Días después de tocar en el Planetario junto a Charly García, uno de los máximos referentes de la música nacional conversó con Cítrica sobre su paso por Sui Generis, Pescado Rabioso, Pappo?s Blues y Serú Girán. Además , su relación con las drogas y las nuevas generaciones.
Texto: Miguel Grinberg
Fotos: Claudio Herdener
Me impresionó un comentario que hiciste sobre tu cumpleaños. Mencionaste a Pescado Rabioso, y dijiste que mirando un poco para atrás te daba la sensación de que todo había pasado muy rápido. ¿Lo seguís sintiendo así?
Sí. Yo creo que cuando sos joven no te das cuenta, no tenés interés en el tiempo, al contrario, querés que vaya más rápido mañana, mañana, mañana. Creo que después eso se da vuelta. En realidad, se detiene. A mí me da la impresión de que la gente, a partir de los 50 años, tarda más en envejecer. Algo así como que los jóvenes envejecen más rápido, y a partir de los 50 tardan un poco más en envejecer. Me da esa impresión. Es como si la vida te empezara a gustar más, en todo sentido. En gran medida estamos hablando de la historia de unos cincuenta años, yo te recuerdo aproximadamente de 1972, pero a diferencia de la gente que conocía, que venían de la movida de La Cueva, La Perla y todo eso, vos venías de otra parte. Habías llegado desde el extranjero. Yo había estado en Estados Unidos, vinimos con mi vieja de visita, me gustó y me quedé. Me encantó lo que estaba pasando. Me sentí inmediatamente “acá”.
Seamos más específicos. De golpe, ¿qué te pegó? ¿Quién te pegó? ¿Qué cosas te capturaron?
Primero me capturaron los olores. Recordé la Argentina. Había estado afuera desde los 8 años, hasta los 15 o 16. Y después, cuando vi a Almendra y Manal, decidí quedarme. Eso fue en el teatro Coliseo. Sí, por la mañana, en el Beat Baires. Nunca los había escuchado. Había escuchado a otros grupos, pero no me gustaba mucho lo que estaba pasando? hasta que escuché eso que era una maza. No había escuchado a los grupos buenos todavía. Y no sabía donde ir a escucharlos. Se dio que alguien me invitó a ir ahí. Todavía no había existido el B. A. Rock. Ahí le dije a mi vieja, yo me quedo: me quedé con mi hermana. Y después me fui a vivir a la casa de Rinaldo Rafanelli, donde me quedé unos años.
¿De dónde lo sacaste a Rinaldo?
Él estaba en Núñez y yo andaba por ese barrio, y un día me enteré de que él sabía mucho de canciones de Beatles, y yo también. Llevamos nuestras propagandas de cada uno y nos encontramos una noche a tocar canciones en una placita, y nos hicimos muy amigos. Me encantó. Y a pesar de que estábamos en bandas distintas? yo apenas llegué me había colocado en una banda que ensayaba en la esquina donde ensayaba la de Rinaldo. Era impresionante. Y después con el tiempo de estar viviendo juntos, nos juntamos para hacer una banda.
¿Y cómo fue tu paso a Pappo?s Blues?
Eso sucedió después. Nos enteramos de que había un lugar llamado Manzana donde se podía tocar, y donde tocaban los “grandes” como Pappo, Héctor Starc, Nacho Smilari. Empezamos a ir para ver: vimos que se podía tocar también. Pero no te dejaban tocar así nomás. Había que tener algún “conocido”. Un día viene Starc, que me había escuchado tocar en Belgrano, en una galería. Y me dijo: “Vos quedate al lado mío, que cuando viene el solo de guitarra, te paso la guitarra.” Y pasó eso. Después de lo de la guitarra, Pappo me puso como bajista, y La Pesada me puso como guitarrista de la banda. Así que esa noche conseguí “tarea” inmediatamente.
¿Cuáles fueron los pasos siguientes?
Estuviste un tiempo con Edelmiro Molinari, tocando la batería. Cuando se desarma Almendra, y se arman Aquelarre y Pescado (donde estaba Bocón Frascino), Edelmiro arma Color Humano pero no tenía baterista, sólo a Rinaldo como bajista. Como yo vivía con él, Rino le propone “mirá David toca la batería”. Yo tocaba mucho la batería porque fue el primer instrumento que agarré en Estados Unidos. Me pusieron como baterista, y funcionó. Pero no estuve mucho tiempo. A casa venían todos: Emilio del Guercio, Luis Alberto (Spinetta), Pappo, Héctor nos juntábamos ahí a charlar. Y un día le dije a Luis si podía tocar con él: me dijo que sí. Pero no enseguida, para que no se enojara Edelmiro. Pero al mes entré como bajista de Pescado Rabioso, que fue lo más para mí. La experiencia fue muy divertida, muy de hermandad, con todo lo que significaba en esa época la “banda” fuimos como hermanos.
