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El perverso lobby de las mineras en Chubut

por Gioia Claro
17 de febrero de 2020

En la provincia la megaminería está prohibida por ley, pero las corporaciones despliegan estrategias diversas para cooptar la voluntad popular y avanzar con el extractivismo. El caso del Proyecto Navidad: presión empresaria, complicidad mediática y resistencias sociales en la zona de la meseta.

En la provincia de Chubut está vigente la Ley 5001, sancionada en 2003, que prohíbe la minería a cielo abierto y el uso de cianuro. Es una ley ganada por la lucha del pueblo en las calles, que a través de un plebiscito le dijo no a la megaminería en el territorio provincial.

Ese mismo territorio convive con el postergado Proyecto Navidad, que ha tenido detrás a diversas empresas deseosas de avanzar con la explotación minera: IMA (2002-2007), Aquiline (2007-2009) y Pan American Silver (2009 hasta hoy). Estas compañías han esperado pacientemente y presionado a los gobiernos de turno para que la Ley 5001 sea derogada o bien se modifique con la llamada “zonificación”. 

En un escenario nacional de resistencia social ante los avances de los proyectos extractivos, Chubut vive una encrucijada que marca la agenda de la provincia, tensionada desde hace meses por conflictos con distintos gremios estatales y movilizaciones en las calles.

 

Cómo reconocer a un Estado Minero

El proyecto de ley de zonificación, que responde a los intereses de las mineras, establece tres áreas: 

*la Zona 1, conformada por la Cordillera y la costa atlántica chubutenses, que quedaría bajo la protección de la 5001; 

*la Zona 2, que representa una pequeña franja de territorio;

*la Zona 3, que abarca a la meseta patagónica, donde sí se podría habilitar la megaminería.  

Esta última área representa más del 60 por ciento del territorio de la provincia. Es la llamada “Zona de Sacrificio”. Allí, entre Gaste y Gan Gan, se encuentra el Proyecto Navidad.

Arqueólogos, antropólogos y sociólogos fueron los primeros en aparecer por la meseta, enviados por las mineras “para captar y entender cuál es la lógica, el pensamiento del pueblo, comprender los modos y poder armar su plan estratégico de trabajo”. Ángel Callupil es parte del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (EndePA), miembro de la Unión de Asambleas de Comunidades del Chubut (UACCh) y hace más de 30 años que acompaña a las comunidades de la meseta. Desde su mirada, el modo de aproximación de las empresa “fue perverso”.

El lobby minero se traduce en poder económico, político y mediático.

En 2003, la empresa que por entonces era dueña del proyecto, la canadiense IMA, pidió a la consultora Rehuna “un estudio social de las áreas de impacto del Proyecto Navidad". La intención no era evaluar los conflictos que pudiera ocasionar el yacimiento en la sociedad sino, por el contrario, los factores sociales que podían complicar el desarrollo del proyecto. 

En dicho informe se alertaba sobre la existencia de un enterratorio Mapuche-Tehuelche en medio del área a explotar por la empresa. Ese detalle complicaba a IMA, ya que las leyes nacionales y provinciales referidas a los pueblos originarios protegen -o así debieran- sus territorios ancestrales, histórica y arqueológicamente muy valiosos.

Pero el lobby minero no tiene límites y gracias a su relación con el poder político, logra hasta lo que parece imposible. Tal es así, que junto a organismos del estado provincial, como el Cenpat (Centro Nacional Patagónico, ligado al Conicet), y funcionarios de Cultura, presionaron y prometieron la concreción de aquellos anhelos siempre postergados en las comunidades. 

Con esa estrategia lograron la firma del lonko de la comunidad de Blancuntre, Francisco Chiquichano, para aprobar el traslado del enterratorio. A cambio, la empresa gestionó con la provincia el título comunitario como una "donación" del Estado, sin reconocer sus derechos ancestrales.

Si bien Pan American Silver no puede comenzar la explotación, se ha concentrado en distintas campañas de "seducción" que apuntan a abrir el camino hacia la modificación de la ley.

Callupil señala: “Esto no tiene color partidario. Cuando fue lo de la ceniza del volcán Puyehue, la gente del lugar pudo constatar lo que significa un Estado Minero. Vino el gobernador (Mario Das Neves) un día y se volvió a Rawson, pero los que andaban recorriendo las comunas eran las camionetas blancas de la minera, llevando suministros al hospital, haciendo acarreos de leña, llevando agua, asumiendo el rol de un Estado que no hizo nada. Y así siempre. El Estado se hizo a un lado para que la empresa asuma la asistencia”.

