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Esa llamita contagiosa que nunca se apaga

por Revista Cítrica
24 de mayo de 2019

Cuatro jóvenes perdieron la vida en la Masacre de Monte. Las versiones oficiales, los encubrimientos de la Policía Bonaerense y la espectacularización mediática no pueden con un pueblo que reaccionó en las calles. Pibes y pibas que denuncian la persecución y los abusos de las fuerzas de seguridad y exigen justicia por Danilo, Aníbal, Gonzalo y Camila.

Danilo amaba el rap, tenía 13 años, también le gustaba andar en patineta. Aníbal era de la provincia de Misiones, llegó a San Miguel del Monte por un trabajo, tenía 22 años. A Gonzalo también le gustaba rapear, tenía 14 años y era muy amigo de Danilo, con quien se juntaba a escribir canciones en la plaza cerca de su casa. Camila y Rocío eran mejores amigas, el domingo se reunieron en la casa de Cami para ir juntas al colegio al día siguiente.

Aníbal no podrá volver a su Misiones natal, las personas que pasen por la plaza de San Miguel del Monte ya no escucharán las rimas de Dani y Gonza. Cami y Ro no tendrán más noches de pijamadas. Todo esto porque tres policías terminaron con sus vidas. El subcomisario Julio Micucci, el capitán Rubén García y el oficial Leonardo Ecilape.

Hay quienes ya no se sorprenden de los abusos de las fuerzas de seguridad porque son sistemáticos, constantes, porque saben que cada 21 horas el aparato represivo del Estado asesina a una persona. Sin embargo, no sorprenderse no significa acostumbrarse y resignarse a que siga pasando cuando la angustia y la tristeza invaden el alma frente a cada nuevo hecho. Para muchxs salir a las calles a denunciar estos atropellos, a gritar la bronca, a exigir justicia, sigue siendo la vía contra la impunidad de la violencia institucional que se lleva la vida de lxs pibes. El caso de San Miguel del Monte traspasó todos los límites imaginables. Mentiras, coimas, justificaciones absurdas, borramiento de pruebas y en el medio, una ministra de seguridad defensora de la doctrina Chocobar que se llama al silencio. Y cuando habla responsabiliza a las víctimas, defiende a los asesinos.

Esto es la gota que rebalsa el vaso ¿acaso no saben los casos de abuso policial?

En diálogo con Revista Cítrica, Mauricio Sansone, primo de Danilo asegura que lo que pasó no fue un accidente: “Las tragedias tienen otro desarrollo, esto tiene otra definición, es una masacre. Salieron a cazar y lo lograron. Sabemos bien en el contexto que estamos con Patricia Bullrich en Nación, de Chocobar en adelante. Esto es la gota que rebalsa el vaso ¿acaso no saben los casos de abuso policial? Por eso el pueblo sale todos los días. Ayer venían madres que habían tiroteado a los hijos, es parte del funcionamiento de la policía en la sociedad. ¿Seguridad para quién? La masacre es parte del funcionamiento que tienen, es la fuerza armada del Estado. ´Es un contexto revolucionario, tenemos que establecer el orden´, me dijo un jefe de policía que preventivamente se hizo cargo de la seguridad de Monte después de la masacre”.

Pueblo chico, infierno grande

El lunes a la madrugada empezaron a circular las primeras versiones que hablaban de una persecución policial a un auto manejado por un joven de 22 años, acompañado de cuatro adolescentes, que estaban robando, que hubo un llamado al 911 denunciando un vehículo involucrado en un hecho delictivo, que fue un accidente, que el auto no tenía impactos de balas y que chocó contra un camión que se encontraba estacionado. Todo eso se atrevió a inventar la policía con cuatro jóvenes muertos y una adolescente internada en estado crítico.

