“Los habitantes de las villas están en riesgo sanitario y ambiental”
por María Eva KoutsovitisFotos: Rodrigo Ruiz
13 de enero de 2025
Hacinamiento, falta de agua potable y de espacios verdes, son algunas de las problemáticas con las que viven lxs habitantes de las villas de la Ciudad de Buenos Aires. La ingeniera María Eva Koutsovitis, analiza esta desigualdad territorial que trae graves consecuencias en la salud.
Entre el 10 y el 15 por ciento de la población total de la Ciudad de Buenos Aires habita en villas y asentamientos, sin acceso formal a los servicios de agua potable, cloaca y energía eléctrica. En el distrito más rico del país, con un presupuesto aprobado de 13.6 billones de pesos, es decir casi 4 millones y medio por habitante al año, solo 1 de cada 7 porteños no accede al agua potable. Esta desigualdad territorial se traduce en un elevado riesgo sanitario y ambiental al que están expuestos permanentemente los habitantes de las villas, constatable con la reducción de la esperanza de vida de 10 años en promedio y la duplicación de la mortalidad infantil, respecto a otros barrios urbanizados de la Ciudad.
En el sur de la Ciudad, en las Comunas 4 (Barracas, Pompeya, La Boca y Parque Patricios) y 8 (Lugano, Soldati, Villa Riachuelo), aproximadamente 1 de cada 3 habitantes habita en una villa o un asentamiento. El promedio del registro histórico 2010-2020 evidencia que la mortalidad infantil en las Comunas 4 y 8, donde el 30% de sus habitantes no accede formalmente a los servicios sanitarios, duplica el valor de la mortalidad infantil al de la Comuna 13 (Belgrano, Nuñez y Colegiales), donde el acceso a los servicios sanitarios alcanza al 100% de su población.
Todos los días 140 mil porteñas y porteños almacenan agua en baldes y en tachos. Esta profunda desigualdad territorial además se traduce en una enorme injusticia de género. La falta de acceso al agua potable no sólo limita la reproducción de la vida, sino que sobrecarga a las mujeres en las tareas de cuidado. Las mujeres de los barrios populares dedican casi el doble del tiempo al trabajo no remunerado o a las tareas de cuidado respecto a las mujeres de aglomerados urbanos, según los datos que arroja el INDEC.
La Ciudad presenta un enorme déficit de espacios verdes y arbolado público. Pero además este déficit no se distribuye uniformemente, consolidando la desigualdad norte-sur, también en términos ambientales y climáticos. Mientras la OMS recomienda como parámetro saludable para los centros urbanos contar con un árbol cada tres habitantes, en Villa 20 tenemos un árbol cada 80 habitantes, en el barrio de Scapino tenemos un árbol cada 70 habitantes y en el barrio Albariño recién cada 600 habitantes encontramos un árbol.
En las villas porteñas, la mayoría ubicadas en el sur de la Ciudad, tenemos 100 veces menos espacios verdes públicos que los recomendados. Y por supuesto, esto explica por qué durante un día de calor en el sur y centro de la Ciudad podemos encontrar 15/20°C más de temperatura respecto al norte y la zona de la costanera.
Desde que Jorge Macri llegó al poder se frenaron las pocas obras de infraestructura de agua potable y cloaca que la gestión anterior venía ejecutando en algunas villas porteñas. En la Villa 21-24, ubicada en el barrio de Barracas de la Comuna 4 donde viven aproximadamente 70 mil personas, las obras de agua y cloaca que la gestión anterior venía ejecutando se encuentran completamente paralizadas. Sin embargo, hace unos meses Macri anunciaba que con el dinero de las y los porteños iba a financiar la construcción del Colector del Bajo Costanera, un mega conducto cloacal paralelo a la costanera desde la General Paz al Riachuelo que va a darle servicio cloacal a los emprendimientos suntuosos ubicados en las tierras públicas de nuestra costanera.
Otro ejemplo es el escándalo del Paseo Gigena en el Parque 3 de Febrero, frente al hipódromo, que involucra funcionarios de la Ciudad y hasta al propio Ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo. En este predio -en lugar de una plaza- se construyó un centro comercial que no va a pagar un peso en concepto de canon o alquiler durante ocho años por ocupar las tierras públicas más caras de la ciudad, y como fue construido sobre dos cañerías maestras de agua a presión que abastecen a buena parte de la Ciudad, con el dinero de los porteños vamos a tener que financiar una mega obra para que sean relocalizadas.
La población de la Ciudad de Buenos Aires se mantiene aproximadamente en tres millones de habitantes desde hace 80 años. Sin embargo, en las últimas dos décadas la población que habita en las villas porteñas se cuadruplicó. Sólo en la última década se construyeron en la Ciudad 10 millones de metros cuadrados, en paralelo, se construyó el equivalente en metros cuadrados a cinco veces Puerto Madero, mientras que la emergencia habitacional sólo se profundizó.
En la Ciudad existen entre 150 mil y 200 mil viviendas ociosas, en su mayoría suntuosas, que se encuentran vacías, no están a la venta ni tampoco ofrecidas para alquiler. Hace décadas que el poder inmobiliario financiero y sus representantes viene planificando la Ciudad. Las consecuencias están a la vista: la emergencia habitacional que alcanza a casi medio millón de porteños, un proceso acelerado de inquilinización, la emergencia ambiental y urbanística que transita la ciudad y la falta de respuesta a los problemas cotidianos de las porteñas y los porteños. Las familias ya no se mudan de barrio en busca de un barrio más económico, sino que directamente se van de la Ciudad. Buenos Aires va rumbo a ser una Ciudad vacía.
*María Eva Koutsovitis es ingeniera civil, investigadora, docente universitaria y fundadora de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la FIUBA.
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