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"División Palermo nació de un concurso del INCAA"

por Revista Cítrica
08 de agosto de 2025

Santiago Korovsky, director, guionista y protagonista de la serie y el actor Hernán Cuevas contaron los caminos que los llevaron al éxito de Netflix. Esta entrevista fue realizada en el programa #NoEsPorAhí conducido por Nelson Santacruz y Gabriela Ivy.

División Palermo se adelantó a todo. Dicen que la buena ficción refleja la realidad de una época. Pero División Palermo parece premonitoria. En el cuarto capítulo de la segunda temporada hay funcionarios que justifican una represión a personas con discapacidad o que aumentan su popularidad por mandar a la policía a desalojar a la fuerza la toma de un colegio. Lo primero ya pasó, lo segundo puede pasar en cualquier momento. Nada en División Palermo es casualidad. Todo es causal. Todo viene de un casting pensado desde la inclusión. De un guión de orfebrería que contó con asesoramiento de personas con discapacidad. Y de un trabajo de siete años. División Palermo antes de ser la éxitosa serie de Netflix fue un teaser de un minuto ganador de un concurso del INCAA. División Palermo también fue el sueño de Santiago Korovsky de filmar una serie de humor distinta a todo. Y que empezó a forjarse aún antes de que él se diera cuenta.

¿Cuándo se empieza a ser actor?¿Cómo surge? ¿Cómo es el pasaje del deseo a la realidad? ¿Y cuándo se empieza a ser director? Hernán Cuevas y Santiago Korovsky intentaron responder estas preguntas en una entrevista en #NoEsPorAhí, el streaming de Revista Cítrica en Posdata Digital con conducción de Nelson Santacruz y Gabriela Ivy.

--¿Cómo arrancaron? Santi... ¿Cómo empezaste a actuar y a dirigir?¿Vos Hernán Siempre supiste que querías ser actor?

SANTIAGO: Mi abuela vendía obras de teatro infantiles a las escuelas. Entonces me llevaba siempre a ver Vivitos y Coleando, las obras de Hugo Midón, las obras de Héctor Presa, etc. Y había algo de mamar de ese mundo desde chico. Mi tío, Ernesto Korovsky, es guionista de tele, ganó muchos Martín Fierro. Entonces como que algo de la infancia que estaba ahí. Pero yo nunca me consideré actor ni pensé serlo más allá de que alguna vez mi tío me llevó a actuar al programa de Juana y sus hermanas.

Estudié comunicación. Como tesis hice un documental sobre dos mujeres en un neuropsiquiátrico. Una de ellas es Nilda Sindaco,la Betty de División Palermo

Y después fui como empezando a hacer cursos de teatro. Con un amigo llamado Alejandro Calb decíamos que nunca hacíamos nada juntos. Él estudiaba medicina y me mandó que había un curso de clown en la Facu de Medicina. Y arrancamos para hacer algo juntos. Después me enteré que el curso, en realidad era para ser payamédico. Así que fuí payamédico. O sea que fue más de casualidad lo de la actuación. Y después me puse a estudiar teatro y se fue dando. 

HERNÁN: Yo siempre me imaginé como actor. No me imaginaba de contador ni de abogado ni de ninguna otra cosa. Era ser actor. Era para ahí. Y toda mi familia ya sabía que iba a ser eso. Me marcaron mucho las novelas. Las novelas que miraba con mi abuelo y con mi mamá. Las novelas mexicanas. La trilogía de las Thalías. De las Marías. María Mercedes, Marimar y María, la del barrio. Hoy lo ves y te da un poco de gringe. 

--Pero las escenas con Soraya, las de maldita lisiada son buenísimas.

HERNÁN: Sí. Hay algo caricaturesco que decís: es un cómic esto. Pero crecí con eso y crecí en un momento en donde había mucha ficción nacional en la tele. Entonces tenías para elegir, tenías para ver. Y aprendí mucho de eso y me gustaba ese juego de ser otro o poder sentirse en otros lugares. Algo así como la empatía del actor. Me gustaba eso.

--Y después fuiste a la Universidad Pública…

HERNÁN: Sí, me gusta decir que fui al conservatorio porque cuando yo estaba era IUNA y ahora es CUNA. Entonces entonces digo en el conservatorio y se entiende por igual. La verdad que es una universidad que cuesta entrar porque te hacen un examen de ingreso. Y para mí fue muy bueno. Pensé: “Si entré acá es porque algo bueno debo estar haciendo”. Y es un trabajo arduo. La verdad porque la universidad pública como sabemos tiene sus fallas, tiene sus pros y contras, pero sobre todo es nuestra. Y eso creo que es lo más lindo. Y además que el lugar es hermoso porque es público. Había gente de todos lados, de todos los países. Entonces también era una comunidad que se armaba artística de toda Latinoamérica casi. Y es muy lindo, es muy lindo estudiar.

