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“Lo único que sabe hacer Mekorot es robar el agua”

por Fabricio Cardelli
Fotos: Rodrigo Ruiz
14 de octubre de 2024

Maren Mantovani, del Comité Nacional Palestino BDS, analiza el despliegue de la empresa de aguas israelí en Argentina, donde la mitad de las provincias ya tienen comprometidos acuerdos firmados. El agua como botín de guerra, contratos millonarios confidenciales y territorios en disputa.

Hace décadas que da vueltas en la discusión pública argentina el Plan Andinia, una teoría conspirativa según la cual ciertos territorios nacionales (especialmente en la Patagonia) serían codiciados por la comunidad judía internacional para instaurar un nuevo Estado de Israel. No hay un anclaje real para esa suposición, pero en la Argentina del siglo XXI la presencia israelí es creciente y tiene un rol crucial para el futuro: la mitad de las provincias están subordinadas a un acuerdo de cooperación con Mekorot, la empresa estatal de aguas de Israel.

Entre los antecedentes de Mekorot (“fuente”, en hebreo) figuran las denuncias en su contra por delitos de lesa humanidad contra la población palestina, incluidos pronunciamientos de la ONU. Yitzhak Aharonovich, presidente de la compañía, es un militar de carrera que ocupó el cargo homónimo de Patricia Bullrich en Israel, al frente del Ministerio de Seguridad. “Hay dos pilares muy firmes en Israel: una es la seguridad y la otra el manejo del agua”, le dijo a Clarín en una entrevista de 2023.

Mekorot se alejó de la Argentina en 2013 por la resistencia social al proyecto del entonces gobernador bonaerense Daniel Scioli de instalar una planta potabilizadora en La Plata con asistencia israelí. Brasil, Portugal y Holanda también desistieron de meter a Mekorot en sus territorios. Alberto Fernández fue quien reabrió la frontera argentina.

Con gran despliegue de comitiva oficial, primero viajando a Israel y luego con el orgullo nacional de recibir en casa a invitados especiales, el entonces ministro del Interior Eduardo Wado De Pedro fue el vocero del “acuerdo técnico” firmado entre Mekorot y el Consejo Federal de Inversiones (CFI) para “hacer más eficiente el manejo del agua” en Catamarca, Formosa, La Rioja, Río Negro y Santa Cruz

El anuncio se hizo el 13 de febrero de 2023. Transcurridos diez meses de 2024, el listado lo integran también Santa Fe, Mendoza, San Juan, Santiago del Estero, Jujuy, Chubut y Neuquén. Doce sobre veinticuatro territorios comprometidos en una política de Estado para administrar eficientemente el líquido vital... con injerencia extranjera.

La llegada de Javier Milei a la Presidencia no produjo grieta ni ruptura, sino profundización de la alianza. De hecho, el despliegue de Mekorot (con sus Planes Maestros para las provincias) debe leerse en el contexto de la implementación del Régimen de Incentivo para Grandes Inveriones (RIGI) votado dentro de la Ley Bases.

Lo que predomina ahora es un manto de silencio político, ya que las cláusulas del convenio macro y de los acuerdos particulares con las provincias son confidenciales. Por un pedido de acceso a la información pública, el Gobierno de Río Negro reveló hace poco el contrato firmado con Mekorot durante la gestión de la anterior gobernadora, Arabela Carreras.

A saber: un millón y medio de dólares se comprometió a desembolsar el Consejo Federal de Inversiones por una consultoría de 18 meses destinada a formular un “Plan Maestro para el sector Hídrico de la Provincia de Río Negro”; uno de los puntos del acuerdo establece el “Cálculo del Valor económico del agua”; la exclusividad del manejo de la información sobre los recursos hídricos provinciales le corresponde a la empresa; el contrato “se regirá e interpretará de conformidad con las leyes de Inglaterra”.

“La lucha por el derecho al agua del pueblo palestino es también de los pueblos de América latina”, reflexiona la italiana Maren Mantovani, quien integra el Secretariado Internacional del Comité Nacional Palestino por el Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS). Su conocimiento sobre Mekorot en el contexto del conflicto israelí-palestino es clave para entender el rol está jugando la Argentina en su alianza con una empresa que es más repudiada que amada en el mundo.

–¿Cuál es el rol que tiene Mekorot en el apartheid contra Palestina?

