Crónica de una represión programada
Lucía Loyola tiene 24 años, es mendocina y estudiante de Historia. Fue detenida sin motivo alguno al finalizar el Encuentro Plurinacional de Mujeres de Chubut. “Necesitaban mujeres presas como imagen mediática del Encuentro”, explica.
Testimonio de Lucía Loyola en entrevista para el Otro Diario
Con mi amiga Ailín Fensel, a eso de las 9 de la noche, mientras nos desconcentrábamos y buscábamos al resto de las compañeras para volver al lugar donde estábamos parando, comenzamos a ver cómo empezaron a juntarse grupos de policías en distintas esquinas, incluso policía montada.
Hasta ahí, si bien nos pareció intimidante, lo tomamos como parte de lo que podía pasar. Sin embargo, cuando estábamos cruzando una plaza que no conocíamos, y que después nos enteramos que era la principal de Trelew, vimos a unos veinte metros una imagen espantosa: hombres vestidos de civil agarraron a una joven de los pelos, desde atrás, y comenzaron a arrastrarla mientras gritaba desesperada, pidiendo auxilio.
Nosotras inmediatamente nos acercamos. Primero gritamos que la soltaran y, en unos segundos eternos, nos dimos cuenta de que eran policías evidentemente infiltrados. Entonces, empezamos a pedirle a la chica que gritara su nombre y su provincia, que es una medida de seguridad básica en estos casos.
No se identificaron, no me dijeron por qué me detenían. Me pisaron el rostro y me patearon las costillas y las piernas en varias ocasiones.
Hay un video que registra este momento, en cual se ve que nosotras ni siquiera entramos en contacto con la chica, estamos paradas gritándole, ella está absolutamente shockeada, conmocionada. A nosotras también nos empezaron a tironear de la ropa, de nuestros pelos, y nos comenzaron a arrastrar, también hombres vestidos de civil.
Nos arrastraron hasta una esquina, y ahí avanza una enorme cantidad de policías uniformados. Se empezaron a acercar, a tironearnos hasta que nos esposan y nos tiran al suelo. Un hombre de civil nos tiró el contenido de un matafuegos en la cara, lo cual nos ahoga… Le pedimos a los gritos por favor que paren, porque no nos estábamos resistiendo.
Ya no son tan vivitas, son unas putas de mierda, ahora van a ver lo que les va a pasar
Jamás nos dicen por qué nos estaban deteniendo y, sin mediar palabras, más que gritos e insultos, nos agarraron de nuevo de nuestros pelos y ropas para levantarnos del piso. Nos llevaron caminando, alzadas prácticamente, a un lugar sin explicarnos dónde estábamos. Allí nos tiraron al piso y la secuencia siguió empeorando: les pedí que se identifiquen y me dijeran por qué me estaban deteniendo, y las respuestas fueron insultos, tironeos del pelo, amenazas y patadas. Me pisaron el rostro y me patearon las costillas y las piernas en varias ocasiones.
La otra chica que estaba con nosotras era asmática, comenzó a tener problemas para respirar, pidió que le dieran su aerosol, pero lo único que recibió fueron insultos. “Ya no son tan vivitas, son unas putas de mierda, ahora van a ver lo que les va a pasar”, nos gritaban.
Al rato nos sacaron a las tres de allí, por un pequeño callejón, nos tiraron en la parte de atrás de una camioneta, nos cubrieron con unos escudos, encendieron una sirena y comenzaron a trasladarnos. Sentimos terror, no sabíamos a dónde nos llevaban ni por qué. Fue terrible esa incertidumbre hasta que nos bajaron en lo que creímos que era una comisaría y ahí sentimos cierta tranquilidad de estar en un lugar legal.
Nos notifican que se nos detuvo por incendio, daño agravado y resistencia a la autoridad.
Después supimos que ese lugar era una cárcel de hombres. Luego de estar unas horas allí, nos pintaron los dedos, nos sacaron fotografías fuera y dentro de una celda… Recién, media hora antes de llevarnos frente a una jueza, nos notifican la detención y tomamos contacto con las defensoras oficiales quienes actuaron muy bien.
Cerca de las 12 de la noche, nos llevan ante una jueza y una fiscal y nos notifican que se nos detuvo por “incendio, daño agravado y resistencia a la autoridad”. Claramente no estuvimos implicadas en ningún delito. Nos detuvieron porque necesitaban mujeres presas como imagen mediática del Encuentro.
Junto a las defensoras oficiales, denunciamos las irregularidades de la detención y las torturas, maltratos y amenazas sufridas, y pedimos que se abriera una investigación contra la policía. Finalmente, a las 2 de la madrugada nos liberaron y pudimos abrazarnos con las compañeras que nos esperaban en la calle.
La entrevista completa en el Otro Diario:http://bit.ly/2S887Lk

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