“No podrán alambrar la palabra, no podrán alambrar nuestra memoria”
por Gioia Claro12 de junio de 2020
En Río Negro, la comunidad mapuche Kom Kiñe Mu resiste los avances de empresarios que han llegado a cercar su territorio ancestral. Una trama de complicidades donde se mezclan la política local, la especulación inmobiliaria y hasta capitales árabes.
“Un día por el año ’97 o ‘98, apareció en el portón de mi rukita (casa), un hombre gordo, grandote. Se bajó de una camioneta con un portafolio grande, me saludó como si me conociera de toda la vida y sin esperar que yo lo invitara a pasar, entró y tiró el portafolio arriba de la mesa. Hablaba rápido y me decía: ‘Véndame el campo, Irma. Yo la veo sola, sufriendo detrás de sus chivas todos los días, para qué se va a quedar acá sufriendo, váyase al pueblo’”.
Irma Cayunao tiene 73 años, nació y vive en el territorio que ha ocupado tradicionalmente la comunidad mapuche Kom Kiñe Mu de Arroyo Las Minas, Alto Río Chubut. En esta zona de Río Negro, ubicada entre Bariloche y El Bolsón, de montañas y bosques de lenga milenarios, se encuentran las nacientes de ríos y arroyos que proveen de agua pura a las poblaciones de la zona.
Aquella vez, su respuesta fue la misma que se repitió con los años: No. “Pero volvían, esperaban los momentos en que me encontraba sola, sin mis hijos, y me decían ‘piénselo, usted está sola acá, en medio de la nada y le puede pasar algo’”. Por entonces, los que venían representaban a la empresa de Joseph Lewis.
Hoy, junto al CAI (Consejo Asesor Indígena, organización de base del pueblo mapuche de la provincia de Río Negro), siguen denunciando el avance de los alambrados y las construcciones dentro del territorio, ahora en manos del empresario Hugo Alberto Barabucci, quien maneja los negocios de capitales árabes.
El silencio cómplice de la Justicia y el Estado provincial no han hecho más que legitimar el despojo de la comunidad y la extranjerización del territorio. Irma es firme en su postura: “No sé cuánto más tendremos que soportar. Pero de acá, nosotros y los nuestros, no vamos a salir”.
"Ya llevamos tres denuncias penales que nos desestiman."
El 13 de mayo, Daniel y Raúl Benavidez Cayunao, integrantes de la comunidad, no encontraron a sus vacas que habían ido a pastar a la montaña. “Fueron asustadas por la presencia de gente extraña que llegó al lugar en helicóptero”, contaron quienes, al llegar a la zona conocida como Mallín Escondido, se encontraron con la construcción de una cabaña imponente, a menos de 30 metros de donde había sido destruido y quemado un refugio de la comunidad en noviembre pasado.
Responsabilizan a Andrés Saint Antonin y dos personas más, empleados de Barabucci, quienes inmediatamente llegaron acompañados de una escribana, para constatar que allí “no había presencia de la comunidad”.
Pasamanos entre políticos y empresarios
En 2008, el por entonces gobernador de Río Negro Miguel Saiz le vendió al intendente de la localidad de El Maitén, Miguel Guajardo, y a Uberfil Carrillanca, empleado de la inmobiliaria Van Ditmar de Bariloche, una fracción de casi 15.000 hectáreas. Parte de esa fracción es territorio que pertenece a la comunidad Kom Kiñe Mu, reconocido por la Justicia provincial desde 2004, a raíz de un fallo del juez Emilio Riat que aún sigue firme.
En 2009, Guajardo y Carrillanca le vendieron a Marcelo Mindlin, dueño de Pampa Energía, conocido ya por sus grandes negocios inmobiliarios por la zona y su "audacia" para sortear cualquier complicación legal. Mindlin comenzó a alambrar las primeras parcelas para “coto de caza de ciervos”. En ese momento aparecieron las primeras construcciones y caminos.
Ese año, también, el CAI y la Kom Kiñe Mu iniciaron una demanda colectiva a la Provincia de Río negro: "Todos los movimientos fueron ilegales. Pero además, como nosotros veíamos que ellos igual avanzaban, pedimos una medida cautelar y en 2017 el juez la concedió. Uno de los puntos que menciona es que no pueden realizar ninguna compraventa o transferencia”. Lo explica Claudia Benavídez Cayunao, hija de Irma Cayunao.
