Cómo el líder del reggae pasó de tocar para cuarenta personas a llenar un Luna Park y tener miles de fans en todo el mundo.
Nunca pensó que visitaría tantas veces México, Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Brasil, cantando sus propias canciones. Nunca se imaginó con que llegaría a tener el éxito que logró en seis discos de estudio Óademás de una placa de diez tracks en la que cantó a dúo con Luciano, referente del reggae jamaiquinoÓ, ni que su música lo llevaría a conocer toda la Argentina. Tal vez por todo eso, Dread Mar I sigue mostrando Transparente, su último trabajo, pero sin preocuparse por permanecer en la cresta de esta ola de notoriedad, sino disfrutando de los beneficios de pertenecer al gusto popular. “Yo confío en que mi camino ya está escrito”, dice Mariano Javier Castro (su verdadero nombre) mientras se acomoda su pelo dentro del Dub, el gorro típico de los rastafaris.
La primera vez que Dread Mar I cantó en público fue con un grupo, de nombre Swing a Line, en un centro cultural de Avellaneda que se llamaba La máquina de mirar. Ese lugar lo había armado el músico de jazz Mariano Otero, que era del barrio, a mediados de los noventa, tiempos de mucha agitación y ganas de intentar torcer, o al menos suavizar, el impacto de las políticas neoliberales de Carlos Menem.
No había escenario. Fue al lado de una escalera, en el piso y aún sin dreadlocks en su cabeza. El joven Mariano entonó las primeras estrofas de su vida frente a un foro que no superaba las veinte localidades. Pero eso bastó: ya veía que le encantaba, que cantar le parecía alucinante. “Siempre digo lo mismo, guardo gratos recuerdos de mi primer recital, lo recuerdo con mucha felicidad; estaba muy nervioso. Fue justo unos días después de comprarme mi primer disco: un grandes éxitos doble del músico jamaicano de roots reggae Burnning Spears, un groso. Me hizo dar cuenta de lo que me gustaba”, dice.
En ese tiempo tenía 19 años. “Soy del ?78, del 31 de enero. Y el recital en La máquina de mirar fue en 1997”, recuerda Mariano con cierta añoranza. En esa época no componía, no escribía, ni leía tanto, pero tenía amigos que lo hacían. Él solo le agregaba su intuición a las canciones e imaginaba como sonarían. Años después se dio cuenta de que quería decir lo que sentía, para ser más auténtico. Y así lo hizo.
Sus primeros pasos importantes en su carrera de músico fueron como cantante de una banda que se llamaba Mensajeros, pero en el ámbito local del reggae se hizo conocido como Dread Mar I cuando en 2005 decidió lanzar su carrera solista. Entre las buenas ventas de su primer disco, Jah guía, y su labor como miembro estable de Los Cafres Óacompañó a la banda de Guillermo Bonetto en el estadio Obras Sanitarias y en el Luna Park, donde registraron su DVDÓ, Mariano fue conformando su espacio. En 2006 participó de la primera edición del clásico festival Bob Marley Day. Se presentó la misma noche que The Peter Tosh Band and The Wailers en un estadio Luna Park repleto, con 8 mil espectadores.
En 2006 lanzó su segunda placa solista: Hermanos. Castro, en ascenso, también participó en el festival Pepsi Music de 2007 y junto a su banda hizo una gira presentación por el interior del país. Pero el 2008 fue el año de la consagración definitiva de Dread Mar I, coronada con el lanzamiento de su nuevo trabajo, Amor-es, con el que realizó unos 70 shows por todo el país y el exterior. “Si me hubieran dicho que iba vivir de esto no lo hubiese creído”, admite. Ahora, aunque él mismo nunca lo hubiera imaginado, Dread Mar I es uno de los principales exponentes de la nueva generación de reggae en Argentina.
La primera vez que Dread Mar I cantó en público fue con un grupo, de nombre Swing a Line, en un centro cultural de Avellaneda que se llamaba La máquina de mirar. Ese lugar lo había armado el músico de jazz Mariano Otero, que era del barrio, a mediados de los noventa, tiempos de mucha agitación y ganas de intentar torcer, o al menos suavizar, el impacto de las políticas neoliberales de Carlos Menem.
No había escenario. Fue al lado de una escalera, en el piso y aún sin dreadlocks en su cabeza. El joven Mariano entonó las primeras estrofas de su vida frente a un foro que no superaba las veinte localidades. Pero eso bastó: ya veía que le encantaba, que cantar le parecía alucinante. “Siempre digo lo mismo, guardo gratos recuerdos de mi primer recital, lo recuerdo con mucha felicidad; estaba muy nervioso. Fue justo unos días después de comprarme mi primer disco: un grandes éxitos doble del músico jamaicano de roots reggae Burnning Spears, un groso. Me hizo dar cuenta de lo que me gustaba”, dice.
En ese tiempo tenía 19 años. “Soy del ?78, del 31 de enero. Y el recital en La máquina de mirar fue en 1997”, recuerda Mariano con cierta añoranza. En esa época no componía, no escribía, ni leía tanto, pero tenía amigos que lo hacían. Él solo le agregaba su intuición a las canciones e imaginaba como sonarían. Años después se dio cuenta de que quería decir lo que sentía, para ser más auténtico. Y así lo hizo.
Sus primeros pasos importantes en su carrera de músico fueron como cantante de una banda que se llamaba Mensajeros, pero en el ámbito local del reggae se hizo conocido como Dread Mar I cuando en 2005 decidió lanzar su carrera solista. Entre las buenas ventas de su primer disco, Jah guía, y su labor como miembro estable de Los Cafres Óacompañó a la banda de Guillermo Bonetto en el estadio Obras Sanitarias y en el Luna Park, donde registraron su DVDÓ, Mariano fue conformando su espacio. En 2006 participó de la primera edición del clásico festival Bob Marley Day. Se presentó la misma noche que The Peter Tosh Band and The Wailers en un estadio Luna Park repleto, con 8 mil espectadores.
En 2006 lanzó su segunda placa solista: Hermanos. Castro, en ascenso, también participó en el festival Pepsi Music de 2007 y junto a su banda hizo una gira presentación por el interior del país. Pero el 2008 fue el año de la consagración definitiva de Dread Mar I, coronada con el lanzamiento de su nuevo trabajo, Amor-es, con el que realizó unos 70 shows por todo el país y el exterior. “Si me hubieran dicho que iba vivir de esto no lo hubiese creído”, admite. Ahora, aunque él mismo nunca lo hubiera imaginado, Dread Mar I es uno de los principales exponentes de la nueva generación de reggae en Argentina.

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