–Este proceso comienza en 1948, cuando Israel se establece como Estado sobre la limpieza étnica. Con el 80 por ciento de la población palestina se construye el Estado de Israel. Lo que pasa en este momento tiene mucho que ver, porque el 80 por ciento de la población actual de Gaza que está bajo bombardeo fue desplazada en el '48 de sus hogares. Mekorot se forma antes de la creación del Estado de Israel, porque el proyecto colonial de Israel, de colonización de Palestina, comienza antes, con empresas estatales y paraestatales. Para Israel estaba claro que el agua es vida. Y si hay que colonizar un territorio, tener el control sobre el agua es fundamental. Mekorot fue construida para la colonización de Palestina, para la limpieza étnica de su pueblo y el saqueo del agua palestina para darla a los colonos israelíes, y por el apartheid israelí. Es fundamentalmente la línea de vida de este sistema. Después de la construcción del Estado de Israel se hace un megaproyecto donde se seca completamente la laguna-humedal Hula y también el río Jordan, con mucho valor estoico, cultural y natural, única fuente de agua por el Mar Muerto, que está muriendo y pierde cada año más de un metro de profundidad (tiene un tercio de su extensión). Mekorot es primero una gran empresa de desastres naturales, que se hicieron para tomar el agua y darla a la colonización de Palestina después de que fueron echadas las comunidades campesinas palestinas e indígenas, que sabían y tenían una agricultura que funcionó en este territorio. Porque Palestina no es el desierto que Israel y la Mekorot han hecho parecer; hay una parte desértica, pero mucho antes de la creación del Estado de Israel, Palestina fue un gran exportador de frutas cítricas, granos y otros, pero una agricultura familiar. 

–¿Qué pasó durante el proceso de colonización israelí?

–Cuando llega la colonización israelí nace el agronegocio y ahí necesitás de mucha más agua, robás el agua de las comunidades palestinas para que no puedan subsistir y se vayan; pero las comunidades resisten, con niveles del agua muy por debajo de lo que la OMS estipula, pero resisten ahí. En muchos casos, como en el valle Jordán, ves las instalaciones de la Mekorot que están tomando el agua de la población palestina a dos metros de donde están los palestinos, pero ellos no pueden llegar allí, no pueden tomar el agua. Y cuando quieren hacer una extracción palestina, porque estas comunidaddes tenían pozos, llega Mekorot y pone un pozo suyo más profundo y seca los pozos palestinos. Israel prohíbe pozos más profundos y entonces no tienen más agua; tienen que comprar el agua que Mekorot les robó, recomprarla, que cuesta para un palestino mucho más que para los colonos ilegales.

–¿Es justo decir que Mekorot secó el río Jordán?

–Sí, hay un goteo pequeño, pero sí. 

–¿Cuánto cuesta el agua y qué cantidad disponen los palestinos?

–Depende de dónde estén. En las ciudades hay más acceso al agua, pero siempre menos que los colonos israelíes. En las comunidades que Israel quiere limpiar étnicamente, una de las medidas es no dar acceso al agua. No más de 20 litros de agua al día. Dependen de la política israelí de limpieza étnica y Mekorot es una herramienta fundamental de la implementación del apartheid israelí. Hay zonas que directamente Mekorot no las conecta a la infraestructura hídrica. En Gaza hay otra historia: no hay desde la guerra la posibilidad de producir ni tener agua potable porque desde 2006 destruyeron el acuífero en subsuelo de Gaza y no tienen más agua potable; Israel no permite el ingreso de materiales ni electricidad, no hay agua potable. Otra forma de política genocida. En cada uno de sus lugares, Mekorot tiene sus políticas sobre el agua. No es solo un privilegio para pocos, sino literalmente un arma de limpieza étnica.

–¿La empresa se hace cargo de esto, sostiene el relato israelí?

–Totalmente. El presidente de Mekorot, que fue recibido ya varias veces con todas las honras en Argentina, es un criminal de guerra: no sabe nada de agua. Ha hecho una carrera en el Ejército israelí comandando la represión y las masacres israelíes y la lógica de Mekorot es: el agua es un arma, no un bien vital.

–En 2014, la ONU denunció en un informe el rol de Mekorot. ¿Cambia algo o es una mera declaración?

–Sí, lamentablemente sí, porque fue un reconocimiento de lo que Mekorot está haciendo, pero si no hay voluntad por parte de los gobiernos de tomarse su responsabilidad y actuar de acuerdo con su deber, que también ellos están bajo ley internacional sobre crímenes de guerra y contra la humanidad, no pasa nada. Y la comunidad internacional, con los gobiernos que manejan la ONU, no ha hecho nada, dejando a Israel y Mekorot en la más completa impunidad.

