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Un encuentro histórico, diverso y sin fronteras

por Lorena Tapia Garzón, Mariana Aquino y Estefanía Santoro
15 de octubre de 2019

Mientras el Encuentro Plurinacional convocaba a medio millón de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binaries en las calles de La Plata, los seis candidatos a la Presidencia debatían en TV. Solo uno mencionó el evento y ninguno habló de nuestras demandas. ¿Hasta cuándo mirarán para otro lado?

Es domingo 13 de octubre. Faltan dos semanas para las elecciones presidenciales. En la televisión, seis chabones se poronguean entre ellos: quieren gobernar la Argentina. Seis chabones cis. Y solo uno de ellos hace mención a lo que ocurre en ese momento en La Plata: una marcha de medio millón de compañeras que están haciendo historia en el 34° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y no Binaries. Solo uno nos nombra. Nadie más. Y lo que no se nombra no existe, y si no existe no tiene derechos. 

Eso lo aprendimos ahí, de las compañeras de los 36 pueblos y naciones indígenas, de las migrantes, de las negras, de las afros y racializadas, que hace tres años vienen reclamando en cada Encuentro que el aquelarre más grande de Latinoamérica las incluya. Que las nombre. Que después de todo ellas lo habitan desde mucho antes de la colonia.

Que hable de sus cuerpas, de sus historias, de su ancestralidad, de su color de piel, de la diversidad de sus culturas, de su vínculo con la tierra. Lo aprendimos de las hermanas travestis y trans. Aprendimos que las identidades son tan diversas como el deseo de habitar sus cuerpas. Y que la transformación trasciende cuerpos y fronteras.

Hay otro chabón en la tele, sin vientre ni ovarios, que hace campaña con un solo mensaje: no habla de educación, ni de salud, ni de la deuda más grande de la historia, ni de la falta de laburo, ni de ciencia y tecnología, ni de robótica en jardines ni de “anarcocapacitación”. No. El dinosaurio hace campaña con nuestras cuerpas y hace apología del aborto clandestino. Y nos tira una idea genial: hacer caramelitos de misoprostol. Será otra de nuestras conquistas cuando esta marea, que es verde y que tiene los colores de nuestros pueblos y de las identidades, estalle por los aires. Y es ahora.

Los Encuentros ya son Plurinacionales aunque un sector del feminismo lo niegue respondiendo con la misma violencia del patriarcado que dicen combatir.

Está latente y a punto de explotar. Aunque la tele no nos muestre. Aunque los diarios hegemónicos no se hagan eco de la transformación que las mujeres y la comunidad LGBTTNBQ venimos construyendo en las calles, en las casas, en los territorios y en las camas. Ya inundó las diagonales de La Plata más que el llanto desesperado del patriarcado que el sábado intentó hacernos flaquear. No pudo el temporal. No pudieron los feminismos blancos y biologicistas. Tampoco podrán los seis chabones que quieren gobernar nuestros territorios. El sol está ahí, aunque lo tapen con las manos. Y salió el domingo para acompañarnos en nuestra ceremonia de la multitudinaria asamblea feminista del Ayba Yala, junto a las hermanas que resisten en Ecuador, en Brasil y en Guatemala; en el verdurazo de las trabajadoras que siembran la tierra, y en la marcha de cierre que ocupó más de 3 kilómetros de distancia. Los Encuentros ya son Plurinacionales aunque un sector del feminismo lo niegue respondiendo con la misma violencia del patriarcado que dicen combatir.

No es la primera vez que el Encuentro se realiza en La Plata. Ya ocurrió en 2001, en medio de una de las crisis más profundas que sufrimos en el país y que se replicó en gran parte de Latinoamérica. El paralelismo con estos tiempos es casi una obviedad: el ajuste, la deuda y las mismas recetas del FMI que vienen a intentar arrasar con nuestras cuerpas y nuestras tierras. Y la resistencia, siempre la resistencia, desde los feminismos cada vez más masivos y organizados. Resistimos estos cuatro años en las calles. Hicimos el primer paro de mujeres frente a una CGT, también repleta de chabones, dándonos la espalda. Instalamos el debate del Aborto Legal, Seguro y Gratuito y es una batalla que no se detiene y que muy pronto será una conquista. Luchamos por nuestros trabajos, contra los femicidios y las múltiples formas de violencias. Luchamos por llenar la olla, contra el extractivismo y por nuestra ancestralidad. Luchamos por nuestra libertad, por nuestros deseos, por la autonomía de nuestras cuerpas, nuestro primer territorio.

El reclamo por el cambio de nombre de los encuentros comenzó en Chaco en 2017, en tierra Qom, calchaquí y wichí. Continuó en Trelew el año pasado, donde participaron cientos de compañeras indígenas y originarias. Y se terminó de masificar este año en territorio Querandí: la Plurinaciolidad de los Encuentros estuvo presente en cada esquina, en cada diagonal, en cada uno de los más de 100 talleres que discutieron problemáticas específicas. Y no hubo marcha atrás. En 2020 nos vamos a San Luis: una de las tierras donde Virginia Bolten dejo su legado, de la primera huelga de trabajadoras, tierra de comechingones, huarpes y ranqueles. 

Somos nosotres les que sufrimos las violencias, las opresiones y los abandonos de este Estado gobernado en su mayoría por chabones cis. Somos nosotres también quienes salimos a las calles para que nuestras demandas sean marea y la marea sea ley, somos nosotres les que seguimos poniendo las cuerpas, ahora en rebelión.

Será un chabón -cis y heterosexual- el que nos gobierne, sí. Pero no podrá ignorar nuestras demandas, no lo dejaremos seguir mirando para otro lado.