La LMA ha permitido un pequeño milagro. Una pequeña victoria, una de esas que cambian la vida de las personas, una de esas en las que los eternos derrotados de la historia sonríen y les toman el pelo a todos los años de explotación y usurpación sufridos. La pequeña victoria, que precedió y precederá a un montón de otras pequeñas victorias, se produjo, hace ya más de un año, en noviembre del 2011 cuando empezó a transmitir en medio de la puna jujeña, la primera radio de las comunidades ancestrales. Esta pionera se llama Pachakuti y en su nombre quechua encierra el significado de todas las radios de los pueblos originarios surgidas en el último tiempo. Pachakuti significa el retorno de los viejos y los nuevos tiempos. El mito andino divide la historia en tres épocas: la armónica (antes de la invasión europea), la de sufrimiento y angustia(la de la invasión europea) y la nueva época (la de la recuperación y el retorno de la armonía). Pachakuti es el momento de transición que une estas últimas dos épocas. Y la radio Pachakuti es la que permitió que las voces de quienes poblaron el territorio argentino antes que Clarín, que el gobierno actual y que vos, que estás leyendo, comenzaran a oírse.
La radio Pachakuti da inicio al periodo de transición. “Empezamos con un programa en otra radio, en la FM Cesar Quipildor 99.9, haciendo ediciones en nuestro idioma con la idea de volver a la Tierra, a la Pachamama, pero fundamentalmente a nosotros mismos”, dice Armando Kispe, del equipo de la primera radio de frecuencia originaria que obtuvo la autorización para transmitir desde la Puna jujeña. “No empezamos cuando se sancionó la ley, comenzamos antes, participando activamente de los foros en donde se fue formando la norma con comunicadoras y comunicadores de los Pueblos Originarios. Así, establecimos el derecho a la comunicación con identidad”, rememora Kispe, quien también es parte del Equipo de Comunicadores y Comunicadoras de los Pueblos Originarios (Eccopo). Junto al Equipo de Comunicación Andina del Pueblo Kolla de la Puna, fueron capacitándose. “Y pronto tuvimos en las manos el proyecto de la Pachakuti: cuando salió la ley, lo presentamos y logramos la matrícula, la primera. El 30 de noviembre del año pasado nos dieron el aire”, evoca Kispe. “A un año de nuestra primera emisión podemos decir que tuvimos un periodo colmado de satisfacciones y de dificultades”, remarca el comunicador Chaski del Pueblo Kolla de la Puna. Al ser la primera radio indígena amparada en la LMA, la emisora tuvo y tiene que demostrar sustentabilidad y proyección en el tiempo. Y también debe luchar contra las inclemencias del tiempo como las tormentas que no dejan transmitir a la antena. Por el lado de las satisfacciones para Kispe no hay nada más valioso que conseguir la solidaridad: “Demostramos que no somos un sueño aislado en la gran Puna, que nuestra comunidad no está sola sino que se comunica con el resto y así nos fortalecimos”. Pachakuti llega, cada día, durante 14 horas, a las 30 comunidades aledañas de Abra Pampa. Y aparte de brindar las noticias que suceden allí mismo, relata historias acontecidas en otros tiempos en aquellas sociedades, que sirven para rescatar también a autores y autoras andinas. Y así recuperar la identidad. El equipo de Pachakuti está compuesto por doce personas que empezaron a formarse y perfeccionarse antes de la sanción de la LMA. “Cuando llegó la licencia estábamos preparados”, celebra el comunicador. Y, por eso, no tardaron en mostrar su identidad, una milenaria y sabia, perdida entre medios acostumbrados a uniformar contenidos. “No sólo apuntamos a la comunicación con identidad sino que consideramos que hay diversas maneras de comunicarse, y aún más, multiplicidad de receptores. La madre Tierra es una receptora, por ejemplo, y nosotros apuntamos también a ella”, indica Kispe. Para el comunicador del pueblo Kolla, la radio Pachakuti es lo que dice el nombre. Un retorno a los viejos tiempos y también a los nuevos tiempos: “Volvemos a nosotros, no nos quedamos en el tiempo y la ley nos ayuda a recuperar el respeto, lo pluricultural. No somos un sueño en medio de valles y quebradas: somos nuestras voces, con identidad”.