--Santiago hace un rato mencionaste la aparición clave de Nilda Sindaco en tu vida y en tu carrera. ¿Cómo fue el proceso desde que empezaste a conocerla, a entrevistarla hace casi 20 años como estudiante hasta su frase Chau Pueblo que nos conmovió a todos en la segunda temporada?

SANTIAGO: El Chau Pueblo fue la última la última escena que filmó ella. Falleció poco tiempo después mientras editábamos la serie. Yo estudiaba comunicación, empecé a hacer un documental sobre sobre el neuropsiquiátrico Moyano, la conocí a ella, la conocí a Vero Barrionuevo, su amiga, e hice un documental sobre ellas y forjé una amistad.

El sueño de Nilda era actuar por fuera de las paredes del neuropsiquiátrico, por fuera de los festivales de salud mental. Ella había actuado de joven, había ganado premios, pero bueno, desde que estaba ahí no estaba pudiendo salir y entonces se me ocurrió este personaje para ella, el de Betty. Y lo escribí pensando en ella, pero después también, hay que hacer el casting, entonces ya no depende de mí, hay que venderle de alguna manera a la plataforma que ellas es la mejor opción y ella puteaba. Pero nada, por suerte lo hizo bárbaro y a la gente le encantó y bancó y bueno, fueron años de putearnos por División Palermo con Nilda, que se cansaba de que le pida una nueva toma, Me decía: “¡Me tenés harta, Santi!” 

Ese era nuestro vínculo de amistad y de ella quejándose de mí y yo quejándome de ella y diciéndonos las cosas como se dicen los amigos. La primera temporada Nilda la hizo externada, la segunda la hizo internada. Se dice que al neuropsiquiatrico entran por locas y se quedan por pobres. Porque en el hospital tenés casa, comida y todo lo que necesitas y por fuera no. No hay tantos dispositivos intermedios que funcionen bien en ese sentido. Entonces bueno, terminan muchas veces volviendo o no pudiendo salir. Ella hizo mucho teatro fuera y también en estos círculos de salud mental que por suerte existen, ¿no? También de teatro, de festivales de arte y salud mental. La Argentina también tiene esto de encontrar un refugio en el teatro o en el arte escénico, de contener un montón de historias.

--¿Cómo ven ustedes hoy la industria cultural de Argentina? Complicado.

--Complicado un poco porque cuesta también hacerla y cuesta mucho. Sobretodo hoy en día que está mucho en discusión lo audiovisual. A mí en particular me encanta cuando veo los mensajes que dicen: “Che, qué bueno, algo nacional que me guste, que me cope". Entonces también entender que el tipo de humor que estamos manejando es nuestra propia identidad.

--Con los éxitos del El Eternauta y División Palermo se salió mucho a decir que el INCAA no es necesario porque son producciones de Netflix...¿Cómo explicarían la importancia del INCAA en División Palermo? 

--SANTIAGO: División Palermo nace de un concurso del INCAA de series web, con eso hicimos un teaser, que es como un pequeño piloto y eso nos dio el pequeño impulso para después ir a una productora que se llama KyS y después esa productora le vendió la serie a Netflix. O sea, el caso de División Palermo no lo tomen en cuenta si quieren decir que las series y el cine no necesitan del INCAA, porque en División Palermo contamos con el apoyo de del Instituto de Cine y me parece clave que siga produciendo para darle oportunidades a todos porque en definitiva es una inversión. El caso nuestro lo demuestra, después es una inversión que genera ingresos para el país. 

HERNÁN: Y que genera trabajo, que muchas veces se ponen en discusiones eso también, que lo artístico, lo audiovisual no genera y queda vacío y no se puede hacer algo de contenido, se puede hacer algo real y que pueda llevar a la gente y que pueda abrazar eso.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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¿Creen que Argentina de repente encuentra una oportucrisis en el momento? ¿Por ejemplo el nuevo cine argentino es algo que se da y ustedes lo saben mejor que yo en contextos bastante jodidos de la República Argentina, pero que de repente muestra un costado social y te muestra la Ciudad de Buenos Aires de una manera puntual ¿Qué sucede cuando hay momentos de tensión en Argentina y cómo se puede aprovechar para capturar una época desde el cine o desde el teatro? 

HERNÁN: Yo creo que justamente a veces de la peor crisis sacamos lo artístico para afuera y expresamos ese dolor o esa angustia. O hasta mostramos nuestra identidad desde la comedia. Nosotros salíamos de la dictadura y salió al poco tiempo Esperando la Carroza, que para mí es la mejor película argentina que hay en el mundo. Sacamos lo mejor que tenemos. Y con dos pesos muchas veces. Se pone mucho el foco en que hay que recortar siempre la cultura o algo de lo que somos. ¿Por qué? Si lo que más se nos conoce de Argentina es eso: la cultura. Y el fútbol, obviamente.

