La artista travesti sudaka, Susy Shock, reflexiona sobre el capitalismo, la actualidad del activismo travesti trans y la importancia de abrazar a las infancias, en una charla en No Es Por Ahí, el programa de stream que Revista Cítrica produce en el canal Posdata.
Actriz, cantante, poeta, escritora, activista, “artista trans sudaca”, como le gusta llamarse. Susy Shock es inabarcable y multifacética. Sus frases recorren el mundo rompiendo las normas impuestas. Las infancias leen sus cuentos y lxs adultxs aprenden de esta artista que crea nuevos horizontes posibles, que celebra la monstruosidad porque discute todo aquello que se impone como normalidad y que no es más que un sistema de opresión. Por eso Susy dice “que otros sean lo normal” y nos invita a cambiarlo todo.
Susy nació en el barrio de Balvanera. Sus primeros pasos en el mundo artístico los dio en el teatro comunitario. La autogestión es su modo concreto de acción. Se renueva con cada una de sus obras y, en la música, entre chacareras, coplas, milongas y otros sonidos sudacas va dinamitando el binarismo de género.
- ¿Qué importancia tienen las marcas en la primera infancia?
- Creo que si no está esa mamá y ese papá que tienen que estar abrazando a las crianzas, tiene que haber un otro. Vengo de presentar la nueva novela La Loreta y Pibe roto. Pibe roto, entre otras cosas, es Pibe Roto porque no ha tenido ese abrazo que le correspondía cuando nació. Quien te tienen que abrazar es ese primer núcleo afectivo que tenés. Después está el mundo, pero al mundo lo enfrentas si tenés o no ese abrazo o tu retraso para ser vos misma depende claramente de eso. Todo lo que hay que pelear para decir yo soy. Nosotres como colectivo sabemos todo lo que significa eso.
- De hecho Pibe Roto, al inicio habla de sentirse una cosa hacia una identidad.
- Por eso es vital plasmarlo como un hecho político. El abrazo y el desabrazo no es una cuestión del apapachamiento que te hago, es una cuestión política. Tenemos la obligación de abrazar a nuestras infancias que van más allá de mi hijo, hija, sobrino, tenemos que abrazar a todas las infancias. Sentir como comunidad qué estamos haciendo con las infancias me parece un eje. Hay algo ahí de la docencia que reivindico un montón porque me han tocado señoritas que claramente lo tienen en su sabiduría. Estoy acá no solamente para enseñar que dos más dos es cuatro, o para que estos pibes y pibas pasen de grado, sino para sostener la aventura. Se supone que una crianza es una aventura que viene a aportar algo a este mundo. Y no lo miramos así, porque si lo miráramos así tendríamos otro compromiso. No podemos perturbar esto, no podemos abandonar esto. Tenemos que ponernos como mundo adulto en función inclusive de la aventura que nos proponen. No les pasa que cuando se entregan a sobris, amigues, infancias no hay forma de conectar si no hay una autenticidad que nos fue constituyendo. Finalmente me parece que esta es una época para rescatar eso, para pararnos frente a todo esto horroroso. Y no hablo solamente del país, hablo de un planeta horroroso con lo mejor que tenemos, con lo mejor que nos han dado.
- ¿Cómo era el mercado del deseo cuando eras joven?
- Un rock and roll era. Primero que no había vigilantes en los edificios y no había rejas. Con lo cual, todo edificio era un hotel alojamiento posible y te levantabas a alguien en la calle Corrientes. Si habremos usado Santa Fe.
- ¿Seguís con FUFU y los chicos de Mundillo Trans?
- No, Mundillo no está ahora, pero vamos a avanzar a formato en vivo. Estoy harta de las redes. Me estoy despidiendo. Pero quiero a la gente, entonces terminamos con un after de solas y soles que va a ser con nuestra música, nuestra gente, nuestro cuidado, que la gente se encuentre. Vamos a bailar, a poner el cuerpo. Si la invitación de esta época es encerrarnos con todo el peso emocional que tiene, nos quedamos en esa y no vemos qué pasa, no nos leemos, no nos latimos. En la gira que estoy ahora, que se llama Siete Provincias, confirmo que hay que salir. Soy cantante, escritora. Las redes ya no me sirven, mi público necesita que yo esté ahí. No sé, no digo para Fito, para Lali, digo para nosotres, para otro grupo de artistas que tenemos un enorme público y que no le alcanza las redes.
- ¿Cómo haces para convocar al público de todas las provincias?
