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Colectiveros en pandemia: “Nos tienen olvidados”

por Lautaro Romero
Fotos: Rodrigo Ruiz
07 de julio de 2021

Los choferes de transporte público sufren los salarios a la baja, con un gremio que no los representa y un Estado que no los considera esenciales ante el riesgo de contagiarse de Covid. Sólo la unión de los choferes, que crece en el país, puede cambiar la realidad de quienes sobreviven al volante.

El 22 de abril la vida de Elías, colectivero de 34 años, dio un volantazo: se contagió de coronavirus y su suegra, con quien compartía su casa, también. En cuestión de días, Elías terminó internado con una crisis de nervios y dificultad para respirar. Y lo peor de todo: sufrió la muerte de su suegra y uno de sus cuñados, por covid. 

Elías sobrevivió para contar su experiencia mientras continúa de licencia en su casa, con tratamientos por las secuelas de la neumonía y los dolores musculares, además de la angustia de haber perdido a sus seres queridos. Él podría haber sido víctima del virus, como recientemente lo fue Álvaro Pío Santillán, de la línea 60, o tantos otros choferes del transporte público que se contagiaron y padecieron la falta de controles estrictos y protocolos de parte de las empresas de transporte y del Estado. 

Elías confiesa que muchos de sus compañeros ya fueron vacunados pero que él todavía no se anotó. También que la empresa lo acompañó desde el primer día y nunca lo “hostigó” con que vuelva a trabajar. Sin embargo eso no quita que la realidad en el bondi siga siendo hostil.

"No nos sentimos apoyados por este Gobierno. Ni siquiera fuimos nombrados en un discurso"

“Sólo tenemos una cortina de baño que nos aísla. Además los pasajeros suben con el tapa bocas mal puesto, corren el nylon de la cabina y te hablan. Nos sentimos desprotegidos. Como sociedad nos falta ser más empáticos, ponernos en lugar del otro y cuidarnos. El Estado debiera estar más presente para los trabajadores esenciales. Todos los protocolos los implementamos nosotros a prueba y error. La mayoría de los choferes nos perfeccionamos en manejo y leyes de tránsito; no somos infectólogos. Al principio te llenas de culpa por el hecho de estar muy expuesto y porque decís: ´traje el virus  a mi casa´. Ahora ya no solo salís a gambetear a la inseguridad y a la muerte, sino también salís a esquivar a la enfermedad”.

“NOS TIENEN OLVIDADOS”

A fines de mayo, los ministerios de Salud, Transporte, Trabajo y Agricultura se comprometieron a que los trabajadores del transporte tengan prioridad para vacunarse una vez inmunizada la población de riesgo, que son alrededor de 15 millones de personas, entre mayores de edad, personal de salud, educación, fuerzas de seguridad y militares. 

Sin embargo, entre los choferes y el personal del transporte persiste el malestar generalizado porque no sienten que la balanza juegue a su favor al momento de decidir cuándo recibirán la vacuna. Insisten en que la inmunización para el sector avanza como parte de un régimen “general” y no un régimen “especial”. 

La resolución 4/2021 que autoriza a las empresas a convocar a personas de riesgo tras haber recibido la primera dosis de la vacuna sigue causando estragos entre los trabajadores del transporte público. “A un compañero nuestro lo intimaron para que vuelva a trabajar y se infectó –relata Sergio, chofer de La Primera de Grand Bourg-. Estuvo varios días internado en estado grave, con una máscara de oxígeno. Por suerte pudo salir adelante. Es un experimento que hicieron y en muchos casos salió mal. Vos no podés poner a trabajar a una persona que tuviste aislada todo el año sólo porque tiene la primera dosis. Hablamos de la vida de una persona, eso no tiene precio”.

También hablamos con Nacho, con casi 14 años de experiencia como chofer en la Costera: “No nos sentimos apoyados por este Gobierno. Ni siquiera fuimos nombrados en un discurso, ni del gobernador, ni del jefe de gobierno de la Ciudad ni del presidente. Nunca se acordaron de nosotros, cuando hablaban de esenciales hacían referencia a enfermeros, médicos, policías. Nadie nos provee de alcohol en gel. Las empresas podrían haber invertido en un acrílico que nos proteja en vez del nylon que se raja y se ensucia y deben cambiarlo. A esta altura les hubiese convenido hacer un trabajo que quede permanente, no de manera provisoria. Nos tienen olvidados porque no tenemos un sindicato que vaya a pelear por lo que corresponde. En este gremio siempre pasó lo mismo, te mandan a poner la cara a vos”.

