Las Abuelas de Plaza de Mayo manifestaron su repudio por el ataque al mural homenaje a Patricia Roisinblit, en el barrio de Boedo.
Un mural dedicado a Patricia Roisinblit, hija desparecida de la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Rosa Roisinblit y madre del nieto recuperado Guillermo Pérez Roisinblit, fue brutalmente cubierto por manos que quieren ocultar la memoria. Las Abuelas emitieron un comunicado para repudiar el hecho:
Abuelas de Plaza de Mayo repudia las pintadas que cubrieron un mural recientemente inaugurado en el barrio de Boedo. La obra, un homenaje a Patricia Roisinblit, la hija de la vicepresidenta de Abuelas, fue realizada por la agrupación Kolina Capital Comuna 5.
Ubicado en Cochabamba, entre Boedo y Maza, el mural fue presentado el día en que se cumplieron 36 años del secuestro y desaparición de Patricia y allí estuvieron Rosa y su nieto restituido Guillermo Pérez Roisinblit, el hijo de Patricia. El último viernes, con tristeza, encontramos que el mural fue tapado por manos anónimas pero malintencionadas.
Las Abuelas queremos que la sociedad conozca este hecho y que todas las acciones que pretenden mantener viva la Memoria sean preservadas y resguardadas.
“Nos negamos a olvidar a nuestras compañeras travestis asesinadas”
En el día Internacional de la Memoria Trans, María Belén Correa, fundadora del Archivo de la Memoria Trans, reflexiona sobre las deudas que mantiene el Estado con la población travesti trans y remarca la importancia del pedido de reparación como un llamado a la memoria de las que ya no están y de las que sobrevivieron, pero hoy están al borde de la muerte.
“Quieren convertir un espacio de la memoria en un bar”
El Concejo Deliberante de Mar del Plata aprobó la instalación de un bar de gin en el predio donde funcionó un centro clandestino de detención durante la última dictadura, y actualmente es un sitio de la memoria. Organismos de Derechos Humanos denuncian las irregularidades del proyecto.
“Nuestra venganza es poder llegar a viejas”
Sufrieron años de persecución, encierro y violencia policial. Fueron excluidas de la sociedad, arrojadas a la marginalidad, pero inventaron estrategias para sobrevivir y hoy exigen una vejez digna. Son 13 travestis y trans mayores de 50 años que reclaman que el Estado reconozca el daño que sufrieron.