El silencio cómplice de la Justicia y el Estado provincial no han hecho más que legitimar el despojo de la comunidad y la extranjerización del territorio.
A pesar de eso, en noviembre de 2017 Mindlin transfirió ésta y otras fracciones (casi 20.000 hectáreas) a Hugo Alberto Barabucci, empresario santafesino dedicado a los negocios vinculados con el polo. Es él quien opera localmente para empresas vinculadas a los Emiratos Árabes Unidos, financistas de su Club de Polo La Albertina Abu Dhabi desde 2015.
Claudia: “Hay mucha discriminación y falta de interés por resolver el conflicto. Nosotros estamos mal desde antes de la pandemia, esto solo ha agravado la situación. Ya llevamos tres denuncias penales que nos desestiman". Hace 11 años que esperan respuestas a su demanda colectiva.
Mientras tanto, empleados de Barabucci siguen llevando materiales de construcción para cercar la montaña. “Donde nosotros vivimos, ahí cerquita también tienen un par de cabañas y han construido caminos, galpones y alambrados por todos lados”.
Existe una cuestión de fondo a resolver que es el reclamo incansable por el reconocimiento de los territorios ancestrales, su propiedad comunitaria y el respeto por la cultura e identidad mapuche, así como el cese de la persecución, criminalización y judicialización de sus integrantes.
"Otra vez nos están arrinconando, vamos a quedar entre el alambre y el río."
Magdalena Odarda, presidenta del INAI, opina al respecto: “Nuestra gestión va a intervenir en el caso. Durante 4 años fue lento el relevamiento. Vamos a acelerarlo". Al cierre de esta nota, un comunicado del CAI confirma que se han contactado desde el organismo para ponerse al tanto del conflicto.
La comunidad, que ha hecho una presentación formal ante el INAI, aclara: "Nuestra postura es que si el Gobierno nacional tiene real voluntad de evitar que se agraven los conflictos, estamos dispuestos a hablar, exigiendo solamente lo que está escrito en las distintas legislaciones”. Mientras tanto, los alambrados siguen allí.
Entre el alambre y el río
“A la gente le falta mucha información, ésta no es una lucha solo de una comunidad, que si la despojan termina de perderlo todo –señala Claudia–. También se trata de una gran extensión de tierras que están extranjerizando y apropiándose de puntos claves. No debería ser solo una comunidad mapuche enfrentando a estos capitalistas. Para la provincia, decir que las tierras son fiscales, los habilita a hacer esos manejes de tierra violando los derechos indígenas. Cada vez van implementando nuevas formas, siempre violentas, de avanzar con el despojo”.
Stella Maris Quiñehual es nuera de Irma Cayunao. Hace más de 30 años que recorre el territorio junto a Daniel Cayunao: “El alambrado no nos permite acceder a las alturas donde están las nacientes de agua, donde está nuestro ‘nguencó’ (dueño del agua), está nuestro lahuen (plantas medicinales), están los lugares sagrados donde descansamos y agradecemos cada año por recibirnos y brindarnos aire, agua, cielo y tierra, los cuatro elementos principales que nuestros abuelos nos enseñaron a respetar. Están nuestros alimentos naturales y también donde se crían nuestros animales”.
Hugo Alberto Barabucci, empresario santafesino vinculado a los Emiratos Árabes Unidos, posee casi 20.000 hectáreas en la zona en conflicto.
Explica que ahora es época de protegerse en zonas más bajas, en búsqueda de leña y para que los animales no queden atrapados por la nieve. “Pero nos encontramos con un alambrado. No son muchos animales, pero es nuestro capital, son los suficientes para alimentarnos, para negociar y adquirir insumos de primera necesidad. Son para compartir, para nuestra supervivencia. Otra vez nos están arrinconando, vamos a quedar entre el alambre y el río, que muchas veces no permite el paso, sobre todo en época de deshielo”.
Stella Maris dice que se le hace un nudo en la garganta cuando ve los alambrados cercando su territorio. Si bien se siente fortalecida por sus ancestros y asegura que “no podrán alambrar la palabra ni nuestra memoria”, espera que no se repita la historia tan conocida por su pueblo: “Si es así, no aprendimos nada. Si es así, el Estado y la Justicia seguirán siendo cómplices del despojo".
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