Dos mujeres que viven de trabajar la tierra y producir verduras fueron reprimidas brutalmente por la policía. Quedaron esposadas en el piso de la comisaría de Olmos. Sin agua y sin comida. Comentarios racistas, manoseos y abusos de poder.
Elizabeth Aldati y Esmery Segovia Roso estuvieron detenidas desde el mediodía del martes 24 hasta las 6 de la tarde del miércoles 25. Son vecinas del barrio de Etcheverry y trabajadoras de la Unión de Trabajadores por la Tierra. Pasaron más de 24 horas esposadas, sin comer y apenas les dieron de tomar agua una vez. También las obligaron a desnudarse delante de policías varones que se burlaban de ellas. Ambas llegaron a quedar inconscientes por los golpes recibidos.
Iban a buscar el cargador de un celular a lo de una vecina. O recién llegaban de dejar en el Mercado Central la verdura que ellas cultivan. No importa. Son bolivianas. O son argentinas. Tampoco importa para quienes contamos esta historia y creemos que una persona migrante tiene los mismos derechos que una argentina. Y tampoco importa para quienes ejercen el poder en esta historia: para ellos toda persona morocha es boliviana. Lo cierto es que Elizabeth y Esmery cruzaron por dónde estaba la policía, por las calles 52 y 208, y así comenzaron sus más de 24 horas de torturas, discriminaciones y vejaciones.
Cállate boligoma de mierda, lo hubieras pensado antes de hacer eso. ¿Por qué no les van a pedir tierras a Evo?
Elizabeth vio que la policía estaba queriendo llevarse a su prima y se acercó y le dijo “Vamos”, al tiempo que la agarraba para sacarla del tumulto en donde la policía se había acercado con la intención de desalojar unas tierras aunque no contaba con ninguna orden para hacerlo. Pero cuando la policía advirtió la presencia de Elizabeth cambió de idea: soltó a la prima y se ensañó con ella. “Soltá a esa, que a esta la llevamos”, se escuchó la orden de un policía alto y canoso.
“Cuando trato de agarrarla a mi prima de la mano, me tiran para un costado y el policía alto y canoso me agarra con las dos manos y me pega en el pecho. ‘¿Quién mierda te crees vos? Te vas porque yo te lo digo’, me dijo, a lo que yo le contesté que no me empujara y le puse las manos como para frenarlo. 'Yo te empujo, ¿quién mierda te crees vos? ¿Vos sabés con quién te estás metiendo?', me respondió; y me puso un pie para hacerme la traba y me tiró al piso. Mi prima gritaba que me dejaran y los policías le gritaban: "Cállate boligoma de mierda, lo hubieras pensado antes de hacer eso. ¿Por qué no les van a pedir tierras a Evo?”
Boliviana de mierda. Así que no te vas a dejar. Así que sos malita.
“Ahí fue que perdí el conocimiento. Caía para atrás y la cabeza me golpeó el suelo. Los policías – los de uniforme y también los de civil– me manoteaban por todos lados. Cuando reaccioné, quise escapar. Por eso me acusan de resistencia a la autoridad. ¿Pero cómo no iba a resistirme si me estaban manoseando de un lado y del otro? Yo decía ‘Déjenme que me levanto sola’, y ahí me agarraron entre dos y me levantaron y me subieron al patrullero”, recuerda Elizabeth el momento de la detención.
Esmery vio que había un grupo de personas realizando una asamblea y también un grupo de policías. Y filmó con su celular. Nada fuera de la ley. “Dame el celular”, fue la orden de un policía que apareció por atrás. Ella simplemente no quiso perder su teléfono y otro policía dio otra orden: "Cárguensela a ésta". Pero no pudieron cargarse al celular que Esmery llegó a arrojarle a una compañera. Eso cebó a la policía: “Me golpearon. Me torcieron la mano para atrás y me empezaron a dar rodillazos en la pierna. Y después me tiraron del pelo hacia atrás, y me querían poner las esposas. Yo le gritaba que no tenía nada que ver, porque yo estaba de pasada, yendo a buscar a mi hijo a la escuela. Y ahí es donde me insultan: 'Boliviana de mierda', 'Así que no te vas a dejar', 'Así que sos malita', 'No te vas a dejar'. Ahí fue cuando vi a la otra compañera, tirada en el piso, porque también le habían pegado”.