--Hernán, el año pasado estuviste en el escenario de la marcha no binaria. ¿Pero vos no te percibís como no binario...¿Cómo fue eso?

HERNÁN: Yo le había dicho a la persona que me había convocado, tipo, mirá que yo no soy no binario. Yo me considero masculino. Me considero cis.

--Bueno, bancaste la marcha desde tu lugar. Incluso una vez te comiste los insultos de un taxista por llevar un pin LGTB

HERNÁN: Sí, la persona era muy religiosa. Y me había dicho que yo me había desviado, que yo... del camino del Señor. Del camino del Señor. Decía que había como un diablo que me decía cosas en el oído. Y bueno, debido a eso conocí a Pablo, mi novio, que me mandó un mensaje por Instagram diciéndome, “Che, horrible lo que pasaste”. Así que me puse de novio gracias al taxista facho. Yo había subido una storie y no me acuerdo en qué medio la levantaron y Pablo la vio. Y después de ahí empezamos la charla, lo invité al teatro y empezamos a salir.

--¿Qué opinan del concepto de la inclusión forzada? Que circula mucho, por ejemplo, en Disney. Pero también se le plantea a Netflix o a otras plataformas. Esto de la Blancanieves Latina Marrón, por ejemplo. 

HERNÁN: Sí, pero los Hernanitos eran CGI. Eran personajes generados por computadora. De un lado están poniendo una actriz latina para hacer Blancanieves. Pero por el otro lado no le dan trabajo a personas de talla baja que lo necesitan. Es como que no termina de ser nunca equilibrado. Es difícil, sobre todo también en las grandes marcas, en las grandes compañías. Porque les cuesta entender el lado nuestro. Y como en su grupo muchas veces no tienen a alguien como nosotros para consultar, la inclusión se hace mediante una visión de gente promedio. En vez de preguntar, acercarse, llegar. Yo creo que ahí está el verdadero tema de estas situaciones.

--¿Cómo fue el acompañamiento y el asesoramiento que tuvieron para hacer División Palermo en temáticas de inclusión de personas con discapacidad?

SANTIAGO: A nosotros personalmente Netflix nos acompañó mucho, apoyando que haya colaboradores desde la escritura, con personas en silla de ruedas como la guionista Lucre Gómez. Ellos nos decían también que está buenísimo asesorarse, porque también se sentían inseguros en hacer humor sin tanto conocimiento. Entonces, tanto a nosotros como a Netflix, nos parecía importante. Hay que organizarse bien para realmente tener inclusión. Y teníamos una persona, como Nilda Sindaco, que venía de una externación psiquiátrica, con todo el miedo y el prejuicio que genera en mucha gente. 

HERNÁN: Yo agradezco que se hayan abierto a esta experiencia de División Palermo, que trata de ser lo más inclusiva posible y no de la boca para afuera. Y que además dentro del hecho artístico que se ve en División Palermo, hay algo que está buenísimo que suceda: que haya actores a los que se les da la oportunidad de hacer un papel de una minoría, por ejemplo Pilar Gamboa, que no está en silla de ruedas, y de Daniel Hendler, que no tiene una prótesis. Y que estemos nosotros, que somos actores y que venimos con nuestro cuerpo real como herramienta para poder trabajar. O sea, esa es la verdadera inclusión. Actores que puedan hacer de, y nosotros que poder tener un papel. 

--En Estados Unidos las personas de talla baja hicieron como una especie de sindicato quejándose de que solamente los llamaban para ser criaturas mágicas en las películas¿Qué respuesta tenés frente a eso? 

--Y es ayudar al estereotipo, a veces me parece. Esta cuestión de llamamos a esta persona porque nos conviene dentro de nuestra imaginación, que tenemos que tenerla, ¿cierto? O sea, a mí me pasa que yo soy más del teatro. ¿Por qué soy más del teatro? Porque justamente en lo audiovisual, en lo que poco que participé, era para el estereotipo. Y yo dije: No, no voy a ir por acá. Prefiero hacer teatro. Entonces, por eso también hice mi compañía. El teatro te da mucha más oportunidad. 

--¿Te daba dudas de participar en División Palermo al principio por esas experiencias?

HERNÁN: Sí, obviamente. Ahora agradecemos y abrazamos la serie, pero antes de División Palermo no había nada que pudiera compararse. Ahora sí hay un antecedente.Una vez me llamaron para hacer el doble del cuerpo de Francella para la película Corazón de León. O sea yo sería el cuerpo y después reemplzarían mi cara por la de Francella. Fui a hacer el casting porque había que rascar la olla. Voy y lo primero que me dice la directora del casting es: “Uy, no, pero vos sos muy grandote”. No quedé porque era muy grandote. Era muy alto.