“La única posibilidad es la minería”, había dicho Das Neves sobre el financiamiento de Chubut. Callupil se pregunta: “¿No pueden ampliar otras opciones? ¿Por qué, teniendo ministerios, conexiones y alianzas con el Gobierno nacional, no pueden decir 'en esta zona necesitamos tal cosa, queremos desarrollar tal otra'? Desde que Das Neves dijo esa profecía, todos la repiten, aunque después se desdigan un ratito para las elecciones”.

Hecha la ley, hecho el lobby

Si bien Pan American Silver no puede comenzar todavía el proceso de explotación del yacimiento debido a la vigencia de la 5001, en los últimos años se ha concentrado en distintas campañas de "seducción" que apuntan a abrir el camino hacia la modificación de la ley. Por ejemplo, a través de eventos en las ciudades más importantes de la provincia, con títulos engañosos como "Mujeres, pueblos originarios y minería" (con el apoyo de fundaciones como Green Cross), o bien desplegando un discurso pro-minero que difunden por los medios hegemónicos de la provincia. El colmo de esta estrategia es la instalación de una radio (FM Primavera) en Gan Gan, donde circulan voces amigas de la minería y no hay espacio para críticas o voces disidentes. 

También auspician actividades deportivas y financian alguna que otra mejora en los pueblos cercanos al proyecto. Todo esto como parte de un discurso que busca confundir a la población, haciéndole creer que la minería puede ser "sustentable" y "saludable". Los casos testigo que existen en la provincia, en el país y en la región desmienten ampliamente esa confianza ciega en el progreso minero.

Callupil cuenta que actualmente “la empresa mantiene una cantidad de empleados que van a cumplir horario, porque mucho no están haciendo”. ¿A qué se debe esa inversión laboral? “Aguardan que se modifique la Ley 5001, mientras hacen presencia social y lobby en la Legislatura intentando cooptar voluntades”. 

La minera, junto con el sindicato de jerárquicos mineros, ha abierto bolsas de trabajo en Puerto Madryn, Trelew y Gan Gan. La estrategia se renueva cada año y apunta a la necesidad de trabajo que hay en Chubut. Callupil: "En la meseta no tienen aprobación popular. No tienen la licencia social. En Gastre es distinto, porque han tenido una presencia más fuerte y pareciera que la comunidad manifiesta una aprobación más directa, y es lógico, porque allí tienen la mayor cantidad de empleados. Pero lo hacen desde un lugar en el que no existe alternativa. Es eso o la pobreza”.

"El Estado se hizo a un lado para que la empresa asuma la asistencia."

 

La política de la autogestión

Los estados nacional y provincial parecen querer reforzar la idea de que en la meseta no hay nadie y que allí nada crece, como en el desierto. Ante la falta de oportunidades, los jóvenes se ven obligados a engrosar la fila de empleados municipales, ser peones rurales de las estancias o bien irse de sus comunidades hacia los pueblos o las ciudades. Es justamente allí, en la ausencia del Estado como gestor de políticas públicas que brinden oportunidades de formación y desarrollo, donde las mineras se plantan como portadoras de la esperanza de "trabajo" y "progreso" para estas poblaciones.

A pesar del abandono estatal, desde hace siete años se vienen realizando de manera autogestiva las Ferias de Actividades Productivas de la Meseta. El objetivo es visibilizar todo lo que se trabaja con la lana, el cuero, los dulces y demás producciones provenientes de la vida en el campo. Así, las ferias muestran el esfuerzo, el trabajo y la capacidad de cientos de manos creadoras, pero también denuncian la desidia de la clase política para con la meseta, la “zona de sacrificio” minero.

En tiempos de campaña electoral, algunos jefes comunales dijeron no apoyar la minería y luego cambiaron de opinión.

Producir en el campo es, además, cuidar y respetar la tierra, “porque las mujeres cuando salen a juntar plantas medicinales no arrasan con todo, eligen, piden permiso”. Doña Hortensia, que tiene a su hijo desaparecido desde hace 8 años en la meseta, dice: “El campo nos da todo. Del campo vivimos y debemos defenderlo”. 

Con sus más de 80 años, y el dolor de no saber qué pasó con su hijo, sigue firme. Para ella, el campo y el agua no se negocian: “Hay que tener la vista muy audaz para darse cuenta que los que vienen de las empresas o ciertos funcionarios no son tan amigables”.

¿Representantes del pueblo o de las empresas?

