¿Qué ves cuando pensás en Iron Mountain?
por Mariano PagnuccoFotos: Hernán Vitenberg
05 de febrero de 2019
El 5 de febrero de 2014, el depósito de Barracas de la empresa especializada en archivo de documentación Iron Mountain fue devorado por el fuego. En el incendio perdieron la vida ocho bomberos y dos rescatistas de Defensa Civil. La causa, donde confluye una investigación por lavado de dinero, está frenada y sin funcionarios de jerarquía procesados.
¿Hacia dónde hay que mirar hoy para entender Iron Mountain?
Tal vez haya que mirar el enorme vacío edilicio que dejó el incendio en la esquina de Jovellanos y Benito Quinquela Martín, el único rincón de la manzana de Barracas donde hay más cielo que ladrillos. Junto al vacío de esa esquina, a las 9:15 de este 5 de febrero suena una sirena y las personas presentes, que no son más de cien, forman un semicírculo para iniciar su ceremonia.
Tal vez haya que mirar las caras de Facundo Ambrosi, Pedro Barícola, Sebastián Campos, Eduardo Conesa, Leonardo Day, Anahí Garnica, Maximiliano Martínez, José Méndez, Juan Monticelli y Damián Véliz. Esas caras se multiplican en carteles, remeras y fotografías que inundan una casilla de chapa que hace las veces de altar sobre la calle Jovellanos. En medio de la casilla hay un tronco de árbol partido y lleno de ofrendas, sobreviviente tras el derrumbe de la pared sobre la vereda que causó las muertes.
Tal vez haya que mirar los gestos y los abrazos y las lágrimas de madres, padres, hermanos, hermanas, hijos, hijas y compañeros que hoy han vuelto al lugar de la tragedia para honrar lo que dice un cartel que se erige como una señal de tránsito: "Héroes de Barracas. Justicia, Memoria y Verdad".
Hay dos causas unificadas: una corresponde al "incendio culposo seguido de muerte" y la otra a maniobras de lavado de dinero
¿Adónde hay que mirar para entender Iron Mountain?
Tal vez haya que mirar la escasa presencia de medios de comunicación (tres cámaras, dos micrófonos, algunos grabadores), que cinco años atrás alentaron el morbo y hoy establecen otras prioridades en sus agendas informativas siempre cambiantes.
Tal vez haya que mirar las ausencias que señalan los familiares de las víctimas: ni una sola autobomba (años atrás llegó a haber 20, dicen), ni un funcionario político (años atrás, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich dijo en un homenaje que las personas fallecidas "eligieron morir" y recibió insultos varios, dicen).
¿Adónde hay que mirar para entender?
Tal vez haya que mirar los antecedentes de Iron Mountain, que se vende como "líder en archivo y manejo de información" pero tuvo incendios previos en sus depósitos de Estados Unidos (1997), Canadá (2006), Inglaterra (2006) e Italia (2011).
Tal vez haya que mirar a las empresas que perdieron información confidencial en el incendio y que eran investigadas por lavado de dinero: Banco Patagonia (57 mil cajas consumidas por el fuego), HSBC (perdió unas 30 mil cajas), JP Morgan (4.000 cajas) y BNP Paribas (1.200 cajas), entre otras.
Entre las 17 personas procesadas no aparecen ni Gómez Centurión ni Macri ni los altos mandos de Iron Mountain
Tal vez haya que mirar la composición del Gobierno porteño en 2014, cuando sucedió el incendio. El jefe de Gobierno era Mauricio Macri, miembro de una familia empresaria que tiene bajo su órbita compañías como Servicio Electrónico de Pago S.A. (Pago Fácil), que perdió unas 6.500 cajas con información que podría estar vinculada al escándalo de los Panamá Papers.
Tal vez haya que mirar al entonces titular de la Agencia Gubernamental de Control (AGC), Juan José Gómez Centurión, militar retirado que en los últimos años -siempre cobijado por el macrismo- sumó medallas como negar la cifra de los 30 mil desaparecidos y abandonar su cargo de director general de Aduanas por sospechas de corrupción. Él tenía a su cargo a los inspectores que firmaban las habilitaciones de lugares como el depósito de Barracas, donde también perdieron documentación Jumbo, Cencosud y Banco Velox... todas empresas donde había trabajado Gómez Centurión tras dejar el Ejército.
Tal vez haya que mirar a Francisco "Pancho" Cabrera, en aquel tiempo ministro de Desarrollo Económico porteño e impulsor de los Distritos Económicos, entre ellos el Distrito Tecnológico donde se radicó formalmente Iron Mountain para percibir beneficios impositivos. Como otros funcionarios de Cambiemos, Cabrera tuvo un pasado ligado al sector privado, puntualmente al banco HSBC, investigado por operaciones ilícitas y afectado en la pérdida de documentación que guardaba en el depósito.
Hoy la causa está frenada en la Cámara de Casación Penal, donde debe resolverse si los familiares tienen posibilidad de ser querellantes
¿Adónde hay que mirar?
Tal vez haya que mirar la etapa de instrucción de la causa (que en verdad son dos causas unificadas: una corresponde al "incendio culposo seguido de muerte" y la otra a maniobras de lavado de dinero), donde quedó claro que hubo intencionalidad en el incendio, falta de medidas de seguridad básicas e irregularidades varias, como una habilitación fraudulenta de instalaciones que no cumplían con las exigencias legales.
Tal vez haya que mirar las maniobras económicas de Iron Mountain, que mediante la compañía de seguros Zurich indemnizó a un grupo de familiares extrajudicialmente y de esa manera buscó que no prosperara la acción penal. De hecho, hoy la causa está frenada en la Cámara de Casación Penal, donde debe resolverse si los familiares tienen posibilidad de ser querellantes o si la querella será solamente de la Fiscalía.
Tal vez haya que mirar los nombres de las 17 personas procesadas sin prisión preventiva (12 ex-funcionarios porteños, 3 directivos de la empresa y 2 empleados de empresas proveedoras), entre los que no aparecen ni Gómez Centurión ni Macri ni los altos mandos de Iron Mountain.
Tal vez haya que mirar y seguir mirando.
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