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Las mentiras de Bullrich

por Lautaro Romero
Fotos: Juan Pablo Barrientos
27 de junio de 2019

La Machi Betiana Colhuan y la Lamien María Nahuel, prima y tía de Rafael Nahuel, rechazan el relato de la ministra de Seguridad sobre el asesinato del joven mapuche en noviembre de 2017 en Villa Mascardi, Bariloche. “El prefecto Pintos debe pagar en la cárcel”, pidieron en conferencia de prensa.

Hace más de un año y medio que el prefecto Francisco Pintos asesinó por la espalda al joven Rafael Nahuel, durante la represión a la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu, tras haber recuperado un territorio sagrado en Villa Mascardi, Bariloche. 

Desde allá viajaron la Machi Betiana Colhuan y la Lamien María Nahuel, prima y tía de Rafita, en el marco de una serie de actividades de lucha, diálogo y conciencia por los derechos humanos de los pueblos originarios -y de toda una sociedad-, que organiza la Comisión por los Pueblos de los Presos Indígenas, en Buenos Aires.

María y Betiana se encontraron con los pocos medios que se hicieron presente en el Sindicato De Prensa de Buenos Aires (SiPreBA). Detrás de ellas, un cartel recita las lecciones de Rodolfo Walsh: “El terror se basa en la incomunicación. Rompa con el aislamiento”.

Tuvo que pasar todo este tiempo para que la Cámara Federal de General Roca revierta la teoría del “enfrentamiento” que terminó con la vida de Rafael; para que de una vez por todas la Justicia responsabilice al cabo Pintos por haber sentenciado al pibe de barrio que soñaba con ser carpintero. 

La Ministra de Seguridad justifica el asesinato de Rafael Nahuel. Habla de los mapuche como un “grupo violento”, una amenaza que hay que exterminar. 

“Se cayó la teoría de la Ministra que decía que fue un enfrentamiento. A Fausto Jones Huala y Lautaro González los quisieron encarcelar por muerte dudosa. Trataron de insinuar que ellos habían matado a Rafael. Pero el culpable es Pintos, él es el asesino. De todas formas los siguen persiguiendo. Pero ellos no van a negociar, siguen resistiendo en la clandestinidad”.

A principios de junio Pintos fue detenido y procesado en San Isidro-por orden de la jueza Sandra Arroyo Salgado-, acusado de “homicidio agravado”, por el crimen del 25 de noviembre del 2017, en Río Negro.
Pero la prisión preventiva no deja tranquilo al pueblo mapuche. 

No descansarán hasta ver a Pintos tras las rejas: “Aunque digan que está preso, que está detenido, para mí sigue estando libre, debe pagar en la cárcel. Vamos a exigir justicia hasta que tenga una condena”, afirma María. 

Francisco Pintos fue quien apretó el gatillo. Fue el Estado quien dio la orden. Es la ministra de Seguridad Patricia Bullrich la responsable. 

“Creemos que es necesario enmarcar esta situación en el marco del Estado que, a través del juez, de la fuerza de seguridad, del Ministerio de Seguridad, del ministerio de Justicia, llevamos adelante una acción legal, legítima, totalmente enmarcada a la ley, frente a una acción ilegal, violenta, inaceptable para la democracia de un pueblo que quiere vivir en paz", dijo Patricia Bullrich, en uno de sus discursos persecutorios.

La Ministra de Seguridad justifica el asesinato de Rafael Nahuel. Habla de los mapuche como un “grupo violento”, una amenaza que hay que exterminar. 

“Como mapuche, no me gustaría morir enferma. Me gustaría morir luchando por mi gente, por mi territorio”. 

“Es una mentirosa. Nos gustaría que Bullrich dé la cara. Cada vez que habla dice que hubo un enfrentamiento, que somos violentos, que somos terroristas y tenemos armas. Ellos son los terroristas que venden nuestras tierras a los extranjeros”, explica María. 

Y al instante recuerda a su sobrino: “Como mapuche, no me gustaría morir enferma. Me gustaría morir luchando por mi gente, por mi territorio”. 

Exigen que dejen de perseguirlos, que dejen armarles causas. Quieren que sus niños y niñas crezcan en un lugar sano, que aprendan su idioma -el mapundungun-, su cosmovisión, qué es una Machi. “Cada tres días viene la Policía y Gendarmería. Preguntan y quieren entrar. El Estado manda a reprimir, a golpear, a desaparecer. Y nadie hace nada. No les tenemos miedo, vamos a seguir luchando para recuperar nuestro territorio. Al menos para vivir -un poco- como mapuche, porque ya nada a ser como antes: ya estamos todos contaminados”, se lamenta María.