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“Mi libro es una venganza”

por Nelson Santacruz
Fotos: Rodrigo Ruiz
21 de mayo de 2025

Las crónicas y las poesías de Elvis Báez se mecen entre la droga, la olla popular, los pasillos y la belleza de una villa que lleva 70 años escupiendo cultura desde abajo. Su primer libro “Consciencia y Clase” es una venganza contra todo aquello que dijo que él no podía escribir, gritar, y contra tantísima negación de las historias como la suya.

Elvio Báez, o Elvis, se describe como un nativo de Villa Itatí. Su barrio lleva al menos 70 años en Quilmes, y él 33 recorriendo esos pasillos que se abrazan entre la localidad de Bernal Oeste y Don Bosco. “Nací en La Boca, pero al toque me vine para acá. Soy hijo de una formoseña y de un paraguayo. Mi viejo llegó desde San Pedro del Paraná y mi vieja de Clorinda”, dice, hace silencio como recordando el valor de sus raíces. Bajo su visera, su calma, hay un ser que escribe, que se pausa y observa la cloaca rota, el pasillo oscuro, el trajín, los ladrillos. “La pandemia fue un gran disparador de mis letras, pero antes ya hacía frases, poesías, era mi mundo de fantasías”. 


Elvis dice que el periodismo popular, ese que se aprende en el territorio, lo hizo comprender dónde estaba parado, entendió la división de clases, le abrió otro camino a su pluma. Fundó Itatí Tv, pasó por La Garganta Poderosa, colabora con Mundo Villa y transita sus experiencias en distintos puntos culturales leyendo sus obras. 

“Las hojas que caen a tiempo” fue su primer trabajo publicado como un ensayo, un “prototipo”, un spoiler de lo que es su primer libro “Conciencia y Clase”. En este último, Elvis pretende resaltar su cara más poética: “Hay crónicas y poemas publicados en medios, células que se dispersan en varios lugares y que nacieron de mi”.

-¿Qué buscás con tu libro Elvis?
-Quiero que mis textos lleguen a la clase media no solo por su puerta, sino también por la ventana, el techo, por cualquier lado. En este poemario con crónicas yo cuento las vivencias del barrio. Se dio gracias a que la editorial “Desde Adentro” me ayudó. Es un colectivo artístico independiente que colabora con otros artistas para potenciarse. 

“Mi viejo era albañil, iba a laburar muy temprano, como mi vieja en la limpieza. Me crié por ahí solo, con mis tías, con alguien que alguna vez pagaban… solo todo el tiempo”, explicó y ahí recordó que hasta por las paredes se ponía a escribir. “Le hacía cartas dedicatorias a mi familia y a alguna chica que me gustaba”, fue eso al comienzo.

Fue luego de la pandemia que se fue amasando “una asambleíta”, la comunicación con la escuela, las ollas populares y las palabras latieron en el mismo barrio: “Hace un mes que no tengo agua”, le dijeron una vez. Elvis camina con eso en la mente, anda por las noches mirando las filas de esos comedores que ofrecen cenas, todo explotado de gente… y luego se sienta a escribir.

El consumo problemático de drogas o alcohol es un monstruo que tortura a Villa Itatí. Lo ve, lo siente, se sabe, es histórico. “De esos graves temas después me llega que un vecino pide si puedo difundir que la salita se quedó sin dentista”, añade. Esa mixtura no queda en la desgracia, se hace letra, y convive con la hermosa y plural identidad villera que tiene un multiverso de bellezas propias. No todo es una mierda.

“Mi libro es como una venganza, a la tantísima negación de nuestras historias, ¡es un logro!”, comentó orgulloso.

-¿Qué se va a encontrar el lector en tu libro?
-Pibes que se chocan con la bala, balas que se chocan con los pibes. La policía y el bondi que tiene con algún tranza. Cómo un pibito de 15 años termina pagando los platos rotos, ¿no? Y este es un pedacito de lo que tengo en mente, expresé poco de esa parte porque también defiendo la belleza de Villa Itatí. 

-¿Y qué te hace sentir este resultado ya en mano?
-Uno quiere sentirse útil, ser uno, ser protagonista alguna vez para dejar de ser testigo un rato. Lo que yo quisiera es cambiar la historia de Villa Itatí. Yo fundé Itatí Tv que ahora ya no es mío, pero es algo que el barrio se identifica… se generó comunidad. Todo es una construcción que me hace sentir bien.


El libro “Conciencia y Clase” lo vende como otra moneda más para su día a día, aunque claro… no es su objetivo. La manera de obtenerlo es, por ejemplo, escribiéndole a su Instagram @baezelvioantonio. “Para mí la poesía es como el aire, ¿viste?”, cierra. Y asegura que en ella encuentra mayor libertad al mezclarla con su periodismo territorial: “Una de esas dosis que desconocía”.