En esta sección, te contamos pequeñas historias de viajes. No buscamos relatar la belleza natural o artificial de los lugares, sino narrar historias o hechos que nos permitan conocer mejor a otras sociedades.
En La Habana, la libertad está en la cola. Al llegar a la parada de la guagua (autobus) o a Coppelia (establecimientos estatales que venden helados a precios módicos y de un solo sabor), se debe gritar “último” y la persona aludida debe confesar su retrasado y vergonzante puesto y decir “yo”. (El comunismo no es un viva la pepa. Viene con muchas responsabilidades. Tal vez, con más de las que la miseria humana puede cumplir). Acto seguido, ya está todo hecho. El nuevo último, especie de hombre nuevo nietzchiano, ha conseguido la libertad. Puede sentarse en la sombra o dar una vuelta manzana. Su única responsabilidad será recordar detrás de quien deberá subir a la guagua o ingresar a Copellia. El sistema es como todos. A veces funciona, a veces no.
Algunos últimos son tan libres e irresponsables que regresan cuando ya ha pasado su turno. Otros olvidan a su último o crean a uno inexistente. Y siempre hay un extranjero, un inadaptado al sistema. Uno de esos que les muestra a los cubanos todo lo que no pueden conseguir. Ahí están, adaptándose a un sistema que admiran pero del que no se animan a formar parte.
El hombre que dio dos vueltas al planeta en moto
Emilio Scotto viajó con una Honda Goldwing a través de 279 países durante más de diez años. Cruzó dos guerras, estuvo preso seis veces, lo acusaron de espía y casi muere de malaria, pero al final terminó una travesía que hasta el hombre que pisó la Luna elogió.
Marília Guimarães: protagonista de una fantástica historia revolucionaria
Crónica de la vida de una guerrillera brasileña que, en el año nuevo de 1970, secuestró un avión de pasajeros en Montevideo para escaparse de la dictadura, hacia la Cuba Libre de Fidel Castro. Y lo hizo junto a sus pequeños hijos, quienes por entonces contaban con apenas dos y tres años.
PEQUEÑOS VIAJES-CUBA
En esta sección, te contamos pequeñas historias de viajes. No buscamos relatar la belleza natural o artificial de los lugares, sino narrar historias o hechos que nos permitan conocer mejor otras sociedades.