Para dar los primeros pasos y avanzar en el plan de vacunación de esta población, desde el Gobierno acordaron encargarle a cada sindicato y a las principales empresas de transporte la confección de listados del personal a ser priorizado para la primera ventana de inoculación.

En el caso del transporte automotor de pasajeros la responsabilidad primaria de la elaboración de los padrones le corresponde a la Unión Tranviarios Automotor (UTA), y a su Secretario General, Roberto Fernández. La enemistad entre Fernández y gran parte de los trabajadores del sector, es intransigente. “Reclamamos una representación real del gremio. Si vos estás representándome debieras ponerte en mi lugar, en aquel que pone el pecho todos los días y conseguir lo mejor para mí. El año pasado nos unimos a un movimiento de choferes como respuesta a la indignación ante muchísima situaciones. Hicimos cortes en Avenida Rivadavia y General Paz, también en Puente La Noria para visualizar lo que venía pasando”.

LA CULPA
Omar es compañero de Elías en la empresa Transportes Automotores La Plata (TALP S.A), que presta servicio de media distancia y cubre un trayecto de unos 120 km, uniendo las cabeceras de San Isidro y La Plata. Amablemente acepta que le acompañemos durante algunos minutos mientras carga gente en el centro de Morón; donde no importa si llueve torrencialmente, si es de día o de noche: siempre pero siempre hay personas deambulando, comprando ropa, personas sentadas en las plazas mirando hacia la nada. 


Como gran parte de los choferes de la empresa, Omar tuvo coronavirus. Al ser joven y no padecer comorbilidades logró superar la infección sin grandes adversidades. A través del nylon, ya raído, Omar nos cuenta que recibió la primera dosis de la vacuna. “Al principio inhabilitamos la puerta delantera, pero se complicaba porque los pasajeros tenían que bajar y subir todos por atrás. Los dos asientos delanteros los mantenemos clausurados para mantener la distancia con el chofer. La verdad es que este plástico no me hace sentir muy seguro. Acá siempre desinfectan los coches, después está en cada uno cuidarse, usar barbijo y alcohol en gel. Yo soy muy cuidadoso por mi familia. Ves el noticiero, las muertes y pensás que estás arriesgando tu vida todos los días. Con el transcurso del tiempo esa sensación se transformó en algo normal”.

Muchas líneas de colectivos, como la Costera, pasan por algunos de los puntos con mayor densidad poblacional del conurbano, donde resulta casi utópico llevar a cabo un control exhaustivo del cumplimiento de las medidas sanitarias por parte de los usuarios del transporte público. A esto se le suma la precarización que acompaña cada jornada de los choferes, con protocolos que ellos mismos improvisan por puro instinto de supervivencia.

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Pasamos por debajo del Acceso Oeste. Aunque no es hora pico ya se empiezan a ver largas filas en las paradas de colectivos. El combo, en este contexto pandémico, resulta explosivo: con un mayor flujo de personas en las calles y la vuelta al colegio, el servicio de colectivos de por sí acotado rápidamente se ve saturado mientras rige la consigna de que en determinados horarios sólo pueden viajar pasajeros sentados y en otros, hasta un máximo de 10 parados. Las ventanillas abiertas, en plena época invernal, se suman a la lista de protocolos adquiridos.

Nacho cuenta: “La gente espera cinco, seis colectivos porque necesitan viajar y no los podés levantar. Nosotros nos bancamos el mal humor de los pasajeros, cuando no es nuestra responsabilidad de que el servicio sea reducido, que la empresa no invierta en más coches en la calle. La pandemia profundizó problemas que ya teníamos desde antes. ¿Sabés cuántas veces me subieron sin barbijo? Les tenés que decir que se bajen, discutís. Nadie les dice nada. Se suben igual, les decís que no hay lugar. Sos vos quien debe asegurar que se respeten los protocolos”.

