"Los alimentos en las escuelas de los chicos tienen un escaso valor nutricional"

por Revista Cítrica
30 de marzo de 2020

Familias que envían a sus hijes a las escuelas públicas en los barrios de Balvanera y San Telmo denuncian que reciben como viandas sandwiches de jamón y queso.

Hace tiempo que las familias vienen denunciando las migajas con las que el Gobierno de la Ciudad alimenta a los pibes y las pibas en las escuelas públicas, a través de míseras viandas con un sándwich de jamón y queso, una fruta y una barrita de cereal.

Exigen que se reemplacen las viandas diarias por bolsones de comida para que las familias provenientes de lugares vulnerables y con trabajo en negro puedan subsistir durante este período en el que no pueden salir a trabajar por la cuarentena obligatoria a causa del Coronavirus.

“Es vital que a los pibes y a las pibas se les garantice el acceso a una buena alimentación que refuerce el sistema inmunológico frente a todas las enfermedades que nos están acosando. No solo lo que entregan tiene un nulo valor nutricional, sino que cada vez reducen más la cantidad de lugares y de raciones. Al Gobierno le exigimos garantizarle a las familias bolsones con mercadería al menos una vez por semana”, dice Patricia Pines, referente del colectivo VACANTES PARA TOD@S EN LAS ESCUELAS PÚBLICAS, que viene insistiendo desde hace varios años con las dificultades de la educación pública y centra sus actividades en los barrios de Balvanera y San Telmo.

A Patricia todavía le llueven mensajes con denuncias de las familias.

Es que hace unos días el Gobierno porteño, de manera arbitraria y casi irracional, cerró algunas escuelas que servían de distribución de las viandas y cambió los puntos de entrega. Entonces, las familias deben salir, gastar lo poco que tienen en transporte público y recorrer la capital de una punta a la otra poniendo en riesgo su salud en busca de la vianda.

“Estos cambios abruptos en el cronograma de desayunos, almuerzos y refrigerios de los colegios apuntan a desalentar a las familias, a que un alto porcentaje no pueda retirar las viandas, aunque tenga la necesidad. El presupuesto a los concesionarios que preparan el alimento se está ejecutando, entonces no queda claro por qué no pueden brindar el menú que tenían programado”.

Y la realidad es que el desaliento cala hondo en esas familias con las necesidades básicas insatisfechas, a quienes no les queda otra que quedarse en sus casas sin comer, mientras esperan los bolsones con comida que debería proveerles el Estado.

La promesa de la implementación de una asistencia alimentaria a alumnos y alumnas de las escuelas públicas a partir del 1° de abril no significa un triunfo para las familias, en todo caso el cumplimiento de un derecho humano esencial: el del acceso a la alimentación.

Las familias entienden que no hay nada que festejar porque la necesidad es mucha. Y porque tampoco olvidan que este año más de 25 mil niñxs no iniciaron las clases en las escuelas públicas por falta de vacantes. Y ese también es un derecho vulnerado en la Ciudad de Buenos Aires.

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