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Holy Piby, la revolución sur

La banda ha logrado romper barreras idiomáticas e instalarse con un sonido que mezcla desde reggae hasta funky. Su show en el club Niceto.

Por Maximiliano Acosta

La sala de Niceto Club está vacía. Las luces encendidas muestran el lugar como un esqueleto lleno de cables que se entrecruzan, con un techo repleto de paneles acústicos sostenidos por gruesas vigas, dos o tres personas que descargan varias cajas de fernet en la barra y un tipo con voz aguda que dice todo el tiempo “bajale el volumen, subile el volumen” dentro de una cabina con consolas como si fuera Jean-Luc Picard en la nave de Star Trek. Desde el escenario comienza a invadir el ambiente el tom de una batería, seguido por el golpe del bajo, luego dos guitarras eléctricas, un saxofón y un teclado. Es una jam session que mezcla diversos sonidos y géneros. Así es Holy Piby, la banda de Lanús que combina sus gustos musicales con letras en inglés, y como ellos explican: “lo que siempre tuvimos es el espíritu de la diversidad, por eso estamos abiertos a ponerle un tinte nuevo todo el tiempo”.

Sergio Robaina mira la escena con un micrófono en la mano, a la altura del pecho. Está vestido con una onda californiana: gorra trucker, zapatillas de skater y una remera gris holgada que apenas deja ver los tatuajes en los brazos. El cantante pronto se va a sumergir en el ensayo, entre los ocho integrantes, pero antes parece dejar que el sonido se expanda. “Está re bien, loco. Muy bien”, les dice. La misma frase dijo hace más de diez años cuando se juntó con Leandro Pariani e Ignacio Sar para tocar con un par de violas y un cajón peruano en la plaza de Gerli. Pero el tiempo pasó, se sumó gente a ese trío, forjaron un estilo propio que los llevó a editar el primer disco, “Hot Neighborhood”, en 2004. También a llegar a compartir escenario con artistas que fueron influencia como The Wailers, Alpha Blondy, SOJA, The Skatalities. Aunque “Pájaro”, como lo llaman, aclara: “No flasheamos tanto con el hasta dónde vamos a llegar con esto, pero nosotros vamos y es un poco el destino lo que nos va tocando”.

“Sólo Imaginación”, su último trabajo, está plagado de invitados consagrados: las coristas de Groundation, Anthony B, Sidney Mills de Steel Pulse y Rafael Rodríguez Morales de SOJA.

-¿Cómo hacen para poder atraer a tantos artistas siendo que aún no han hecho giras por Jamaica o Estados Unidos?

Pájaro: Y a todos les hicimos llegar la propuesta, la idea. Nosotros, eh. Sin intermediarios. Por ejemplo, Anthony B justo había venido al país y lo encaramos. Las chicas de Groundation ya tenían muy buena onda con nosotros. Lo mismo con Rafa (Rodríguez) el trompetista de SOJA. Fuimos teloneros de algunos y se fue dando la cosa.

Con ese afán encararon a uno de los más importantes emblemas del reggae junto a Bob Marley, Gregory Isaacs, para tener una historia muy especial. El jamaiquino pasó por Lanús a grabar un tema junto a Holy Piby. Las sensaciones no puede describirlas “Pájaro”, que se cruza de brazos para contarla: “Escribíamos el tema “She is my baby” y te juro que pensaba que era ideal para él. Justo esa fecha (10/11/2009) fuimos teloneros cuando vino a tocar acá, a Niceto. Se la pasamos, la escuchó un par de segundos y le encantó. Se re copó”.

-Cuando lo vieron entrar al estudio ¿Qué sintieron?

-No, no. Una locura. Imaginate. Gregorio, con todo lo que significa para la música, caminaba por el barrio. Se sentó un rato el tipo, zapó un poco y al toque grabó.
Isaacs meses después falleció en Londres a causa de un cáncer de pulmón. Fue esa canción una de las últimas en las que participó.

Mientras “Pájaro” dialoga, a un costado del camarín Ignacio Sar y Leandro “Cucu” Pariani afinan las guitarras. Pariani cuenta el por qué de tanta combinación de sonidos en cada canción: “Siempre se deja que todo fluya en el momento de componer y entrar a la sala. Sin armar, sin pensar algo. Nuestra historia es así, se armó sin querer. Holy Piby tiene su raíz en el reggae pero tiene también toda esa fusión del soul, funk”.

-Pasó una década pero se los sigue catalogando con el reggae.

- Siempre lo aceptamos. En principio siempre buscamos involucrarnos más en el reggae, es la verdad. Pero hoy estamos buscando estar en otros campos, porque con la música que tenemos creemos que podemos llegar a otra gente.

Holy Piby tiene la particularidad de que en las canciones hay composiciones en inglés y castellano, lo que en un principio le generó más rechazos que seguidores. Sar, un lead guitar que aclara que viene del “palo del metal”, opina: “Uno siempre escucha música de afuera. Vos siempre te vas a inclinar por lo que te gusta. Fue algo criticado en su momento, sí. Nos gritaban caretas. Pero las letras del “Pájaro” son terribles en inglés, italiano, chino. La música es libre y se hace en todos los idiomas”. 

Niceto está lleno. Las luces robóticas convierten al escenario en un arte visual. La banda sale y es un estruendo de sonidos. Hay pogo en el público. El grupo se conecta para crear su propio universo en esa hora y media que durará el show, pero también disfruta de la revolución que generaron desde Gerli en diez años.