Yuyo Noé, entre el caos y una cultura urgente

por Nelson Santacruz
Fotos: Rodrigo Ruiz
18 de abril de 2024

Artista plástico, escritor y crítico de arte, todo eso es Luis Felipe Noé, o simplemente “Yuyo”. Visitamos a uno de los artistas plásticos más importantes de Latinoamérica, nos mostró su mundo y charlamos de cultura, actualidad y política.

Luis Felipe “Yuyo” Noé vive en su casa de San Telmo desde 1987. Tres escaleras nos condujeron a su escritorio. El trayecto parecía una galería de arte: cuadros, fotografías, libros, plantas, máscaras. Su casa. Hay madera, vidrios, cerámica, luz y sombras. También vimos un espejo extraño que te refleja hasta el torso pero, por su inclinación, en lugar de la cabeza te vuelve a mostrar tus pies. Era un jueves temprano en Buenos Aires, con los empedrados aún húmedos por el rocío. Uno de los artistas plásticos más importantes de nuestro país, y Latinoamérica, nos iba a dar una entrevista. Una pincelada de una Argentina culturalmente perseguida.

“El caos en Argentina no deja de ser parecido al caos de Francia o Alemania sencillamente porque el caos es todo lo que nos envuelve. El desafío es mostrar qué carajo significa ser occidentales porque nos estamos haciendo como entidad. Yo me pienso más latinoamericano que argentino. La grupalidad nos hace ante el mundo, no una Argentina aislada. Enunciativamente es entendernos como pueblo de América Latina, antes que decir soy argentino, uruguayo, paraguayo… esas son pequeñas anécdotas”.

Lo conocimos un mes antes de su cumpleaños 91, en abril, cuando el otoño ya nos regalaba la paleta de colores cálidos en las hojas de una ciudad fría. El camino profesional de “Yuyo” despegó de las galerías en Buenos Aires, siguió su ruta en todas las provincias, y le gritó a Latinoamérica y al mundo con obras que trabajan las líneas figurativas y no figurativas, libres, con sus colores, rupturas y tonos opuestos. Pero él no es solamente un artista plástico. Tiene libros, fue docente y hubo un tiempo en que escribía críticas de arte: “Creo que los viejos nunca tenemos que dar consejos a los jóvenes por la simple razón de que estamos en un mundo que nos formó pero que ya hoy fue superado. Los valores, las opiniones, siento que ya no le sirve para casi nada a un joven”.

Rodeados por su biblioteca, la mañana se tiñó de arte, su mirada sobre el gobierno de Javier Milei, el sentido latinoamericanista, el caos que nos envuelve y su presente en el quehacer artístico: “Algunos críticos dicen ‘la personalidad del artista’, o ‘fulano está en lo suyo’. ¿Qué quiere decir eso? Que fulano de tal siempre hace el mismo cuadro. Yo no estoy en ‘lo mío’, tuve muchas etapas y ahora estoy en otra”.

 

“Yo era un ilustre pelotudo"

Podríamos escribir páginas y páginas de las obras, premios, exposiciones y países donde su firma artística cautivó a los espectadores. Que en 1961 comenzó, con Ernesto Deira, Jorge de la Vega y Rómulo Macció un grupo llamado “Nueva Figuración”. Que aquello se caracterizaba por la pintura gestual, chorreada, el collage de objetos y papeles, por figuras y bastidores recortados y hasta cuadros vacíos. ¡Un boom en el mundo! Sí, podríamos decir que logró cientos de exposiciones individuales premiadas en castellano, en portugués, en alemán, en francés e inglés. Que vivió en Estados Unidos y Francia, que se presentó en Italia, México, Alemania y Brasil.

Todo eso podríamos decir. Pero sin dudas todavía elige Argentina: “Mi papá tenía una buena biblioteca. A mí me fascinaba la lectura de la imagen de esos libros, en sus páginas y portadas. Los miraba aunque estaban en blanco y negro. No había formación en pintura, como hoy, para niños. Yo me formé así, mirando”.

Luis Felipe empezó en la Facultad de Derecho de la UBA cuando todavía no sabía que sería el Yuyo Noé conocido por todos lados. Tampoco sabía que en el interín se enamoraría de su segunda influencia, Nora Murphy, con quien luego tendría a sus dos hijos, Paula y Gaspar: “Ella estudiaba servicio social, me llevaba un poco más de dos años. Nora ya era una mujer, bien leída. Yo más bien era un ilustre pelotudo”, dijo con una sonrisa en los ojos.

−Pero pará, siempre fuiste una persona muy inteligente, leída, ¿por qué decís eso?

