Ojalá seas vos la persona que haga útil este texto por el que tal vez me acusen de peronista, antiperonista, tibio, idealista, engañado o imbécil.
Solo vengo a decir que ante conflictos tan enormes como la pobreza, el hambre, la violencia o la falta de vivienda, conviene buscar culpas en los demás porque, si no, tendríamos que hacer algo. Y “hacer algo” es difícil, cansador, quita tiempo, duele. No conviene ni en pedo. En el corto plazo.
Porque, a la larga, tanto autoengaño se nos hará un nudo. Viviremos en contradicción. Sabremos que una niña de 5 años nunca puede ser responsable de no tener comida, y que decir “la culpa es de los padres” o “dónde está el gobierno” no le quita el hambre. Entonces seremos capaces de aceptar cualquier argumento mentiroso que muestre la televisión para justificar incluso que seis policías golpeen y le quemen sus pocas cosas a una mujer embarazada.
Muchos ya están listos para repetir argumentos de la tele o acusarme de algo, pero no importa, yo sigo, sigo por si justo sos vos la persona que hará útil este texto.
Ofrezco una esperanza: a largo plazo, la verdad conviene. No hace falta pelearse con la policía, que pongas un comedor comunitario ni que cortes rutas, simplemente que te permitas, ante niños con hambre, personas sin casa, mujeres violentadas, pensar por tu cuenta, informarte por vos mismo, escuchar todas las campanas.
Si te das cuenta de que nunca puede ser correcto pegarle a un nigeriano por vender joyas, acosar a una mujer en la calle o echarle la culpa de dormir en un terreno baldío a alguien que no tiene otro lugar donde dormir, ya será suficiente. Animarte a darte cuenta es un paso gigante.
Si leíste hasta acá ya sabés que no soy funcionario corrupto, puntero político ni vendedor de nada. Que hago todo gratis, porque asumí que la verdad es dolorosa y nos pide que (dentro de lo que podemos) hagamos algo por cambiarla. Hablo de Guernica, pero también de muchas otras cosas que ya sabés, ya te incomodan, que ponen en contradicción cosas que pensabas antes.
Permitite repensar, cambiar, luchar. Y permitime decir, sin pensar enseguida que lo hago por tibio, idealista o imbécil: ni casas sin gente, ni gente sin casas. No al desalojo en Guernica, no a pensar que alguien vive en la calle por su culpa, no a olvidar que todas las personas tenemos derecho a tierra, techo, educación y trabajo.
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