La Coordinadora DDHH del Fútbol Argentino se hizo presente ayer en el Nuevo Gasómetro de San Lorenzo con la campaña “¡Tarjeta roja a la violencia machista!”. Allí repartió volantes para concientizar adentro y afuera de la cancha, pero la policía le negó el acceso a una integrante de la coordinadora por llevar un pañuelo verde.
"Estadio Pedro Bidegain. Viernes 1 de marzo. El partido arranca a las 19. San Lorenzo recibe a Argentinos y la Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino está en las inmediaciones de la cancha como parte de una actividad impulsada en el contexto del Día Internacional de la Mujer. Cortita y al pie la propuesta: repartir volantes en los alrededores de la casa del Ciclón para concientizar sobre la opresión que las mujeres padecen adentro y afuera del fútbol bajo el lema “¡Tarjeta roja a la violencia machista!”. Con un agregado adentro de los volantes: tres historias concretas y dolorosas sobre los tormentos que soportaron y soportan las hinchas en un terreno en el que históricamente fueron discriminadas.
Una compañera camina decidida por el pasillo que conecta la popular local con la Platea Sur. Camiseta azulgrana puesta y pañuelo verde colgado en la mochila. Lleva además volantes en la mano. Ya repartió unos cuantos y vio cómo quienes recibieron el material ingresaron sin inconvenientes a la tribuna. Ahora le toca a ella entrar. Pretende hacerlo como lo hace habitualmente. No la dejan.
-No podés entrar con ese pañuelo. Estás incitando a la violencia. Es como si te dejara pasar con la camiseta de otro club.
-No me parece.
-No me importa si no te parece. Si yo te dejo pasar y adentro hay alguien con el pañuelo celeste, ¿qué hago?
A la compañera la hacen ir para un costado. Lejos de la fila. La obligan a abrir su mochila. Le revisan todo lo que tiene. Prenda por prenda. Bolsillo por bolsillo. Debe tirar desde el cepillo de dientes hasta los protectores diarios. Llora de la bronca. Le encuentran los volantes de la Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino. La policía lee el frente del material y decide sacárselos.
-Con esto tampoco podés entrar porque incita a la violencia.
Ahora toca preguntarse desde acá. ¿Quién? ¿Quién incita a la violencia? ¿Defender la vida es incitar a la violencia? ¿Denunciar el atropello y la desigualdad es incitar a la violencia? ¿Manifestarse ante los abusos que se desencadenan contra las mujeres por el solo hecho de ser mujeres es incitar a la violencia? ¿Llevar un pañuelo verde como símbolo de una pelea por la ampliación de derechos es incitar a la violencia? ¿Comprometerse a repartir volantes que desnudan la violencia machista que se esconde detrás de la pelota es incitar a la violencia?
Y más preguntas que surgen desde acá. ¿No será que lo realmente violento es impedir una expresión pacífica en una sociedad que debería apostar a ser cada día un poquito más democrática? ¿No será que lo realmente violento es la impunidad a través de la cual se busca bastardear y humillar a quien camina hacia la tribuna con un pañuelo verde y con volantes que rezan “¡Tarjeta roja a la violencia machista!”? ¿No será que lo realmente violento es que se vuelvan naturales y legítimos procedimientos y lógicas de poder que atentan contra la dignidad humana?
En serio. Por favor. Respondan: ¿quién incita a la violencia?
Ellas
La revolución feminista llegó a Buenos Aires. Después de lo sucedido en el Multiteatro, cierro los ojos y sonrío con los dientes apretados, lamentando con fuerza estar del otro lado, agradeciendo ser testigo de algo que por fin será algo de verdad. Más de verdad que todas nuestras alegrías tan mentirosas. Sonrío porque a todos los violentos, abusadores, acosadores, y si hace falta también a mí, nos arrastrará una tormenta de pasos de amor, de empatía y de justicia.
“El tiempo del silencio se terminó”
La actriz Thelma Fardín contó, en una conferencia de prensa convocada por el colectivo Actrices Argentinas en el Multiteatro, que fue violada cuando tenía 16 años por Juan Darthes. El testimonio de Dolores Fonzi y cómo un grupo de mujeres se organizó, contuvo y tejió lazos para enfrentar la violencia machista.
¿Quién cuida a quienes nos cuidan de la violencia machista?
Las trabajadoras de la línea 144 son consideradas esenciales pero no cuentan con los medios de transporte ni con las condiciones necesarias para llegar a las oficinas del centro porteño en donde realizan su labor.