“Me dormí porque estaba muy cansada, había trabajado todo el día. Me dormí tranquila porque sabía que mi hija estaba en mi casa, a salvo con su amiga”, cuenta Yanina Zarzoso, mamá de Camila, mientras se lamenta, se culpa por haber cambiado de colegio a su hija, ella se lo había pedido, piensa que tal vez si eso no hubiera ocurrido no habría conocido a sus nuevos compañeros, Danilo y Gonzalo, con quienes fue a dar un paseo, una travesura de chicos, y tal vez hoy no la estaría llorando. Pero el desencadenante de esta masacre no fue el cambio de colegio, fue el abuso de las fuerzas de seguridad, la impunidad con la que actuaron, su accionar excesivo, desmedido, que ante cualquier situación dispara, golpea, persigue, acusa, sin siquiera una certeza, ni una prueba, a mansalva. Las vainas que descargó la policía las encontró una vecina y se las entregó al papá de uno de los adolescentes fallecido.

Es un contexto revolucionario, tenemos que establecer el orden, me dijo un jefe de policía que preventivamente se hizo cargo de la seguridad de Monte después de la masacre.

A las 3 de la madrugada del lunes, Yanina recibió un llamado, era su amiga de toda la vida, la mamá de Rocío, quien le contaba llorando que su hija había tenido un accidente. Yanina corrió a la habitación de Camila y se dio cuenta de que la cama estaba vacía. Rápidamente los medios se hicieron eco de las versiones falsas de la policía, relatos plagados de mentiras, tergiversaron los hechos, justificando lo injustificable. En un video se muestra cómo un policía saca su cuerpo de la ventanilla mientras abre fuego contra el vehículo en el que circulaban lxs jóvenes, el oficial declaró que no estaba disparando, sino que estaba alumbrando con una linterna la patente del auto para verla con claridad, algo difícil de creer en una avenida totalmente iluminada. Ayer se supo que el fiscal general de la Provincia de Buenos Aires, Héctor Vogliolo, confirmó que uno de los chicos fallecidos tenía una bala en la zona cercana a la pelvis. La primera pericia que se hizo del auto fue anulada debido a las irregularidades que presentaba, afirmaba que el auto no tenía orificios de bala, por ese motivo se volverá a realizar.  

“Me están acompañando otras personas que no son de Monte, que tienen otra cabeza. Acá somos un pueblo muy conservador, acá la gente no habla, calla, solo juzga. Se preguntaban que hacían los chicos en ese auto, yo respeto las opiniones, pero necesito que me respeten a mí porque nos puede pasar a todos. Es importante que como pueblo estemos unidos, que por primera vez dejemos de ser callados y hablemos. Hay videos, audios que prueban que el policía que estaba a cargo en ese momento quiso coimear al camionero para que mienta en su declaración y se vaya, los audios ya están presentados en la fiscalía”, destaca Yanina.

Lo cierto es que después de cuatro días, hay 12 policías apartados de sus cargos, ese es el número de oficiales que colaboraron en el ocultamiento de pruebas en complicidad con los que causaron la masacre. Lo cierto es que, en un pueblo chico y silencioso, los tiros se escucharon en casi todas las casas, desde los barrios más cercanos a la ruta, hasta los más alejados. No pudieron ocultarlo, la policía tiró a matar. Lo cierto es que ayer todo el pueblo habló y pidió justicia por Dani, Gonza, Cami, Anibal y por Rocío, que lucha por su vida. Según el parte médico emitido hoy por el Hospital El Cruce, Alta complejidad en Red de Florencio Varela donde permanece internada, se encuentra en estado crítico.