A ese no hace falta limpiarle los dedos, córtaselos con un cuchillo y listo.
Esmery se resistió. Y le hicieron lo mismo que unos minutos antes a Elizabeth: la agarraron del pelo, y le metieron el pie por abajo para hacerle traba y hacerla caer pero ella no se dejó y empezó a saltar. Y ahí apareció el policía canoso y alto, otra vez atento a ejercer su poder ante las mujeres y golpearlas: “Me puso la mano en el cuello para ahorcarme y gritó ‘así que no te vas a dejar boliviana de mierda’, y ahí ya no pude más”. La esposaron. A Esmery la subieron al patrullero en el que ya estaba Elizabeth y se las llevaron a las dos a la Comisaría de Olmos.
“Estuvimos en la comisaría todo el tiempo esposadas. Dormimos en el piso. Nunca pudimos usar las manos. Queríamos agua y no nos daban. En un momento me descompuse, me sentía re mal adentro de la comisaría, y pedía agua por favor. Y nada. Solo una vez apareció una viejita que nos dio agua. Fue un maltrato constante. Todo el tiempo nos decían: 'Bolivianos negros, me dan asco'. 'Tienen una cultura de mierda'", cuenta Elizabeth y agrega que peor la pasaron Esmery y el otro compañero detenido: A Javier le mandaron comida desde afuera pero no le soltaron las manos de las esposas para que pudiera comer. Y cuando le tomaron las huellas digitales alguien dijo ‘traigan una toallita para limpiarle los dedos’. Entonces uno de los policías entró y dijo 'A ese no hace falta limpiarle los dedos, córtaselos con un cuchillo y listo’. El maltrato que tuvo la policía con él fue feísimo. A Javier no dejaban de pegarle”.
La impotencia de la injusticia no se le va a Elizabeth. Duele y no solo por los golpes: “Nosotras no usurpamos tierras. Y pasamos un día entero ahí adentro, entre ladrones y chorros. Fue muy injusta la manera en que nos maltrataron. Ser o no ser boliviano es lo de menos. A mí me decían boliviana y soy Argentina. Pero si fuese realmente boliviana pensaría lo mismo porque ser boliviano no es ser menos”.
¿Por qué no te volvés a tu país? Vayan a hacer escándalo allá. Pidanle tierras a su presidente".
El momento más humillante, coinciden Elizabeth y Esmery, fue cuando las hicieron desnudar. “Nos hicieron sacar la ropa adelante de todos y los médicos ni siquiera se acercaron para revisarnos. Y concluyeron que no teníamos nada. Aunque la compañera Esmery tiene golpes en la cara, en la frente, y en parte del cuerpo”, recuerda Elizabeth. “Fue lo peor que nos hicieron ahí adentro –sostiene Esmery-. Nos hicieron sacar la ropa y que nos mostrásemos desnudas con la excusa de que nos tenían que revisar. Y había presente un policía hombre cuando la policía mujer nos decía que nos saquemos la ropa. Todo ese tiempo se burlaban de nosotras. Cuando la policía mujer nos revisaba él estaba parado ahí en la puerta. Y se reía de vernos. Así era, como una burla”.
Burlas, humillaciones e insultos: "Vos tenés una cultura de mierda" "¿Por qué no te volvés a tu país?" "Vayan a hacer escándalo allá" "Pidanle tierras a su presidente", cuenta Esmery que le decían los policías.
“Tengo golpes en la muñeca, en el brazo y también en la frente que es lo que más me duele. Ese día estaba sin comer. Y prácticamente sin dormir. Porque recién había llegado de dejar la verdura en el Mercado Central. Estuve 24 horas más sin comer y me dolió mucho la cabeza y empecé con vómitos. Pero no me atendió ni un médico. Yo estaba con un atraso. Así que todavía no estoy segura si perdí a mi bebé o no…pero con todos los golpes que me dieron…. ”, expresa su dolor Esmery que ahora debe cargar con un antecedente penal, algo que complica la vida de una persona migrante: “Ahora ya me quedó como una causa. A mí me duele porque yo soy inocente, estaba de pasada. La verdad es que es algo muy fuerte esto que está pasando, más que todo por la policía”.

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