¿Vos te sentías en esos momentos como parte de una bola importante? ¿O eso todavía no se manifestaba?
Yo no me di cuenta. Más que nada admiraba los sonidos, yo miraba todo como si fuese público. Fue después que me di cuenta de que yo pertenecía a eso. Pero cuando empezamos con Luis a hacer el librito de Pescado 2, me dí cuenta de que él me había abierto la puerta, “estás adentro”, “sos más que parte de la cosa”. Y para mí era tremendo, con todas mis faltas de ortografía. Estoy más que agradecido.
¿Es de ese antecedente con Rino que sale Polifemo?
Polifemo sale cuando? Rino se mete con Sui Generis como bajista, dura bastante tiempo en esa banda, y yo de vez en cuando iba como guitarrista invitado. Pero no estaba en el grupo. Pero vos te colabas en todas, tipo “estar a mano para lo que viniese” Exactamente. Pero en un momento dado se desarma Sui Generis, y con Rino y Juan Rodríguez ya habíamos tocado dos a o tres veces juntos en el cine Ritz donde se daba Woodstock. Como “zapada”. El grupo ni nombre tenía. Hasta que le pusimos Polifemo. El primer simple nos fue muy bien, con “Suéltate” y “Oye Dios”. Ahí la Cosa había tomado cuerpo, en los medios, con la producción discográfica que se había disparado, se grababa mucho, todos los fines de semana se tocaba en algún lado. La Cosa había dejado de ser una aventura. Ya era un “trabajo”. En Carnaval había hasta cinco shows por noche. Era fuerte. Pero yo no lo tomaba como un “trabajo”, me gustaba lo que estaba haciendo. Era algo muy divertido, y encima te pagaban. Y yo no le prestaba mucha atención al dinero. No lo contaba después de tocar. Era más divertido tocar. Eso vino un poquito después. La parte material se dio fuerte con Serú Girán.
¿Cómo viviste la experiencia Serú Girán?
Porque ahí ya se hablaba de “estrellato”. Hay muchos “antes y después”, pero uno de ellos, bien grosso, la música joven en la Argentina se divide en “antes y después de Serú Girán”. Un asunto era la bola pionera “de ojito”, y otra mover multitudes. ¿Como viviste esa experiencia? Tocar en el Ritz en la madrugada no era como tocar con Serú en un estadio. La cosa fue creciendo. Yo sentí que me llamaban justo en el momento justo. Y estaba feliz por eso. Cuando pasaba algo, tuve la suerte de estar en las mejores bandas que hubo. No puedo quejarme de nada. Estoy feliz de esa experiencia.
¿Cómo se dio tu enganche con Charly García?
La cuestión ya venía desde Sui Generis. A él yo le gustaba mucho como violero, y él tenía la idea de esa banda en su cabeza. Y primero me llamó a mí: nos fuimos a Buzios, a componer. Y después cayeron Oscarcito Moro y Pedro Aznar. A Morito lo conocía, pero a Aznar no lo había oído nunca. Me encantó. Al principio me pareció un tipo raro, era un chico que se encerraba en su cuarto, no hablaba mucho, era muy jovencito tal vez, pero tocaba como los dioses. Y estaba muy metido en la banda. Muy metido. Y se armó una cosa muy increíble con cuatro personalidades fuertes, donde los cuatro defendíamos la misma música. Se ensayaba muchísimo, muchas voces. En vivo éramos lo mejorcito que había. Me parece que mejor que en estudios. Ahí sí ya noté que era un trabajo, con horario y un montón de cuestiones.
¿Cómo te sentiste cuando paró Serú Girán?
Para mí fue un respiro. Para muchos la separación fue una pena, pero para mí fue un alivio, ya estaba un poquito cansado? Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza, Chile, en el Festival de Río de Janeiro nos fue muy bien, Pedro conoció a Pat Metheny. Más que una separación, fue un “break”, a los diez años la banda se volvió a juntar. Fue una experiencia increíble. Pero en 1992 sentí que quería seguir más como solista. Luis Alberto me dijo “te encargo”. Pues sí, tenés que hacerte cargo de todo. Es una lucha fuerte, tenés que hacer los reportajes, poner la cara en los afiches. Pero siempre tuve la suerte de tener alrededor a gente talentosa. Increíble.
¿Cómo ves el presente y el futuro?
Yo le tengo mucha fe a Argentina como lugar de expresión de cosas. Creo que hace falta un tiempito nada más. A los que vienen, les recomendaría Óaunque parezca una estupidez decirloÓ que no tomen lo que hay hoy, no hay más droga como en mi época. Ahora todo viene recortado, y lo que llega es veneno. Nosotros consumíamos para juntarnos, hablar de música, del mundo. Del átomo, qué se yo. Pero hoy yo veo que los pibes jovencitos, se están matando, y no llegan a probar lo que es el sentir tocar, quedan duros, no se dan cuenta.
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