- Hay muchos años de recorrer el país. Empecé a los 14 años y tengo 56. Hay un momento muy fuerte que es el debate previo a la ley de matrimonio igualitario y la ley de identidad de género donde pasó algo muy hermoso en el país. Se constituyó toda una red de orgas, de putitos, tortitas y travitas locales. Siempre sucedió que nosotres teníamos que huir de nuestras provincias, sobre todo las provincias más pequeñas, para transicionar o para salir del closet. Entonces te ibas a Córdoba, venías a Buenos Aires y ahí eras. Hay algo que pasó en esa época que fue: yo me quedo acá, me quedo en Salta, en Entre Ríos, en Ushuaia, y voy a hacer el putito acá, y voy a hacer la travita acá. Eso acompañado con la lucha de las leyes, construyó orgas, pero más allá de las orgas, construyó comunidad, hacían fiestas todo el año para llevarme a la bandada y a mí, y yo paraba en sus casas. Aparte del putito, la tortita, la travita, encontrabas a les compas de la escuela, del secundario, de la universidad, a la vecindad, a la familia, había un montón de gente alrededor de esa comunidad. Era esa idea potente de aquel entonces que sostenía: voy a cambiar mi calle, mi pueblo, mi ciudad, no quiero huir como ha pasado siempre. Creo que ni siquiera fue algo que nos pusimos a pensar, fue algo que sucedió y así sucedió la red. Durante muchos años, el Bolsón fue un espacio hermoso, todos los eneros hacíamos encuentros de diversidad lo que terminó constituyendo la marcha del orgullo en el sur. Eran miles de personas yendo de la manera en que podían, en avión, en micro muchos días viajando, en auto, a dedo, como sea nos juntábamos todos los eneros. Después en Córdoba estaba El deleite de los cuerpos. Son secuencias que han constituido mucho público. Son redes que las estamos valorizando ahora, cuando el Estado no está y no te lleva, pero nos sigue llevando esa gente. Son nuestras movidas y sobre todo, aunque pongamos nosotros los mangos para llegar y después recuperarlo con una función y ganar recién con la otra función, lo que sucede es que está la gente. La gente quiere estar. Es un camino. Hablo de personas, pero en realidad es una movida comunitaria muy fuerte que sucedió. Es el momento para revalorizarlo, para ponerlo en la mesa política.
– Me imagino que es complicado hoy en día autogestionar proyectos donde no hay recursos.
– Depende qué. Yo no quiero un yate. Quiero seguir viviendo de esto, como me pasa. No es difícil vivir de esto cuando hay redes, cuando le llegas a la gente. Vivo vendiendo mis libros, el tema ahí es cómo hablar del mercado del arte, cómo hablar del mercado de la comunicación. ¿Qué es lo que queremos? ¿Fama? Bueno, hay un camino para hacer fama y hay otro camino que es vivir de lo que hacemos, de lo que amamos. Yo pertenezco a ese espacio con inclusive, cosas más radicales ideológicamente como no ir a la tele. Una venía del teatro independiente. Gente que creía que ensayar una obra durante todo un año era cambiar el mundo. No querías ir a una novela a actuar. Querías cambiar el mundo. Entonces, entrás en ese delirio hermoso que también te hace construir otra cosa. Yo sentía que mi lugar era construir centros culturales. No tanto ir a golpearle la puerta a Adrián Suar para que me contrate. Después finalmente el mundo se mezcla y hay mucha de esa gente del mainstream que resulta que te conoce, que sabe desde este recorrido. No es que le andamos golpeando la puerta para sentarnos en sus mesas.
– ¿La frase ‘hay que ocupar espacios la dijiste vos’?
- Yo soy militante de que tenemos que estar en todos lados. No significa que yo tengo que estar en todos lados. Lohana tenía que estar en la televisión porque era Lohana. No sé cuántas otras travas tenían el arte de estar ahí y no mancharse. Ella te trataba de idiota con mucha sutileza. Hay algo de eso que tenemos que estar en todos lados que no significa que todas tengamos que ocupar todos los espacios porque es imposible. Por eso siento que hay un espacio mío desde la docencia, en el arte que me parece importante porque es algo que nosotras específicamente las travas tenemos, que es el poder tener los recursos y tener los conocimientos por nuestras vidas, por nuestros recorridos, por estar afuera de todo, por ser pendeja y estar en la calle chupando una pija para pagar el alquiler. Eso es muy distinto a cualquiera de las otras disidencias. Entonces, cómo hacemos para que si hay una que quiere ser artista, lo pueda hacer, pueda tener los recursos, los conocimientos, el tiempo. Marlén Wayar dice que necesitamos un tiempo de paz. Sería eso. Comer es un tiempo de paz. Si comí puedo pensar. Hace poquito por las redes nos empezamos a comunicar con Lizi Tagliani, me escribió ella primero y yo aprovechando eso, en medio de todo el lío con Viviana Canosa le dije: ¿Sabés qué pasa? Son tramposos, te dan la fama, te dan la guita, pero siempre te lo van a hacer cobrar, porque en el fondo sos la trava sucia que van a detestar. Yo creo que por ahí anda la cosa. Entonces, algunas no creemos en esos espejitos de colores. Hay otras que lo necesitan, hay otras que lo hacen bien, hay otras que lo saben aprovechar, pero tiene su costo.