Respecto a cómo impactó la pandemia en su entorno afectivo: “Por cuidar a mis viejos hace mucho tiempo que tengo poco contacto con ellos, siento que me extrañan. Se nota el miedo porque saben que estoy demasiado expuesto. Sentís esa distancia. Es chocante, es feo. Sufrimos bastante el tema de la responsabilidad y la culpa”.

Sergio: “La gente te insulta, te maltrata, y uno lo único que hace es cumplir con ciertas reglas. Se te ponen delante del colectivo para que frenes y los lleves. Si yo llevo gente parada en un horario que no corresponde, expongo mi puesto de trabajo. No es fácil aguantar semejante nivel de violencia. Uno es humano y en algún momento explotas, cuando llegas a tu casa la familia lo sufre”.  

Sergio, quien tiene a su mamá de 69 años a cargo, calcula que un 60 por ciento del personal de la empresa tuvo covid, y hubo un muerto. “El año pasado me contagié, mi mamá también. Yo la pasé muy mal, estuve internado en observación con problemas respiratorios. Ella estuvo tres semanas con tos, fiebre y pérdida de olfato. Ahora le hacemos controles para ver que no tenga secuelas. Tiene la primera dosis de la vacuna, ahora espera la bendita segunda dosis”. 

CHOFERES UNIDOS
Choferes Unidos es un movimiento independiente a la UTA que creció  al calor de la pandemia y en los últimos meses sostuvo marchas y paros en la provincia de Buenos Aires y en distintos puntos del país. La masa de gente aglutina a personal –autoconvocado- del transporte público de pasajeros de corta, media y larga distancia. Son colectiveros en alianza con choferes de combis, mecánicos, técnicos y administrativos. 

“Una de las cosas buenas de todo esto es la unión de los trabajadores –reconoce Sergio-. Pero no es que nos unimos porque somos revolucionarios o nos creemos el Che Guevara; sino porque hay una necesidad real de supervivencia para mantener a nuestras familias con un sueldo digno. Salimos a la calle porque tocamos fondo y dijimos basta. Un plan de lucha con compañeros de otras líneas porque cada año estamos peor. Con la pandemia comenzaron a sobresalir las falencias que tiene la obra social de UTA. Mucha gente tuvo que andar dando vueltas para que lo atiendan. No te cubren algunas intervenciones, te piden autorizaciones, cuando necesitas de la obra social es engorroso usarla”.

"Nos tienen olvidados porque no tenemos un sindicato que vaya a pelear por lo que corresponde"

Otro de los reclamos que impulsa la organización, la lucha y la protesta de los trabajadores en las calles, es la reconstrucción del salario, que se suma al descontento por el plan de vacunas, la falta de protocolos y controles estrictos, licencias para personas de riesgo, suba de la póliza en el seguro de vida, cabinas blindadas y una obra social digna.

Nacho considera que el acuerdo que firmó el sindicato para cerrar las paritarias 2021 para los choferes de media y larga distancia por un aumento del 36% -en tres cuotas, de forma progresiva- “no es lo que acordamos. Es mentiroso, porque el año pasado nos quedaron debiendo, lo sumaron ahora y el aumento real es del 26%. No vemos que la remuneración sea equitativa con los riesgos que asumimos –opina Nacho. “Además exigimos un bono por ser esenciales que no lo tuvimos nunca. Hace mucho que estamos por debajo de lo que debiéramos estar”.

Y agrega: “No reniego de mi trabajo porque es algo que elegí y me gusta, pero la verdad es que tenemos muchísimas responsabilidades y riesgos. Todos los días arriesgo mi registro cuando salgo a trabajar, y si a mí me pasa algo y pierdo el registro, con casi 36 años, ¿dónde voy a ir? Mi única experiencia es ser colectivero. Somos responsables por la gente que va acá arriba, quienes van caminando, quienes van en bici, moto. Ante cualquier accidente nosotros somos juzgados como profesionales, tenemos que prever cualquier accionar”.

“En noviembre hay una cláusula de revisión, esperamos que nuestro gremio pida lo que necesitamos y merecemos. Vamos a manifestarnos y hacer distintas actividades con compañeros del conurbano y también del interior. La lucha sigue, estamos reorganizándonos”, sentencian.