de tocar no es una opción. Me parece importante ver las similitudes o las acciones conjuntas que se pueden hacer y no quedarnos solamente con las diferencias, sobre todo en este momento en el cual hay un enemigo que nos declara la guerra a todes y estamos en el mismo bando. No digo que haya que perder las propias ideologías ni que el Frente de Izquierda se tenga que sumar a Unión por la Patria, a lo que voy es que, desde la militancia por lo menos tenemos que tener contacto con otros militantes de la izquierda popular para poder pasarnos información. Por ejemplo, si mañana me meten en cana necesito que haya la mayor cantidad de gente en la comisaría protestando para que me saquen, o si a un amigo trosko le cae un grupo de neonazis a la sede del partido poder hablar con grupos antifascistas para responder a eso.
Hay que empezar a ver la política como una red de intercambio y de ayuda, por ejemplo, sumar las estrategias que tiene cada grupo y encontrar puntos en común que nos sirvan y nos beneficien a todes, pensando en poner la pelota de nuestro lado de la cancha de vuelta, porque ahora el sentido está corridísimo hacia la derecha, y en esa corrida a la derecha - no digo que todo el mundo piense esto - hay personas que están ahora en el poder del Estado que piensan que somos un grupo de gente a exterminar ideológicamente. No estamos en una posición de cuidar nuestros nichos sino más bien de ver cómo sobrevivir y sobrevivir es aliarse y tener un sistema de alianzas y redes con otros grupos.”
–Hablas de exterminio y quiero preguntarte sobre el terror comunicacional que están generando desde La Libertad Avanza ¿Qué te pasa cuando escuchas esos discursos?
–Lo que me da miedo son los efectos radicalizantes que generan esos discursos en los grupos ideologizados de derecha. Sabemos que se viene un ajuste pero el problema de estas nuevas derechas es que radicalizan individuos que ven en toda opción colectiva una amenaza y están con un rifle intentando defender lo que ellos creen que es su propiedad privada. Eso me genera una necesidad de organizarme, más que tener miedo, pensar qué hacer con las amenazas y la persecución a dirigentes políticos, con las declaraciones de Agustín Laje diciendo que al Gobierno hay que defenderlo en las calles o los dichos de Macri sobre los orcos. Todas esas declaraciones que, tal vez, pasan más subterráneamente que las que son económicas, son las que a mí me dan la duda de qué hacer porque es la novedad del fenómeno. La novedad del fenómeno no es el ajuste sino la violencia política desde las bases de forma descentralizada, que tiene que ver con que el individualismo autoritario que propone y fomenta el libertarianismo de derechas que es terrorista, en el sentido que busca generar el terror, buscan que la gente tenga miedo y poder aplicar el ajuste.
–Lo grave es que frente a esas amenazas y ataques no hay nadie de LLA que salga a repudiarlos, eso envalentona a determinadas personas a accionar con más violencia…
–No dicen nada porque les conviene. La LLA va a poder gobernar solamente con grupos que validen el ajuste y la represión en las calles y participen de él. Lo interesante es que a diferencia del fascismo clásico estas patotas no están ligadas al Gobierno. Lo cual hasta les conviene más, porque si se mandan una macana pueden decir: ‘yo no tengo nada que ver’. No tienen nada que ver, pero previamente estuvieron promoviendo discursos de odio. No son los milicos en las calles, o sea, va a haber milicos en la calle por eso el programa de seguridad interna de la Doctrina de Seguridad Nacional de Milei, pero no va a ser solamente eso, también va haber grupos borders violentando al disidente. Por eso no es que no hay que tener miedo, hay que hacer algo con el miedo, organizarse en lugar de paralizarse. El razonamiento al que llegué es que todas estas cosas dan miedo pero no hay forma de escapar, es ver cómo militar para sobrevivir, sobrevivir para resistir y resistir para vencer.
–Ese organizarse implica también hacer una autocrítica de lo que nos pasó, tratar de entender por qué llegamos hasta acá, cuáles fueron las fallas del peronismo, de la izquierda, del modelo tradicional de política que quedó obsoleto y, a su vez, no quedarnos solo en esa autocrítica sino generar nuevas formas de hacer política.