Hasta 2015, los comuneros locales eran elegidos a dedo. Los elegía el gobernador. “Ahora la elección es directa, y aun así no representan la voluntad de las comunidades, porque enseguida se convierten en presas de lo que les ordenen desde Rawson”, denuncia Callupil.

¿Qué papel juegan actualmente los representantes? “No tienen vocación de decir ´bueno, aquí me eligieron los vecinos y vamos a hacer lo que los vecinos quieren’. No es así. Te encontrás con jefes comunales que no están nunca en sus comunidades. Viven en Trelew o Rawson haciendo gestiones, que es lo que dicen, resolviendo vaya a saber qué, pero no hay una representación real ni llevan propuestas de la meseta. Los jefes comunales se duermen y esperan que la empresa haga alguna cosita. Y la empresa lo único que va a dar son migajas”. 

El activista de la meseta recuerda cómo en tiempos de campaña electoral, algunos jefes comunales dijeron no apoyar la minería y luego cambiaron de opinión: es el caso de Pedro “Tito” Huisca, representante de Gan Gan. Callupil: “Hasta el año pasado lo han hecho. Se juntan todos los jefes comunales y cranean para que la zonificación se pueda dar, porque se supone que eso los va a sacar de la tristeza en la que viven”.

"En la ciudad abrís la canilla y sale agua, pero en el campo tenés que ir hasta el pozo, hasta la vertiente, que es el agua bien pura."

Los medios hegemónicos no publican una sola noticia sobre las actividades de los pobladores de la meseta. Son, por el contrario, afines a difundir publinotas como “la cena que Pan American Silver ofreció a sus empleados”. Un ejemplo: en diciembre de 2019, con motivo de la última Feria productiva del año, hubo una manifestación frente a las tranqueras y los puestos de control del Proyecto Navidad. Como era de esperarse, los medios pro-mineros no publicaron nada. 

El lobby minero se traduce en poder económico, político y mediático. Las estrategias utilizadas son interdisciplinarias, incluso con enfoques antropológicos y sociológicos. El trabajo de apriete, violento, lo dejan para sus empleados, a quienes convencen de que sus vecinos que defienden el agua y el territorio, son quienes atentan contra sus trabajos y las posibilidades de crecimiento de su pueblo.

Callupil: "Había viviendo en Gan Gan un cura que acompañó mucho la defensa del agua y el territorio con los pobladores, y a él lo fueron a patotear a la parroquia, le rompieron la camioneta. También señalan a los que acompañamos en las marchas como a vecinos que estamos en contra de que podamos trabajar. Se manejan así, trayendo a sus empleados a la Legislatura, llevándolos al choque con la gente de las asambleas, nunca directamente. Aunque sus otras formas también son bastante violentas”.

 

El agua que no tiene precio

El pueblo chubutense sigue firme, como sucedió a fines de 2019 en Mendoza, sosteniendo que No es No. Y reafirmando que la meseta no es ni será zona de sacrificio para entregar a las empresas mineras. Allí, el agua es un bien escaso con múltiples usos: alimentar a los animales, hacer crecer la vegetación y realizar los trabajos familiares y comunitarios de huertas y siembras. La vida de las comunidades depende enteramente de cuidar y administrar bien este recurso.

Callupil explica la realidad local: “En la ciudad abrís la canilla y sale agua, pero en el campo tenés que ir hasta el pozo, hasta la vertiente, que es el agua bien pura. Entonces tenés que juntarla, hacer conexiones que lleguen hasta los poblados y las casas con agua de la buena. Allí no cuenta el desperdicio que se da cuando queda una canilla abierta, queda perdiendo la mochila del inodoro o se rompió la manguera. Esas cosas no suceden aquí porque hay un cuidado de ese bien, de ese recurso que es vital”.

Doña Hortensia: “El campo nos da todo. Del campo vivimos y debemos defenderlo”.

El agua pura es para las personas, para los animales, pero también existe una relación de espiritualidad “porque se agradece, se celebra tenerla”. Como señala este habitante de la meseta, “hay mucho respeto y veneración al lugar donde nace el agua, porque allí está el regalo de la naturaleza”. Los pobladores hablan de “el regalo de Futachao (el gran padre)”.

Ese vínculo íntimo con el agua, que en la urbanidad se va perdiendo, es el sostén de una lucha que seguirá adelante. Por tal motivo, quienes pueblan la meseta son verdaderos cuidadores del agua y el territorio. Si ellos y ellas no estuvieran allí, las empresas mineras habrían avanzado hace años con el Proyecto Navidad, devolviéndole a la población apenas despojos de su tierra, su lugar en el mundo.