–¿Hay algo que valga la mención de experiencias en otros países? Porque desde acá te dicen “mirá cómo Israel es un vergel y maneja el agua”...

–Es el famoso greenwashing, bluewashing, cuando Israel dice “hemos hecho florecer el desierto”. Primero, no se tendría que hacer florecer el desierto y, en los hechos, la parte más desértica de la Palestina histórica que hoy es parte de Israel, es todavía desértica; lo único que florece ahí son las cárceles israelíes. Y Palestina no tiene un problema de falta de agua, en Ramallah llueve más que en Londres; el problema es la distribución del agua. El robo del agua. Como en la mayoría de los países, el problema es la distribución, no la falta de agua en sí misma. De cómo Israel exporta este modelo de apartheid del agua yo no iría más allá de lo que pasó en La Plata. Ya una vez Mekorot quiso entrar en Argentina y ya se la echó de Argentina. Es uno de los casos más ejemplares, tanto del bluewashing de Mekorot como de lucha. En la época como gobernador de Buenos Aires, Scioli fue a Isreael, lanzó desde allá una licitación para una planta purificadora en La Plata... y ¡mirá vos quién gana la licitación! La Mekorot. Al inicio, las organizaciones sociales se movilizaron diciendo que no era justo que se usaran fondos públicos para financiar a esta empresa. Comienza la campaña “Buenos Aires aguas turbias”, luego se juntan los sindicatos de la sanidad y descubren que, en verdad, Mekorot no solo implementaría el precio del agua, sino que la potabilización del agua estaría destinada solo a los barrios ricos y countries; los barrios marginalizados no tendrían más acceso al agua potabilizada. Después de cuatro años de campaña, se logró derogar el contrato. Y ahora está entrando de nuevo con contratos de consultorías en 11 provincias. Hay campañas contra Mekorot en Brasil, Portugal, Holanda, Italia.

–¿Qué implicaría este acuerdo? En la Patagonia vemos en Chubut y Río Negro una relación directa con el extractivismo. Si a las comunidades originarias se les corta el agua, quedan aisladas. ¿También lo ves tan claro?

–Absolutamente común a todas. Estos Planes Maestros son planes neoliberales que ya en sí mismo constituyen una no distribución del agua, una privatización del agua, y si encima ponés a Mekorot a consultarle cómo deberías hacer... Van a ser Planes Maestros y no de los pueblos y para los pueblos. El agua va a ser para los Maestros y no para los pueblos, porque la única cosa que Mekorot sabe hacer es robar el agua y construir megaproyectos de infraestructura hídrica que evidentemente no son ni sustentables ni sirven para las comunidades.

–¿Y con respecto al argumento de que Mekorot tiene toda una gran tecnología para el manejo del agua?

–El ejemplo de La Plata es fundamental: ellos llegaron con la tecnología pero los expertos argentinos dijeron “nosotros ya tenemos planos para resolver los problemas”, que eran mucho más baratos, y entendían cuál era el verdadero problema. ¿Qué sabe una empresa israelí sobre las verdaderas necesidades acá en la Argentina? ¿Cómo funcionan veraderamente las cosas? ¿Cuáles son las infraestructuras hídricas que ya hay? No tienen ni la más mínima idea. Y esta idea de que un israelí debería decirle a los expertos argentinos cómo gestionar el agua argentina es ya un problema de colonización del ambiente. La tecnología israelí es desarrollada en un contexto de un país muy pequeño, pocos habitantes, una agricultura del agronegocio. Es una tecnología muy cara, sobre todo de depuración y desalinización; podemos hacer todo un discurso sobre el agua, que no es buena y es cara. En general, la posibilidad de que Mekorot vaya a resolver los problemas de agua de la Argentina es muy baja, porque hay un contexto completamente distinto. No debería ser la cosa más cara del mundo, sino una solución argentina para las necesidades argentinas. Puede ser que ellos tengan, como otras empresas de agua israelíes, excelentes propuestas para el agronegocio, la megaminería. Mekorot trabaja de cerca con la minería utilizando tecnología de la industria armamentística. Entonces, es más probable que una minera canadiense que está en Argentina pueda valerse de la tecnología de Mekorot antes que una comunidad indígena de Chubut.