- Vos hablás del sistema productivo del planeta en colapso. Mencionas a Milei, Trump y Bolsonaro como disfraces para demostrar este sistema como algo vivo pero que en realidad está cayéndose ¿En qué sentido lo decís?
- Hablo del capitalismo, el capitalismo está demostrando su fracaso, no ha hecho feliz a este mundo, no nos ha hecho feliz, es todo lo contrario, nos está condenando al colapso de esta casa que es este planeta. Creo que estos seres vienen ni más ni menos que a mostrar, a fantasearnos con que todo está divino y que están soñando con vivir en Marte y sacar el último modelo del auto pero creo que esa es una invitación para eso otro que no es capitalista, que no sé cómo es, pero que tiene la posibilidad de constituirse en otra cosa, creo que la humanidad lo ha hecho toda la vida.
- Y al mismo tiempo la otra cara, el socialismo tampoco parece ser viable
- Sí, pero yo no me pongo a discutir eso porque también esa es la trampa que hacen ellos. Hay ideas que son fundantes, hay que leer el marxismo y nos vamos a dar cuenta que el capitalismo no hace ninguna de esas cosas, todo lo contrario. En todo caso, las personas y los proyectos de los gobiernos no lo han hecho. Más allá de eso, estoy abierta a que suceda lo nuevo, lo que se constituya como una aventura nueva que nos merecemos como humanidad para sentir o seguir sintiendo el orgullo de ser humanidad y no el agobio, el peso que tenemos por serlo. Creo que las travas, lo trava como concepto, como ideología, como posicionamiento político es algo que viene haciendo ruido y que se desmarca de esto. Es más, cuando queremos ser esto la pasamos mal, hacemos cagadas porque se supone que nosotras no tenemos que ser ni hombres ni mujeres, es como lo no binario que dice: no quiero ser ustedes y nadie se hace cargo. Les pibes no binaries están diciendo ‘no soy vos papá, mamá, abuela, ni todo mundo que me precede, no soy ustedes’.
- A la gente que tiene la configuración binaria en la cabeza le cuesta muchísimo porque tiene enchufado el binarismo por todos lados, los colores, los perfumes, las bicicletas…
- A mí la discusión política, porque es una discusión política, contra el lenguaje inclusivo me hace acordar a los trogloditas.
- Es muy difícil, soy parte de eso
- Pero está bien que digas no puedo, aparte no lo hacemos para vos. No es que lo tengas que usar vos, sino que no nos jodas si lo usamos nosotras. Y si les agarra un ataque, es porque tienen un problema con el empoderamiento. Nos estamos nombrando cuando lo único que hacíamos es escuchar cómo se reían de nosotras. A mí no me cuesta, sé usarlo, de hecho basta que haya un lugar interesante donde usarlo. Entiendo que siempre tengo que escribir de forma inclusiva, que no significa que solo la E me de lo inclusivo, de hecho, salgo al escenario y no digo hola a todos, todas y todes. Digo, hola tribu. Tengo que ser inclusiva. Y tribu es una palabra que uso para eso. Hay palabras que el lenguaje nos la da, pero hay que ser creativa. Acá está la posibilidad de nombrarnos, es un montón. ¿Quién puede estar en contra de que alguien se nombre? Cuando me refiero a este mundo me refiero en masculino.
- Lo malo es masculino
- Claro, Milei es masculino
- ¿En qué momento se encuentra, políticamente hablando, la lucha travesti hoy?