“La relevancia que está teniendo, que les toque la silla a los funcionarios, que a partir de eso se movió la causa, no es por ellos, es el pueblo que se organizó. Los compas de la escuela, es su llama la que hizo que esté sucediendo todo esto. Tengo 27 años y le decía a un profe de historia, no sabés lo que fue la clase en la plaza ¡qué va a ser violenta! Hubo bombos, platillos, patineta, la respuesta fue con arte, nos llenan el pecho, estas generaciones están empoderadas, son un ejemplo para el pueblo, para la sociedad en general. No son los medios, son los pibes prendidos fuego, milité y estuve en manifestaciones, el fuego de los pibes y pibas ahí no lo puedo creer, esa llamita revolucionaria es contagiosa”. Así describe Mauricio cómo vivió la manifestación que tuvo lugar ayer en las calles de San Miguel del Monte en reclamo de justicia.

En un principio la causa fue caratulada como homicidio culposo agravado por pluralidad de víctimas y tenía un único responsable: Aníbal. Cuando empezaron a caerse una a una las mentiras de la policía todo empezó a cambiar: testigos que por miedo habían decidido callar comenzaron a hablar, cambió la causa porque el pueblo se levantó, personas que estuvieron en el momento del accidente se animaron a dar su testimonio. “No me sorprende para nada lo de la policía, cada vez me entero de más casos de abuso policial a menores. Recién en la marcha uno de los pibes me dijo: ´Me pararon para pedirme los papeles de la bici´. Lo hacen para verduguear, puntapié del abuso policial. Dani era parte de los pibes que se juntaban a hacer rap. El domingo a la noche salió con la patineta, se subieron a un auto, con ese fueguito. Los pibes venían re verdugueados, a las 12 de la noche los policías venían y los sacaban de la plaza. Lo reconozco en toda esta llama, esto que se está generando es parte de ellos”, se emociona Mauricio.

El abuelo de Camila fue uno de los que se acercó al lugar del hecho en el preciso instante que se enteró, cuando llegó vio al camionero, el destino o la casualidad quiso que se encuentren para impedir la última coartada de la policía. El hombre le contó que ya había declarado y agregó: “Lo que me llama la atención es que en la declaración que hice no pusieron toda la información que di”. También le comentó que en la comisaria le dijeron que se podía ir. El padre de Yanina le respondió: “Por favor no te vayas, anda a declarar con un fiscal, te lo pido por mi nieta”. Y así fue, volvió a testificar en una fiscalía de Cañuelas, esta vez sin la arbitrariedad policial.  “Vamos a seguir hasta que se haga justicia, la justicia que no tenemos hoy en día. Apagan el fuego con nafta, desafectan 12 policías, pero hay 100 de Infantería ahora, la ciudad está rodeada, esa la respuesta: más Infantería, como el argumento del jefe de policía: ´Para restablecer el orden, para equilibrar este ambiente revolucionario´. No quieren perder fuerzas acá, por eso es importante el pueblo organizado. Vamos a volver a concentrar en la plaza, para seguir pidiendo justicia, la respuesta de los pibes es con arte, arte en respuesta a tanta policía. Patineta y rap frente a la policía”, relata Mauricio, casi convirtiendo en poesía su tristeza y su rabia.

Es importante que como pueblo estemos unidos, que por primera vez dejemos de ser callados y hablemos

A Yanina apenas le salen las palabras, con la voz entrecortada cuenta: “Con todo el dolor del mundo hay algo que no sé qué es, pero me mantiene fuerte porque yo necesito justicia, no puedo parar de pensar en mi hija. Si la policía no hacía esta pelotudez que hizo, mi hija hubiese dado esa vuelta en el auto y hoy estaría conmigo. Los quiero presos, porque en Monte suele pasar que a los policías los derivan. Pero creo que con la forma en que se está movilizando el pueblo va ayudar. Por primera vez el pueblo se está movilizando”.

Un pueblo movilizado. Un pueblo que transformó el silencio en grito colectivo y lo llevó a la plaza de Monte. A esa plaza donde las rimas de Dani y Gonza ya no sonarán, donde Ro y Cami ya no pasearán y tampoco Aníbal podrá disfrutar. ¡A les pibes les mató la policía! ¿Cuántas veces más tendremos que escribir esa frase maldita?