Carnaval todo febrero para los barrios
por Revista CítricaFotos: Federico Imas
03 de febrero de 2025
Entre las pálidas que ofrece el contexto económico y político, la gran fiesta popular de cada verano es una excusa de reunión, festejo y ensayo de otras alegrías posibles para la gente de a pie.
Aunque no lo convoquen formalmente, el Rey Momo retorna cada año a los barrios, las plazas y los clubes donde el Carnaval se prolonga entre generaciones. La festividad popular y el desafío al orden establecido, como caras de la misma moneda, habitan en el corazón carnavalero. Y cuando las penas son del pueblo, como en el contexto económico y político de la Argentina liberal, volver al Carnaval es un antídoto posible contra los dolores.
Durante los fines de semana de febrero y hasta los feriados de Carnaval (lunes 3 y martes 4 de marzo), la Ciudad de Buenos Aires se llena de lentejuelas, papel picado y espuma para que la vecindad de los barrios cante, baile y agite junto a las murgas de aquí y allá.
“Cada vez que nos sentamos con el Gobierno de la Ciudad, que han pasado distintas gestiones, nos gusta recordarles que el Carnaval se festeja en cada barrio, con su idiosincrasia y su manera de festejarlo, por eso es importante sostener los corsos barriales”, expresó en una entrevista en AM 750 el delegado de Murgas Del Circuito Carnaval Porteño, Felipe Fiscina, con relación a los festejos locales. Se esperan doce noches de celebración con más de 100 murgas alegrando las veredas.
El Carnaval es una herencia muy antigua que se resignifica en cada geografía y contexto. El lingüista ruso Mijail Bajtín publicó en los sesenta un trabajo en el que recuperó la esencia del Carnaval como expresión de la cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. Bajtín decía que el Carnaval replicaba la cultura oficial para transgredirla y subvertirla, porque el Carnaval era la oportunidad de las clases subalternas de liberarse y hacer tambalear, más no sea por un momento, el orden establecido.
En Argentina, los carnavales fueron recuperados con la vuelta de la democracia y en el 2010 se restituyeron en el calendario los días feriados. Mal que les pese a los enemigos de la alegría popular, la festividad pagana retorna y se instala en los barrios porteños cada verano con sus propias reglas y su propio orden establecido en torno a la felicidad de la gente de a pie.
Acá el listado de los puntos barriales para sumarse a los carnavales de la Ciudad:


¡Qué lástima! Se lo perdieron
El carnaval en Haedo fue una fiesta más allá de que los enemigos de la alegría popular hayan querido empañarlo con los ribetes de la crónica policial.

El carnaval de este lado del río
Un colectivo de 17 murgas de estilo uruguayo creó su propio festival para celebrar el carnaval en Buenos Aires. La denuncia, la risa, la música y los cuplés como forma de criticar la coyuntura. El espíritu cooperativista y horizontal en la organización de El Otro Carnaval. Y la revolución feminista que se coló para cuestionar las propias prácticas machistas.

Carnaval verde y feminista
La fiesta pagana gana las calles porteñas, donde las mujeres se organizan y toman roles cada vez más protagónicos. La visibilidad de murgueres con identidades disidentes. Corsos libres de violencias, pañuelos verdes en los bombos, en las galeras y en las levitas.