“Las compañeras de Télam me ayudaron a visibilizar quien soy”
por Lorena Tapia Garzón, Mariana Aquino y Estefanía SantoroFotos: Vicky Cuomo
16 de octubre de 2019
Militante del Sindicato de Prensa de Buenos Aires, Ailyn Loponte es trabajadora de la Agencia Nacional de Noticias. El año pasado, durante la larga lucha que dieron frente a los 357 despidos, se animó a dar a conocer su verdadera identidad, esa que mantuvo reprimida desde niña.
“Soy una chica trans, parte de mi identidad política es ser militante, tanto en lo sindical como en lo político partidario. Desde ese lugar hablo”. Ailyn Loponte tiene 31 años. Vive en Rincón de Milberg, Tigre, es estudiante de Ciencias Políticas en la UBA y trabajadora del Archivo de la Agencia Nacional de Noticias Télam. El 26 de junio del año pasado fue una de las 357 personas despedidas como parte del desguace de los medios públicos llevada adelante por la gestión de Hernán Lombardi. Ella había empezado hacía poco su proceso de “transición”, aunque casi nadie lo sabía. Fue durante el paro y la permanencia que mantuvieron sus trabajadores en los edificios de la agencia donde se animó a ir contándoselo a sus compañeras más cercanas, primero, a todes les demás, después. Hace seis meses la empresa debía cambiar su nombre en todos sus registros, pero hasta que no se cambió el DNI, en agosto pasado, le siguieron haciendo el recibo de sueldo con su nombre anterior, de varón.
“La Ley de Identidad de Género te dice que tenés que cambiar todos los registros, aun cuando no tenés el DNI, pero no me lo respetaron. Que todavía no haya información, que una agencia del Estado no la quiera hacer cumplir por prejuicios o por ignorancia es un tipo de violencia. Eso sufrí en Télam”, dice.
Cuenta que se acercó a la militancia tras la muerte de Néstor Kircher, que tuvo una primaria y secundaria “muy revoltosa”, que viene de una familia heteronormativa y patriarcal, de la que quisiera rescatar a su mamá. Que siempre fue muy tímida, que ahora su cuerpo incomoda, pero que no le importa porque eso quiere, incomodar, hasta que la transformación social suceda. Asegura que es feminista, “pero no como identidad, sino como construcción política”. Que durante el largo conflicto de Télam sufrió tener que sostener la obra social para mantener su tratamiento hormonal, y que fue la contención de sus compañeras lo que le permitió gritarle al mundo que ella es mujer desde siempre, aunque le hayan querido imponer otro género. Dice que tiene un lugar de privilegio, porque no es fácil para las compañeras trans y travestis -con una perspectiva de vida que no supera los 35 años-, tener un trabajo como el suyo ni poder estudiar en la Universidad.
El fin de semana viajó a La Plata para participar por primera vez del 34° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales y No Binaries.
“Creo que la política, como decía Néstor Kirchner, es el motor de la transformación social. Y desde ese lado, la única forma de modificar estructuras desiguales es con la política”, dice. Una forma de ver el mundo que descubrió en 2011, tras la muerte del ex presidente. “Un día escribí por messenger a La Cámpora y me invitaron a una reunión. Ahí empecé a militar en Tigre, donde hay una enorme desigualdad entre los vecinos y vecinas de barrios muy humildes rodeados de barrios cerrados”, cuenta. En 2014 empezó a militar en la Universidad y actualmente lo hace en el Frente de Mujeres de CABA y en el Frente de Disidencias y Diversidad Sexuales del espacio político al que pertenece. Y también, desde su lugar de trabajadora de prensa, es activista en el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA).
“El Encuentro significó para mí hermandad y sororidad entre todas y todes juntes, para organizarnos contra este sistema patriarcal que nos oprime día a día. Necesitamos que se cambie el nombre para que sea inclusivo: tiene que ser Plurinacional y con las disidencias. Tenemos que luchar contra esa colonización cultural que no respeta y niega ese carácter pluricultural de lo que somos. Y pienso que también tenemos que romper esos valores hetero cis patriarcales de este sistema de dominación que recae sobre nuestros cuerpos y subjetividades”, asegura, mientras sigue sacándose el glitter que le quedó impregnado del aquelarre más grande de Latinoamérica. Y agrega: "Estoy convencida de que el feminismo es la respuesta política tanto al neoliberalismo como a los fascismos que quieren romper los lazos de sororidad y solidaridad por valores individualistas, egoístas y de competencia".
El Encuentro significó para mí hermandad y sororidad entre todas y todes juntes, para organizarnos contra este sistema patriarcal que nos oprime día a día.
El 26 de junio de 2018, Ailyn iba camino al trabajo cuando la llamó su mamá para contarle que le había llegado el telegrama de despido. Y a pesar del miedo, no lloró. Siguió camino a la Agencia para encontrarse con sus compañeres. “Fue una sensación rara: sabía que era algo malo, yo había empezado la transición y esto lo complicaba todo. Pero supe que la única forma de seguir adelante era con los compañeros y compañeras”.
Y relata que tuvo altibajos no solo por lo que le costó mantener la prepaga para continuar con el tratamiento, sino por la cuestión social. “Fue una transición psicológica muy fuerte. La gran mayoría no lo sabía y era duro cuando un compañero en una permanencia me llamaba por el otro nombre. La autopercepción de mi identidad de género la terminé de cerrar por lo político, porque lo personal es político, y porque fue importante, gracias a mis compañeras, hacerlo visible para generar en los demás cierta conciencia”.
Mirar a los ojos aún cuando te bajan la mirada. Esa es la lucha de Ailyn, que sigue haciendo frente a quienes no respetan su identidad y la de sus compañeras. “Si al principio me costaba, ya no más: camino y me paro a hablar con cada compañero y compañera, para romper con los estereotipos, gritar que el género es una construcción social y tratar de generar un poquito de conciencia de lo que es ser humana, y ser respetada como tal”, afirma. Y agrega: “Hoy me siento señalada, pero quiero que me señalen, que me vean, quiero hacerme visible, porque creo que la única forma de mostrar otras realidades y otros tipos de género es mostrándonos todos los días”.
“Nuestra identidad, negra e indígena, tiene que estar en el Encuentro”
Sandra Chagas, activista lésbica, integrante del Movimiento Afrocultural y del grupo Matambas, de mujeres negras y afrodescendientes de Buenos Aires. La lucha contra el racismo estructural y el feminismo como espacio en construcción. Este fin de semana participará del 34° Encuentro en La Plata.
"No hay lugar más importante para encontrarnos que en el abrazo"
Daniela Ruiz es salteña, actriz y activista travesti. Viajó a Buenos Aires a los 18 años para escapar de la pobreza, pero no lo consiguió. Sufrió la violencia y sintió de cerca a la muerte. Empezó a militar en el movimiento LGBTI+ y hoy considera que el feminismo es el lugar donde quiere estar.
“Milito por reconstruir y fortalecer nuestra identidad indígena”
María Urquizu es integrante del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir y de la Campaña Nos Queremos Plurinacional. Desde hace años, lucha junto a sus hermanas por dignificar los derechos indígenas.