Compartir

La Garganta poderosa, una revista de cultura villera de Buenos Aires para todo el país

por Revista Cítrica
10 de julio de 2015

Cansados de que los medios estigmaticen sus barrios, decidieron hacer una revista. Aquí, la historia de una organización que es mucho más que una tapa.

Soñábamos un espacio, hace muchos años. Pero sin voz, ni vos, una garganta poderosa sonaba absurda, utópica, irreal. Y real. Poco a poco, empezamos a organizarnos desde la villa, para que ningún ente maléfico, ni benéfico, pudiera reforzar el egoísmo, ni el asistencialismo, que durante décadas nos quiso convencer de todo lo que no debíamos, ni podíamos hacer. A contramano, sellamos el primer acuerdo orgánico, el 9 de octubre de 2004: “Podemos”. Y en ese mismo instante, volvió a ponerse en marcha “La Poderosa”, aquella moto que surcó las Venas

Abiertas de América Latina, reinventada en un colectivo, hacia la misma utopía. Aleccionados por las experiencias comunitarias que precedían
a la nuestra, debimos consensuar ciertas garantías, para construir una plataforma popular que no partiría del día cero, ni del día ideal, sino de la carne viva herida por un Terrorismo de Estado y un Estado de Terror, que nos hicieron dejar de creer, a nombre de la buena fe.

Sin proclamarnos jamás una antinomia de las expresiones partidarias, cultivamos una propuesta política paralela a cualquier dinámica electoralista, desde la lógica asamblearia, la educación popular, el trabajo cooperativo, la lucha de los 30 mil y el faro del pueblo cubano. Alentando una transformación externa sin manos benefactoras y una transformación interna, como único camino posible al Hombre Nuevo, La Poderosa levantó sus banderas: la cultura del trabajo voluntario y el anonimato de todos sus dirigentes, como un modo de afianzar la prevalencia del colectivo, evitando cualquier tipo de cooptación partidaria, comercial o personalista.

Año a año, el movimiento pluricultural se fue volviendo un frente de asambleas villeras, porque pensar el desarrollo particular de una comunidad, validando como actores financieros a los sátrapas que saquean a las demás, además de ser estéril, resulta falaz. Sin la hegemonía de un foco sobre otros, pero respetando las reglas de articulación y los estratos de legitimidad que construye nuestra filosofía de la praxis, conformamos los cimientos de nuestra fuerza social, hoy compuesta por 13 asambleas: Zavaleta, Villa 21-24, Villa 31, Rodrigo Bueno, Chacarita y Fátima (Buenos Aires); La Plata y Tandil (Provincia de Buenos Aires); Villa Albertina y Bajo Yapeyú (Córdoba); Diagonal Norte (Tucumán); Libertador y Villa Florida (Jujuy).

Foros nacionales semestrales y asambleas semanales, a nivel barrial y provincial, alimentaron durante estos años infinitos espacios de crecimiento autogestivo, donde los pibes juegan un rol central, con el deporte y el arte como herramientas para el desarrollo. La liga de Fútbol Popular, integrada por hombres y mujeres, como el grupo Guitarreros Poderosos, conformado por chicos de distintas villas, entre otros sueños consumados, nos confirmaron que sí, era posible lo imposible. Y así, además de inolvidables viajes al mar o la nieve, llegaron las cooperativas poderosas, gastronómicas, textiles, recolectoras, distribuidoras, periodísticas o ambulancieras, conformando el entramado social que impulsó este año nuestra mejor apuesta al futuro: los centros de jubilados, “Juventud Poderosa”, en todos los barrios.

Nacimos, en síntesis, hace cincuenta años, con aquella moto del Che. O hace ocho, en aquella primera asamblea orgánica. Pero para muchos, nacimos recién el 1º de enero de 2011, cuando tomó voz nuestra cooperativa de comunicación, “La Garganta Poderosa”, ahora mencionada en muchísimos medios como un buen producto editorial o un mero acierto periodístico, desprendido de la tierra política fértil que la hizo nacer... ¿Se entiende por qué hablamos de la organización, en esta sección, pensada para medios de comunicación? Porque ahí nació el nuestro, lejos de los mandatos del periodismo de mercado y la empresa comercial, alumbrando una comunicación humana, desde una propuesta social. Hablan de la revista, los voceros hegemónicos, de las tapas de Maradona, de Messi, de Sabina, de Galeano, pero no hablan del poder que tenemos cuando nos organizamos. Y entonces, desde acá, preferimos abordar el trasfondo político de nuestro medio, en vez de su logística comunicativa, porque La Garganta no es un medio
distinto a los demás: su valor agregado está por detrás.

¿Cómo es posible una revista sin publicidad comercial, ni pauta oficial? Organizándonos entre muchos y compartiéndolo todo, desde la garra de un comedor pequeñito, hasta la inmensa influencia social que le confirió a Carlos Solari, la involuntaria tenencia del Indio en la jurisdicción de su fisonomía humana. Desestimados desde siempre los saberes excluidos de las academias y el talento de nuestras villas, hoy recibimos la invitación a dar charlas en medios o universidades que aún no tienen estudiantes, ni docentes, ni profesionales villeros. Y allí vamos, intentando evitar que nos presenten como un producto, mágico o natural, porque la experiencia de La Garganta no se puede estudiar, ni evaluar, mientras no estén dispuestos a develar que a la cultura villera sólo le dio voz el poder popular.

Atragantados de gritos, finalmente entendimos que no podíamos seguir dependiendo de las migajas que nos dieran quienes nos demonizaban, para rectificar nuestras verdades. Y cuando nos animamos a patear esa normativa de la desobediencia permitida, estalló el poder de nuestra propia voz, en este grito que potenciamos con la fuerza de los trabajadores que ningún Lanata Mata, ni puede sepultar. Pues tiempo antes de abrir la Garganta, La Poderosa pudo compartir una jornada inolvidable de resistencia y fútbol popular, con los trabajadores del diario Crítica, que aguantaban a fuerza de mate y frazadas, para no negociar la dignidad, ni la identidad colectiva que ahora imprime esta revista cooperativa. Unos años después, en los caminos de esa utopía, cítricos y poderosos nos volvemos a encontrar, compartiendo como aquel día una lucha universal, sin patrón, ni patronal. Soñábamos un espacio. Y acá está.