–¿Qué sucede con el manejo técnico del agua de los dueños de la tierra y el conocimiento sobre los territorios que se les va a entregar a los israelíes?

–No es que Mekorot va a tener sobernía sobre el recurso del agua, sino que va a hacer una gestión del agua que no es direccionada para los intereses de los pueblos, sino los intereses de latifundios, mineras internacionales; pero Mekorot no tiene la capacidad de resolver el acceso al agua para las comunidades. Siempre ha hecho lo opuesto.

–Sobre el acuerdo firmado en Argentina, no se licitó, sino que fue direccionado a Mekorot y han viajado gobernadores de provincias pertenecientes a partidos que no se ponen de acuerdo en nada más que en este tipo de proyectos. Ahí no hay grieta. Y, a su vez, como el Gobierno de Río Negro, empiezan a avanzar en el cambio de la matriz frutihortícola o turística a una matriz extractivista. Esa combinación hace ruido.

–Sí, el papel del Consejo Federal de Inversiones (CFI), intermediarios de estos contratos que son secretos; desde hace un año que empezaron las negociaciones. ¿Un contrato secreto sobre acuerdos con el agua, que es mi vida, y yo no puedo saber qué vas a hacer sobre esto? Ahora mismo solamente estamos construyendo los Planes Maestros, que en un año van a estar listos, por eso es importante estar en alerta ahora. No sé si en un año verdaderamente se verá el desastre que van a construir. Y la Mekorot va a ofrecer sus soluciones: planta desalinizadora en cualquier provincia haciendo ellos dinero para mantener el apartheid del agua en Palestina. Hay que entender cuáles son estos planes y garantizar que no se implementen.

–En Río Negro la población es muy chica, solo hace falta administrar bien el recurso. Consulté a un representante del INTA y dijo que ellos podían hacer perfectamente lo que tienen planeado hacer con Mekorot.

–Evidentemente es un contrato político, para legitimizar a Israel y su apartheid; también los crímenes de Israel, con el presidente de la Mekorot involucrado en crímenes de guerra, que llega a Buenos Aires haciendo acuerdos con gobiernos provinciales. Eso también es política: das tu OK a lo que Israel está haciendo. Y seguramente un interés político, no solo económico. Y una cosa interesante: esta lógica de los contratos tipo consultoría es algo que en estos años empezaron en Argentina, pero también en República Dominicana, y llegaron a un punto que tuvieron que dejarlos en suspenso porque no hubo ninguna licitación, nada. El Gobierno intenta legalizar los contratos, entonces sigue la lucha. Nos han dicho que saben perfectamente lo que necesitan sobre el agua. Entonces, es un proyecto de legitimación política del apartheid israelí por parte de Mekorot. Hay una lucha en común, no solo solidaridad con la causa palestina, sino que la lucha por el derecho al agua del pueblo palestino es también de los pueblos de América latina.

–En algunas zonas de la Patagonia hay una militarización por conflictos de tierras con las comunidades, que involucran disputas por el agua. Y ahora meten a Mekorot ahí.

–A Mekorot no le interesan solo los contratos de consultoría, sino luego las obras que van a implementar con los Planes Maestros. Hay que pensar que Israel es un país con seis millones de habitantes, ¿cuántos y cuán grandes pueden ser los proyectos hídricos para hacer en su país? En relación con los proyectos hídricos que pueden hacer en 11 provincias argentinas, es 11 veces lo que pueden hacer en su casa, que no es su casa. Entonces no hay que subestimar los dineros que ustedes le mandarían allá, dinero para sostener el apartheid. Sobre el tema soberanía soy cautelosa, con esto de construir el Estado de Israel en Argentina, historias de conspiración de tomar la Patagonia. Israel no tiene ningún interés de tener soberanía ahí o control sobre la Patagonia, ya tiene bastante problema de control sobre Palestina.

–Aunque no controlen el territorio, van a tener control sobre el agua.

–¿Por qué querrían controlar el agua en la Patagonia? Pienso que están más interesados en apoyar y ser parte de un juego de multinacionales canadienses y estadounidenses. Al fin, ¿qué es Israel? Una colonia puesta ahí por EE.UU. y Europa para hacer el trabajo de base militar en Oriente Medio. Y la Mekorot va a hacer la misma cosa: va a hacer de base en Argentina para que las multinacionales canadienses y estadounidenses o las que sean, puedan hacer su juego. Va más en esta dirección.