–Creo que hay que pensar también cómo reconquistar lo perdido. Cuando asumió Alberto Fernández había todo un clima de festejo pero todas esas expectativas que su gobierno no cumplió hizo que mucha gente se frustrara y generó una despolitización. Me acuerdo que en 2019 de 10 amistades militaban 8, tenían ganas de transformar la realidad, ahora no tengo ningún amigue militando, recién ahora con el triunfo de Milei se asustaron para bien y un par empezaron a militar. Creo que hay que tomar algo del miedo, después de la parálisis, es un aprendizaje, es acción.
–¿Qué hacemos ahora con toda esa desilusión y angustia?
–Por un lado militar, poniendo el foco en la supervivencia, es decir, militar para sobrevivir, por ejemplo, si vos vas solo una marcha, es más fácil que te agarre la cana y después no tengas contacto con quién hablar, entonces es importante empezar a militar para tener un entorno colectivo que te cuide, que te pueda ayudar en caso de urgencia. Militar la sobrevivencia propia y también pensar cuáles son los entornos que se despolitizaron y cómo politizarlos porque algo que pasa mucho es que todo el tiempo le hablamos a gente sobre ideologizada igual que nosotrxs.
–¿Cómo le hablamos al sector que votó a Milei pero que no es el núcleo duro militante y solo lo votó porque quiere un “cambio” económico?
–Sí, tenemos que hablarle a ese sector. Pienso que fue un error decirle a la gente que Milei quiere sacarnos todos los derechos, mientras la mitad de la gente está trabajando en el mercado informal y a esos derechos no los conoce. Ahora que no vamos a tener el Estado de nuestro lado, entre mil comillas, hay que pensar en la política como una forma de poner en común los problemas y pensarlos en colectivo. Pienso por ejemplo, en la salud mental, en seis meses hubo dos personas del público de mi banda que se suicidaron, un pibe trans de 20 años y una piba de 19. Eso es algo que no está politizado, la gente no piensa en que se están suicidando por culpa de la opresión. Pienso, por ejemplo, armar un recursero de salud mental donde haya información de guardias psiquiátricas, de centros de ayuda, de lugares donde buscar comida y aparte un texto que diga ‘esto que te pasa, no te pasa solamente a vos, la salida es colectiva’. Una forma de responder al individualismo autoritario de la ultra derecha y esa creación de lobos solitarios que hacen atentados es demostrando que efectivamente es posible organizarse y dar respuestas colectivas a los problemas individuales. Hablar con todos los que puedas, con tu grupo de amigas, con tus compañeros de trabajo, responder colectivamente a los problemas individuales. Pensar que si algo te pasa a vos o me pasa a mí o le pasa al de al lado, claramente no es tuyo el problema, sino colectivo, no existen problemas individuales. A veces simplemente se trata de llevar esa información útil a las personas que lo necesitan porque esa información no está a la mano y es también ver dónde está la necesidad para ver cuál es el derecho no cubierto, porque no vamos a tener el Estado de nuestro lado, lo vamos a tener en contra.
También hay que pensar en la posibilidad de la política para transformar la realidad y hablo de política como el accionar del colectivo, pensar qué fue lo que nos hizo empezar a militar o empezar a tener un posicionamiento político, porque estamos en un terreno de mucha despolitización y siento que a veces nos olvidamos un poco de eso. Creo que la política no enamora por esto de ayudar al otro, eso es hacer caridad, no es política, la política tiene que una herramienta para actuar sobre la propia realidad.
Otra cosa importante para mí en este momento es no juzgar las estrategias del otro.O sea, en esto de la realpolitik de izquierda no hay que pensar que vos tenés la posta y las cosas se tienen que hacer así y el otro tiene que hacerlo de otra manera, porque cada quien va a tener su estrategia. Estoy en un grupo de gente que no comparte las ideas que yo tengo, sin embargo, me puede dar herramientas para mi estrategia y yo puedo darles mis herramientas. El otro puede tener posicionamientos distintos de cómo actuar sobre esta realidad en la que ambes coincidimos que es terrible y poder trabajar juntes igual. Veamos en qué podemos coincidir, cómo podemos actuar sobre este fenómeno que es el avance de las nuevas derechas y que nos pone en peligro a ambes.
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Los marcos regulatorios sobre la planta de cannabis le permiten ser libre solo a un sector privilegiado. No hay perspectiva de derechos humanos ni de salud pública. Solo persecución a los sectores vulnerables que se relacionan con el cannabis.