--Así como los conservadores dicen lo de la inclusión forzada, por el otro lado también, hay algunos progresistas que critican a División Palermo por decir que se burlan de las disidencias, las minorías y todo eso. ¿Qué les responden?

HERNÁN: Nosotros hacemos humor, no nos burlamos, hacemos comedia. Burlarse es poner un discurso de odio y mofarse de la otra persona. Nosotros hacemos humor y eso es, creo, fundamental. Porque en la comedia nos reímos de nosotros, nos reímos de un contexto, nos reímos de un silencio, de un sarcasmo, de una ironía, pero nunca vamos a ver en la serie que se está humillando como pasa muchas veces en la sociedad o en los mensajes de odio que a veces pasan en internet o en las redes. Creo que ahí está el tema. Y que cuando a veces sucede que el otro pareciera que nos burla, también nosotros tenemos nuestro lado que contraataca. Entonces, hacemos humor de esa contestación también. Creo que ahí es como la delgada línea de entender desde dónde estamos parados nosotros. Que nosotros no estamos siendo usados como víctimas en la serie. Nosotros nos ponemos la diez y vamos y agarramos los chumbos y nos cagamos a piñas.

SANTIAGO: Para mí el humor en División Palermo está puesto sobre los idiotas que somos nosotros, incluso cuando queremos ser inclusivos. Así como también nosotros nos reímos de nosotros, que las minorías que forman parte de la serie se puedan reír de las problemáticas que a ellos les pasan, me parece fundamental. Sino las minorías solo podrían ser dramas, digamos. Bueno, me parece que el humor en ese sentido también es inclusivo en la serie. 

--¿Le pusieron División Palermo porque sonaba bien? ¿Por qué no División San Nicolás o División Recoleta? 

SANTIAGO: No, me parece que me gustaba el nombre porque encerraba esta idea de lo aspiracional, de una fuerza de seguridad aspiracional que intenta ser una campaña de marketing de alguna manera. Y me parece que Palermo se vincula con esta imagen que tiene la ciudad de sí misma cuando la quiere mostrar para afuera. Había algo de eso, de la contradicción de un barrio que no es el más picante de todos, aunque en esta temporada se pone picante. Además se dice que hay una cultura palermitana. Creo que se prestaba al humor. 

--Santi...cuándo te preguntamos cómo arrancaste nombraste cómo empezaste a actuar pero no cuándo empezaste a dirigir. Sabemos que fue lo primero que hiciste…¿Lo contás vos?

--SANTIAGO: Técnicamente, en la secundaria, en primer año, la profesora de literatura y el profesor de plástica se juntaron y nos propusieron hacer la historia de Lancelot, contar la historia de Lancelot, el primer caballero. Cada uno tenía que decidir qué rol iba a ocupar.  Algunos eligieron plástica y hicieron las armaduras, todo el vestuario. Otros escribir el guión, otros actuar. Yo dije: “Bueno, yo filmo”. Así que de alguna manera eso es lo primero que alguna vez filmé. El sonido era pésimo. De ahí pasaron muchos años hasta que volví a dirigir. Hubo cierta frustración de ese proyecto ja. La profesora cuando lo vio se agarró la cabeza. Pero bien. Sobre todo porque el sonido no funcionaba. Entonces el hermano de un amigo que lo editó, agarró y lo dobló todo y le puso una voz en off. Lo narró como si fuese un cuento. Así que el resultado no fue lo más digno, se podría decir.

--Igual aprobaste la matería. Fue como un juego, no fue una frustración. Pero sí tuviste ya de más grande un tiempo en que estabas frustado y no sabías de qué ibas a vivir...

--Yo me puse a estudiar comunicación porque siempre me gustó la dirección y demás, pero no sentí que fuera lo suficientemente bueno. Las inseguridades en la Argentina. “¿De qué vas a vivir?”, era la pregunta típica. No conocía a alguien que haga lo que a mí me gustaba. No tenía un referente cercano. Más allá de que mi tío escribía y me gustaba lo que hacía, pero a nivel dirección no me encontraba. Entonces estudié comunicación que era más amplio, que aentras por un lado y capaz salís por otro. Y mientras iba cursando, iba haciendo cursos de guión, cursos de fotografía, de teatro y demás.

Y hubo un momento en que tenía, no sé, 26, 27 años que dije: “Uff, ya es tarde, ya es tarde. Pasó el tren y ya no...” Es la crisis pre-30. Pasó algo así, como que dije: “Uy, ahora sé lo que quiero hacer. Quiero dirigir, quiero actuar, quiero hacer todo. Pero ya es demasiado tarde, nunca lo voy a lograr. Y me agarró una angustia fuerte. Pero bueno, al final un poco lo logré.