El fotógrafo Pablo Grillo fue herido mientras tomaba una imagen en la marcha de Jubilados en Congreso. Estaba agachado en el piso cuando la policía le tiró un tubo de gas lacrimógeno en la cabeza. Tiene pérdida de masa encefálica y está muy grave en el Hospital Ramos Mejía. Pero, ¿Quién le disparó realmente?
¿Quién es el que dispara? ¿El gendarme Primero Guerrero, que pertenece a la unidad móvil #6, de la Sección de Empleo Inmediato? ¿O es el comandante mayor Héctor Ferreira, jefe de Guerrero? ¿O es el comandante general Marcelo Fabián Porra Melconian, jefe del Comando Región I de la Provincia de Buenos Aires, por lo tanto jefe de Ferreira y jefe de Guerrero? ¿O es el director nacional de la Gendarmería, Aníbal Ariel Bronzetti? ¿O es la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, especialista en montar farsas para justificar su vocación por maltratar, injuriar y reprimir con métodos cada vez más crueles y odiantes a los sectores más castigados de nuestra sociedad?
¿No dispara acaso el presidente Javier Milei, cuando trata de “hijos de puta” a quienes marchan para defender a los jubilados y las jubiladas que se cagan de hambre bajo su gestión? Milei estafa (y de eso se trata esta edición) Caputo hambrea Bullrich reprime Así podría resumirse la santísima trinidad de esta época. Porque el cartucho de gas lacrimógeno que le fracturó el cráneo al fotógrafo Pablo Grillo salió del arma de Guerrero, pero esa arma viene cargándose y agitándose por funcionarios desde los primeros días de este Gobierno. Lo que hace la Policía –o la Gendarmería, o la Prefectura, o la PSA, lo mismo da– es lo que hizo siempre: cumplir órdenes, desmedirse, pegar y disparar, porque nadie la controla ni la modera.
Como sostiene la reconstrucción realizada por la organización Mapa de la Policía, Guerrero disparó ese cartucho de gas de manera ilegal y sin cumplir ningún protocolo. En vez de poner el arma en 45 grados, como se exige, le apuntó directamente a Grillo, que solo estaba haciendo su trabajo: sacando una foto detrás de unas maderas incendiadas, con el Congreso y el humo en el horizonte. Mientras Pablo lucha por su vida en una sala de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía, mientras recibe el apoyo de cientos de sectores disímiles, las marchas de jubilados y jubiladas de los miércoles seguirán. Nuestra historia ya lo dejó claro: solo la organización vencerá al tiempo.
Esta editorial salió publicada en la versión en papel de Revista Cítrica del mes de marzo de 2025.

Irresponsable y violenta
¿Desde cuándo está prohibido que los chicos vayan a las marchas?¿Las madres que marchan con sus hijos son irresponsables y violentas?¿Vos no marchabas cuando eras chico?

El violento oficio de fotografiar
Trabajadorxs de prensa y reporterxs gráficxs se manifestaron en silencio y con imágenes del horror represivo frente a la sede del Ministerio de Seguridad. Exigieron la renuncia de Patricia Bullrich. No hay democracia sin libertad de expresión.

El superclásico represivo de cada miércoles
El Superclásico represivo de cada miércoles tiene lugar en Congreso desde que Patricia Bullrich anunció su protocolo antipiquetes. Las fuerzas de seguridad despliegan toda su crueldad y reparten palos y balas contra jubiladas y jubilados que reclaman una jubilación digna.