- Creo que nunca estuvimos tan mal como ahora. Yo trabajo en la cárcel con las travas presas. Y a veces muchas de mis hermanas y compañeras tienen la misma realidad afuera. La mayoría de nuestras hermanas y compañeras están en situación de mucha precariedad y pobreza. Andá a la calle, andá a la zona roja, andá a la cárcel y fíjate por qué una trava está presa con respecto a otra persona. Más allá de eso, creo que nunca estuvimos tan lúcidas como en esta época. Porque nos pasó todo lo que nos pasó. Nos pasó Lohana, nos pasó Diana, nos pasó Marlene, nos pasó la ley de identidad de género, nos pasó ser comunidad, nos pasó pensarnos políticamente. Hay algo de este sur latinoamericano, donde la palabra travesti específicamente no es algo que tenga sentido en Europa ni en Estados Unidos, es algo latinoamericano. Tracas se dice en Perú. Es un pensamiento, un posicionamiento político, un orgullo. Y todo eso nos hace mirar de otra manera. Ni mejor ni peor, de otra manera. Le estoy dando mucho peso e importancia a mirar de otra manera en esta época que parece que todos estamos mirando de la misma manera, hacia un único lado. Me parece que hay algo de lo trava en cuanto roto, que yo quiero que siga vivo. Lo trava en cuanto borde, que me parece interesantísimo. Lo trava en cuanto hace ruido al hombre-mujer, que me parece que tiene que estar acá. Y sobre todo en estas generaciones más jovencitas se lee mucho lo trava. Saben quién ha sido Lohana y Diana.
- Nos falta un pasaje generacional, tenemos referentes como vos, Lohana, Diana, Marlene pero se salta una generación ¿Ves posibles referentes actuales dentro del mundillo trava?
- Qué loco lo que nos ha pasado porque tuvimos a estas cacicas juntas que hacen parte de la historia de un país, de un mundo. Acá fue una generación junta, post reinicio de la democracia. Creo que quizás el desafío sea no estar constituyendo nuevas líderes de esa manera, porque por algo nos pasó y no sé si se va a repetir. Quizás sea conveniente, inclusive a partir de todo lo que estuve hablando desde que me senté, pensarnos de otra manera, comunitariamente, con otras lógicas que quizás sean inclusive, lógicas anticoloniales, que vengan antes de la conquista. Ver cuáles eran nuestros liderazgos, eran liderazgos comunitarios, eran roles específicos, y no siempre tenían que ver con la sabiduría y con las energías, sino por ejemplo, con roles que le hacía bien a la comunidad. Había roles de travas, que no se llamaban travas entonces, que tenían ese peso de emisarias, un rol importante en la comunidad. Y me parece que hay algo de eso que a mí me gusta más. La primera vez que fui a Chile hacía unos meses habían fallecido la Pedro Lemebel, e Hija de Perra y había una orfandad gigante. Acá pasó también con el asesinato de Diana y la muerte de Lohana, hubo una orfandad en el medio del macrismo que ni les cuento. Yo creo que eso no se ha saldado porque no sé si es necesario un liderazgo de ese tipo. De hecho, Lohana escribe y delega en Marlene muchas cosas que Marlene quiso evitar. No soy la viuda de Lohana, lo he dicho muchas veces, porque hay otro camino que hacer. Y eso también habilita a que, por ejemplo, estén las viejas, las históricas, que pueden tener una voz incomodisima.
- Cuando hablamos de la comunidad y cómo se encaminan las izquierdas hay algo que envenena en la comunidad que tiene que ver con los egos.
- Sí, pero eso no tiene que ver con ningún género. Eso creo que es una estupidez humana que nos la pasamos desde que nacemos. Con los celulares viene eso. Por eso, el desafío es cómo nos instalamos humanamente en algo nuevo con todo el género que tengamos, no importa cuál. Yo siento que es época de tirar puentes. Quiero juntarme con las sensibilidades parecidas, con las éticas parecidas. Es una época donde compañeras y hermanas nuestras han votado este proyecto también. Lo trava está todo el tiempo, es como una señal que está acá, aunque hablemos de economía. Vos pensas que alguien puede reunirse con nosotras y suponer que, aunque no se diga la palabra trava, se borre. Lo trava, la mirada trava sobre el mundo, los hechos, los vínculos, sobre por qué estamos en esta mesa hablando y planeando un futuro, por ejemplo. Creo que por eso somos peligrosas. Estoy convencidisima. Mirá a Elon Musk con su hijita, la gran desestabilización de ese tipo fue su hija trans. Renunció a su apellido, es decir, renunció a la mayor fortuna de este planeta. No solamente le hizo eso al papá, se lo hizo a la manga de giles que creen que tener guita es tenerla grande y ser el mejor del mundo. Ahí está, mirá. Tomá, te regalo la fortuna de este planeta. No la quiero. Quiero ser yo.

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