¡Qué mugre!¿No? El verano 2025 sorprendió a la sociedad porteña con mucha basura acumulada y olor a pis frente a las principales vidrieras del microcentro porteño y las zonas menos esperadas, como Palermo. Las villas están peor. ¿Cómo lo resolvió Jorge Macri? Echando barrenderas de los barrios populares a quienes les pagaban solo 145 mil pesos al mes. Macri no renovó el contrato laboral de casi 400 mujeres empobrecidas.
Palermo huele a pis. El Obelisco tiene basura desparramada y también todas sus arterias por Mitre, por Av. de Mayo, por Rivadavia, por Perón, por Sarmiento: basura. Las redes sociales se volvieron pestilentes desde enero cuando se viralizó la mugre que Jorge Macri está mostrando en la ciudad más rica del país. ¿Rica?¿O motosierra? No se sabe qué tipo de estrategias o negociaciones lleva adelante el jefe de Gobierno, pero que nos quiere limpios… no parece. ¿Opinión? No, realidad. CABA es un microbasural en Argentina.
En la villa pasa igual. Pero qué importa la basura de la villa, ¿no? Entonces, ¿por qué no echar a 380 mujeres que barren los pasillos y las calles de los barrios pobres?¡Vaya!¡Qué maravillosa idea!
Mónica Zárate, y sus 379 compañeras de diferentes villas de la Ciudad, no duermen bien desde el 31 de diciembre. Ella es de la Villa 31, miembro de una cooperativa de trabajo que como tantas limpian pasillos, calles, plazas, veredas de escuelas y salitas donde nadie del gobierno quiere poner un pie. Zonas inaccesibles para camiones, caminos comunes para ellas y sus palas, escobas, carretillas y fuerza de trabajo.

Divididas en dos turnos, de 8 a 18hs, también tejen un trabajo comunitario con quien más necesita en estos barrios. Con discapacitados, jubiladas, infancias y adolescentes, pibes en consumo… un sinfín de tareas. Y ustedes se preguntarán, ¿cuánto cobran? 800 mil al mes, ¿un millón? No. Siempre les depositaban 145 mil pesos al mes. Salvo enero y febrero que trabajaron gratis para Gabriel Mraida, el ministro de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires.
Mraida es el responsable del programa Veredas Limpias. Mónica compartió con Revista Cítrica su preocupación como laburante sobre esta decisión política, una semana antes del 8M, Día Internacional de la Mujer Trabajadora: “¡Nos quieren echar a todas!”.
Mónica forma parte del programa Veredas Limpias hace más de una década:
“Limpiamos. Barremos, juntamos la basura, desde el centro de la villa, en los pasillos más angostos, en las calles, y se lleva a un tacho de basura grande por donde sí pasa el recolector en camión.
Nos avisaron que nuestro contrato ya no se renovaba. Así, como si nada. No quieren volver a hacer el convenio. Dicen que si queremos podrían tomarnos de nuevo pero echando al 70% de todo el personal. De las 380 que somos, el 70% somos mujeres, la mayoría jefas de hogar. Hay deudas en alquileres, porque enero y febrero no fueron depositados por Mraida. Directamente a muchas compañeras las están echando de sus alquileres en las villas.

Es poca plata, pero era un complemento seguro que entraba por nuestro trabajo. La villa está sucia, llena de basura ahora. Afecta en la salud, en la higiene general… incluso somos nosotras las que desratizamos estos barrios. Hoy es un desastre.
A Mraida, ministro de Desarrollo Humano y Hábitat, le diría que esta manera de echarnos es inhumana. Están haciendo muy mal las cosas. Se olvidan de que fuimos nosotras que, al ver esta necesidad en el barrio, le presentamos la propuesta. Les pusimos sobre la mesa la idea de cooperativas de limpieza. ¡Déjense de joder y renueven el contrato!
Además de lo precarizado de cobrar 145 mil pesos al mes, ahora no contamos con nada. Por ahora, varias en la Villa 31 nos estamos conteniendo con el plato de comida, con el comedor comunitario. Pero, ¿hasta cuándo?
Esta definición afecta a mujeres de villas como la 31, la 21-24, Villa Soldati y el Bajo Flores. Y en lugar de mejorar, nos llamaron para decirnos que si queremos regresar echarán al 70% del total y reducirían el sueldo a 112 mil pesos. Nos quitan el pan de cada día.
¡No es lo que queremos y vamos a seguir luchando! Pónganse una mano en el corazón, Macri, Mraida, porque el hambre está avanzando. Esto no se hace con el pueblo. Respeten, hablen, acérquense a cada trabajadora”.

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"¡No pasarán!"
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