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Un Fuerte Apache distinto al que nos vendieron

por Nelson Santacruz
Fotos: Centro de Producción Fuerte Apache
06 de noviembre de 2024

En un rincón del Fuerte Apache un grupo de pibas y pibes se organiza con distintas herramientas de comunicación para cubrir historias dentro y fuera de su barrio. La autogestión, los sueños, el amor por el periodismo y los desafíos en una Argentina donde cada vez hay menos incentivos para los proyectos de base.

Esa tarde, Fabri, uno de los pibes del Centro de Producción Fuerte Apache tenía una cobertura con Rodri, fotógrafo del espacio. Resulta que entre los monoblocks roídos, lejos de cualquier prensa amarillista, se prendería la “Fiesta de la Amistad Cumbiambera”. El barrio bailaría desde la tarde hasta la noche al ritmo de las cumbias mexicanas, colombianas y argentinas con Djs, vinilos, choripanes, sorteos y escabio. 

Mientras tanto, Natanael grababa una entrevista en la productora para un trabajo práctico de su carrera de periodismo. Daniela operaba la radio y Sofía cebaba unos mates en un rincón de la Capilla Santa Clara donde, entre otras cosas, llevan adelante un taller de periodismo popular. Estos son apenas algunos nombres de un grupo de jóvenes que de manera independiente se sostienen en uno de los puntos más estigmatizados del país.

La arquitectura de la zona está compuesta por edificios altos y monoblocks divididos entre nodos y tiras, muy cerca de la Villa Matienzo, a pocas cuadras de la General Paz. Este conglomerado forma parte del barrio llamado “Ejército de los Andes” que fue producto del Plan de Erradicación de Villas nutrido, por ejemplo, con muchas familias de la Villa 31 que terminaron en estos suelos en los 70’. Sofía, en este sentido, aclaró: “Hacia el 2000/2001 un periodista vino a cubrir una noticia de manera amarillista y tiró: ‘estamos en el Fuerte Apache…’. Y desde entonces le quedó ese apodo”. Situado al norte de Ciudadela, en el partido bonaerense de Tres de Febrero, hay poca data de su demografía, casi como si a nadie le importara. La página oficial del Gobierno de la Provincia dice: “Según el Censo 2001, habitan alrededor de 35.000 personas”. Hacia 2019 el municipio tiró un estimativo de 45 mil, pero los pibes de la productora estipulan que ya hay más de 60 mil habitantes en la actualidad.

“Uno de los temas más urgentes del barrio tiene que ver con la infraestructura”, dice Daniela. “Las obras públicas están abandonadas hace tiempo: edificios sin ascensores, sin agua potable, escaleras caídas, humedad”. El Fuerte tiene tanta historia que ya no se traduce solo en los monoblocks sino en la extensión de casas bajas que genera una mixtura única de culturas, luchas, gente trabajadora y necesidades: “No puedo explicarlo bien, pero lo que veo es que aumentó mucho la cantidad de gente en consumo. Sentimos que debería haber mucha más contención y prevención”.

La productora ya tiene seis años de vida. Se desprende de “Mundo Villa”, un conocido medio de comunicación villero con el que siguen articulando: “Son nuestra familia, nacimos de ellos. Siempre están presentes cuando hacemos actividades”, dice Sofía. Y sigue: “Nos construimos trabajando en su momento -cuando existía- con la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) y acá, dentro de la Capilla Santa Clara, estamos hace un poco más de dos años siendo independientes”. 

EL DESAFÍO DE LA COMUNICACIÓN VILLERA

Una decena de pibes y pibas son los que hoy hacen latir esta productora de contenidos audiovisuales. Sus laburos pueden verse en varias redes como el canal de Youtube: “Hacemos radio streaming bajo programas como Literatura Delictiva, Clubes de mi Barrio -que es una sección-, Cultura Apache, Bloke Retropikal o Bardo Panda”, resume Sofía. Y agrega que buscan financiar cortos y sus coberturas como la Caminata a Luján, la marcha del 24 de marzo e incluso los videoclips que hacen para artistas como La Queen, con quien produjeron la canción “Miel”.

-¿Qué representa hoy esta productora para ustedes?
-Sofía: No solo somos vecinos y vecinas del Fuerte sino algo más... Somos todos los que tenemos un interés en formar parte de un equipo autogestivo y de corazón. Nos sobran ideas. Un compañero por ejemplo busca mostrar experiencias con la moda afuera del barrio, no solo lo que pasa acá.
-Rodrigo: En los barrios hay mucho emprendimiento que necesita comunicarse en las redes sociales. ¡Para eso también estamos! Este es un equipo creativo incluso en el marketing digital, nos seguimos capacitando. Varios de acá están en un curso de “Semillero Digital” para manejar redes.

Coberturas en calle, en barrios populares, fotografía de eventos, manejo de redes sociales, producción audiovisual, proyectos de cortos, videoclips, radio, redacción, marketing son solo algunas de las herramientas de este grupo: “Siempre apuntamos a ser un medio de comunicación con estas características”, señala Daniela. “Está difícil porque no hay recursos y como en varios medios autogestivos, trabajamos de otras cosas”.

-¿Cambió algo en la comunicación hegemónica todos estos años sobre cómo muestran a los barrios populares?
-Daniela: Nos siguen mostrando como siempre con una salvedad. Hoy tal vez se acepta un poco más a los comunicadores de los barrios en el sentido de que hay muchos pibes haciendo streaming o reels más de color, más de comedia. De repente, “¡fua los turros están re de moda!”. Pero para mí no deja de ser una demostración de cierto morbo.
-Natanael: Puede que la lucha sea para siempre. Hace años que decimos esto. Una vez en un taller con Google invitaron a periodistas de La Nación, Clarín, TN para contar los formatos románticos de nuestras historias. El típico “nene que viaja tres horas para llegar a una escuela”.

-¿Y qué pensás de eso?
-Natanael: Que ellos -los medios tradicionales- quieren sembrar esa manera de contar las historias: es una lucha de siempre. Por eso digo, ojalá que no, pero puede que la lucha sea para siempre. A veces a nosotros nos cuesta que la gente nos reciba. Piensan que con la cámara vamos a preguntarles sobre los tiros o las drogas… eso es instalado por otros. Pero desde nuestro espacio, que tal vez parece pequeño, queremos mostrarle otra cosa al mundo.

Fuerte Apache, un territorio excesivamente narrado por otros, ahora tiene su revancha comunicacional:  el Centro de Producción Fuerte Apache