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"Este es un gobierno de ricos para ricos"

por Saverio Lanza
20 de septiembre de 2018

Para los funcionarios de Cambiemos, Fanazul era "un centro de militancia política" con empleados "con contratos absurdos". Después de 9 meses de lucha por sus puestos, los trabajadores repudian los agravios y denuncian la persecución que sufren. De ninguna manera bajan los brazos: “Vamos a seguir con el acampe”.

El Estado argentino, a través de sus dirigentes, continúa justificando el vaciamiento y los despidos en el estamento nacional. Las empresas hegemónicas de comunicación amplifican las voces oficiales, e irremediablemente silencian a los miles de trabajadores que quedaron en la calle.

A fines de 2017, les tocó a los trabajadores de Fanazul, la planta de Fabricaciones Militares, ubicada en la ciudad de Azul, que exportaba explosivos para mineras y canteras de la región. Cambiemos decidió cerrarla.

Tras casi 9 meses de lucha y acampe, los trabajadores de la fábrica no aflojaron en su protesta por la continuidad de los puestos de trabajo. En ese contexto, "el secretario de Investigación, Políticas Industriales y de Producción para la Defensa", Luis Riva, se animó a decir que Fabricaciones Militares era "un centro de militancia política" y que tenía empleados "con contratos absurdos".

En un almuerzo realizado por el ultra elitista Club Rotary, Riva espetó conceptos como que "en una sala encontramos, literalmente, a unos 50 chicos de La Cámpora, que se dedicaban a tuitear cosas de la ex presidenta", y se colgó las medallas de "conseguir el equilibrio fiscal" y de "reducir los aportes del Tesoro".

Ante estas declaraciones, la respuesta de los trabajadores de Fanazul no se hizo esperar. "Quiero repudiar las palabras de este siniestro personaje, 'el monje negro' Luis Riva. Lo que ha salido en los medios de comunicación es lamentable, por donde se lo mire", aseguró a Revista Cítrica Omar Menchaca, secretario de Prensa de ATE y titular del comité mixto de seguridad dentro de la fábrica de pólvora y explosivos Fanazul, dirigente perteneciente a la asociación trabajadores del Estado desde hace 30 años. 

"Es fácil echarle la culpa a La Cámpora por esto o por lo otro. ¡Como si fueran terroristas! Este tipo no sé qué ve en La Cámpora. No sé cuál es el motivo de rechazo de que los trabajadores que hayan ingresado tengan afinidad política por La Cámpora", se preguntó Menchaca. 

Inmediatamente aseguró: "Me voy a hacer cargo de mi fábrica. Por La Cámpora, en Fanazul, en la ciudad de Azul, entraron 10 trabajadores. Siete fueron a trabajar a la planta de dinamita. ¿Sabés lo que significa eso? Que te vas a tu casa todos los días con la cabeza destruída, te la llevás en la mano; que no sabés si volverás a ver a tu familia, con el peligro que arrastra trabajar con los explosivos. Otros dos entraron en la parte de Seguridad, y uno entró en Administración".  

Pareciera que no fueron tomados en lugares de privilegio.

Claro que no. Por eso te digo que Riva es nefasto. Estuvimos en Buenos Aires, una vez. Yo fui partícipe de una reunión con él, donde también estaban todos los directores de la fábrica. Nosotros le insistíamos sobre el tema de la firma del contrato. Eso fue a principios de diciembre del año pasado.  

¿Cómo fueron tratados por Riva?

Fue con un desprecio total a los trabajadores. Nos tiró el papel en la mesa y nos dice: "Yo se los hago firmar el contrato, pero eso no quiere decir que mañana no los eche". Lo dijo con un desprecio hacia nosotros, hacia los trabajadores. Rivas es un tipo lamentable. Vino a Azul. Demasiado buenos fuimos. Es un tipo despreciable, nefasto; de esos tipos que se la dan de religiosos, que viven en la Iglesia. 

¿Cómo sigue la lucha de Fanazul?

Nosotros seguimos con el acampe. El 28 de septiembre vamos a cumplir 9 meses. El 25, en el paro nacional, vamos a hacer una radio abierta y una choriceada. Estamos preparando una movilización grande en Azul para el día 28 diciembre, donde se va a cumplir un año desde que hemos quedado desocupados. 

¿Cómo están ustedes a nivel humano?

No nos hemos dado por vencidos; por nada en el mundo, al contrario, seguimos. De los 220 trabajadores solamente consiguieron trabajo 10, en blanco. El resto están en changas, otros -como en el caso mío- estamos sin laburar, por mi edad, y por ser sindicalista -cosa de la cual no me arrepiento-. También estamos con problemas intrafamiliares; matrimonios que se han separado; un trabajador tuvo que vender la casa; otros trabajadores están vendiendo los autos, lo poco que habían conseguido con esfuerzo lo están vendiendo para poder comer y darle de comer a su familia. 

¿Creés que pueda haber una solución satisfactoria al conflicto?

Para nada. Este es un gobierno de ricos para ricos. Un gobierno que va a quedar en la historia negra de nuestra Argentina. Yo tengo 59 años: ni en la época de los militares ha sido así, esto es una dictadura. 

¿El Gobierno los está apretando de alguna forma?

A nosotros, por ejemplo, los dirigentes que salimos en los medios, que somos quienes nos ve más la gente, nos pincharon los teléfonos, y los tenemos aún pinchados. Esto es una vergüenza. Si esto no es la dictadura, ¿la dictadura dónde está? Nos persiguen. Aún nos están persiguiendo. Nos están desmantelando la fábrica. Estamos peor que en la dictadura. Una hiperinflación que nos está llevando al abismo. Un país que se ha derrumbado totalmente, sin rumbo, que no tenemos soberanía nacional, no tenemos soberanía económica. Creo que es un gobierno con fecha de vencimiento. 

¿Cuáles son los planes de los trabajadores de Fanazul en el corto y mediano plazo?

Nosotros vamos a seguir luchando, porque tenemos un hilo de esperanza de que -si llega a ganar el peronismo- nos prometieron que Fanazul se volvía a abrir. Así estamos; y nos vamos a quedar en el acampe hasta las próximas elecciones. Ya llevamos 9 meses; no nos va a costar demasiado estar 9 meses más. No tenemos nada. Nos rotamos; algunos vamos de mañana, otros de tarde. Otros de noche. Hacemos lo que podemos. Pero al acampe lo continuamos, y a la lucha la vamos a seguir.