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La farsa del progreso minero amenaza a Tilcara

La antropóloga y activista ambiental María Victoria Veracierto, vocera del colectivo Pueblos por el Agua, explica lo que sucede en Jujuy con la minería a cielo abierto y las graves consecuencias ambientales que traerían los nuevos proyectos de explotación de uranio en la Quebrada de Humahuaca.

Por María Victoria Veracierto, vocera del colectivo Pueblos por el Agua, integrada por comunidades indígenas y vecinxs de los territorios de la Puna, Quebrada y los Valles.

Después de 13 años de lucha y defensa de los bienes comunes, las localidades de la Quebrada de Humahuaca estamos movilizándonos ante una nueva avanzada minera. La situación es alarmante: dos minas metalíferas en trámite aparecen en el catastro minero de la provincia de Jujuy. 

Tenemos conocimiento de tres solicitudes de cateo, dos pertenecen a Uranios del Sur, la empresa que en 2008 quiso instalarse en este territorio y la detuvimos con una pueblada inolvidable. Ese año en Tilcara logramos una ordenanza municipal que prohíbe la megaminería a cielo abierto y en 2014 en Huacalera -que está dentro del mismo departamento- encontramos personas de origen chino haciendo cateos sin permiso, los denunciamos y también logramos una prohibición de megaminería a cielo abierto. Estos hechos son una manifestación, un hecho político, donde los pueblos le dicen no a la megaminería. Vemos que no se respeta esa voluntad y han vuelto con los cateos de uranio en la Quebrada.
 
Cuando se manipula el uranio, además de emitir radiación, libera un gas que se llama radón, que es sumamente peligroso, se expande sin límites y su alcance es difícil de mensurar en territorios tan extensos y con vientos tan fuertes como los que recorren la Quebrada y la Puna. Además, el polvo que sale, queda en suspensión y después se respira y se deposita. En las zonas de cateo se producen todos los alimentos, verduras y frutas que consumimos no sólo en la Quebrada, también en Jujuy y algunas hasta llegan a Buenos Aires. No vamos a dejar que ocurra.

Hay que empezar a hablar de los responsables con nombre y apellido. Hay personas que arman paquetes, contratan un geólogo, un abogado, hacen un estudio de impacto ambiental y después van y se lo venden a las mineras. Son traidores que vienen a nuestras casas a traernos toda su basura y vamos a empezar a denunciarlos. El cateo que estuvieron haciendo sin consentimiento previo, libre e informado en este territorio comunitario que le pertenece a las comunidades Villa El perchel y Quitacara, lo realizó Ezequiel Atauche. Su nombre figura en la página de Internet del Ministerio de Minería de la Provincia de Jujuy, es información pública. Este señor tiene 500 hectáreas para catear y está realizando un estudio de impacto ambiental para una explotación minera de uranio donde, por ejemplo, hay un viñedo orgánico de una vecina de la zona que desde hace muchos años viene trabajando muy duro.

Al proyecto I.I.R.S.A ellos lo llaman Iniciativa Para La Integración de la Infraestructura Regional Suramericana, nosotros lo llamamos la Infraestructura del Saqueo. Cuando lo googleas se pueden ver unos mapas con 11 ejes verticales y transversales en toda América del Sur, que son los que aseguran la infraestructura necesaria para llevarse de América todo lo que quieran. Nosotros estamos estratégicamente ubicados. Yo vivo cerca del trópico de Capricornio. Hay un eje que se llama Eje Capricornio que quiere unir el Océano Pacífico con el río Paraná o Hidrovía para ellos. Ese eje lo que pretende es sacar por el Pacífico o por el Paraná todos nuestros bienes comunes, todo lo que necesitamos para nuestra vida y supervivencia.
 
Con el pretexto de unir las escuelas de las comunidades de los valles en 2018 sobre este eje abrieron un camino que une Huacalera hacia el este, para llegar desde la Quebrada hasta las Yungas y las selvas. Los chicos van y vienen a la escuela por los caminos que ya existían, este camino no se abrió con esa intención. Cuando vimos las dimensiones, dijimos acá algo pasa, por eso en 2018 empezamos a movilizarnos. Lo que sucede es que en Formosa están construyendo una planta de procesamiento de uranio.

 

¿Cuál es el plan? Sacar el uranio de la Quebrada, llevarlo hacia el este por el camino que acaban de abrir hasta Formosa y de ahí sale por el Paraná para Atucha o venderlo a los países que todavía utilizan energía nuclear. En eso quieren convertir a la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Diez mil años de presencia humana en este lugar sin minería, sin su ‘progreso’. Cada vez que hay más ‘desarrollo’ y ‘progreso’, hay más pobres.

En Susques la gente ya está diciendo que no hay agua y que no se cumplen los contratos de trabajo.

El gobernador Gerardo Morales dijo que no había cambiado la Quebrada de Humahuaca por vacunas. ‘La Quebrada no se toca’, aseguró. Pero la están recontra toqueteando y no solamente con uranio. Tenemos tres explotaciones más de plomo, cobre, hierro, sinc, plata. La Mina Aguilar cerró en febrero y dejó un pueblo completo sin trabajo, con la tierra arrasada que no sirve para nada, con todas sus napas contaminadas.
 
Hoy en las mineras Proyecto Chinchillas (a cielo abierto) y Exar (extrae litio), los trabajadores están de paro, en huelga de hambre, acampando en la puerta, con un frío bajo cero, reclamando lo que les habían prometido: emplear gente del lugar, hacerles hoteles. Ese es el ‘progreso’ que traen las mineras. 

Lo mismo sucede en Susques. La gente ya está diciendo que no hay agua, ni si quiere cumplen con los contratos de trabajo. Las personas se ilusionan pensando que van a tener un puesto en la mina y consiguen empleo los primeros tres o cuatro meses cuando las empresas necesitan albañiles. Después los echan a todos y necesitan técnicos, que acá no hay, los traen de otros lados. Las señoras creen que les van a vender sus empanadas a los mineros y no, son las esposas de los políticos que arman su empresa de catering y les venden su comida a las mineras y son los políticos lo que les alquilan las máquinas, las camionetas. Es un negocio de ellos, al pueblo le dan algunas migajas.