−Justamente porque siempre fui inteligente me di cuenta de que era un ilustre pelotudo. Ojo, hay pelotudos muy inteligentes… de esos que formulan posiciones totalmente imbéciles. Tal vez lo digo porque andaba perdido después de una adolescencia que me desconcertó un poco.

−¿Y qué de Nora te despertó e influyó en tu quehacer artístico?

−Ella fue de esas influencias que se introdujeron en mis venas. La quise en todos los sentidos, sobre todo en el sentido de querer al alma de una persona. No podría decirte en qué influyó en mi obra, pero en mí mismo muchísimo. Y mi obra salió como consecuencia de mí mismo alimentado por un proceso del que ella fue una parte importante.

 

"Para Milei el Estado es Milei"

Yuyo nació en 1933, el mismo año que llegó Hitler al poder. Hacia el 1959, año del triunfo de la Revolución Cubana, tras la inicial turbulencia de la Guerra de Vietnam, tomó clases de pintura en los talleres de Horacio Butler y logró realizar su primera exposición de arte individual. Fue rápido. En 1965, un año antes del Golpe de Estado que derrocó a Illia, sacó su primer libro “Antiestética”.

−¿Qué te preocupa de la actualidad argentina?¿Sobre la persecución cultural, al cine, al Fondo Nacional de las Artes?

−Están persiguiendo no solo a los artistas sino a la población en general. El gobierno de Javier Milei es un desastre porque está en contra del Estado pero con la visión de Luis XIV que decía "el Estado soy Yo", centrado en un individuo.

−¿Un totalitario…?

−Para Milei el Estado es Milei. Está deshaciendo todas las estructuras fundamentales de la vida social, es un verdadero desastre. Las pequeñas industrias nacionales, la producción local, me preocupan mucho más de lo que le pueda pasar al arte. A la destrucción del país Milei lo llama "rehacerse económicamente" pero, ¿qué va a quedar? ¿Un país con nada más que agricultura y vacas para los EEUU? Está poniendo un cartel, como un regalo, y dice: "Argentina se vende".

Mientras el hombre llegaba a la luna y por el centro de Argentina resonaba el “Cordobazo”, Yuyo se organizó con otros artistas para abrir el bar “Bárbaro” como punto de encuentro de importantes referentes de la cultura en los 60, 70 y 80. Para el 76, en medio de lo más cruel de la última dictadura, desde París, envió tres cuadros de gran formato titulado “Esto no tiene nombre” como denuncia por lo que atravesaba Argentina.

−Yuyo, esto que charlamos de la actualidad, ¿te recuerda a otras etapas de nuestra historia argentina?

−¡Por supuesto! Pero esto es más grave. Por ejemplo, Martínez de Hoz tenía que tener todo un ejército para sostener sus políticas económicas. Milei no, él fue electo democráticamente. Se sigue manteniendo como "democrático" e ideológicamente coincide mucho con los militares. ¿Por qué Villarruel es nuestra vicepresidenta?¿Cómo se creó esa fórmula? No logro comprenderlo aún.

Mencionar estos hechos históricos contextualizan el trabajo de Noé. Pero no se resumen todos sus trazos y libros en laburos del pasado. Su mirada política, poética y de mensaje por los Derechos Humanos son contemporáneas. “Argentina, Estado de zozobra” (2001), “Kosteki-Santillán” (2005), “La Memoria” (2017), “El estado de terror” (2017) o “El gran capitalista” (2018) subrayan una lectura política y social de la que el artista no huye.

 

Asumir el caos

En un momento de la entrevista, Yuyo tomó su bastón y caminó hacia su mar de libros. Buscaba una frase de un autor mexicano. Sabía exactamente, sin señalamientos, en qué parte de la biblioteca, en qué libro, en qué página y en qué renglón este escritor describía a Latinoamérica como “una lejana periferia”. “Es una idea terrible esto de ‘ser como los otros para ser sí mismo’. Estas cosas me duelen. Para muchos somos una lejana periferia, de otro planeta. Hay veces que cuando estoy en Europa me hacen sentir como si no existiéramos”. Esto sucede, para Noé, “porque los europeos ven a EEUU como integradores de la economía y lo militar, como la cabeza de occidente”. 

−Hay una tensión que prevalece entre lo que es el arte más elitista y el arte más popular…

−Sí, hubo una época en que se ponía en cuestión la función del arte. Al final toda la rebelión la han atado con moño y todo volvió a la tan criticada cultura artística como cultura de élite. Esa cultura de élite, para mí, no deja de ser una especie de reserva del espíritu en un mundo cada vez más difícil, con mucha vulgarización. 

−¿Creés que dentro de la cultura de élite prevalece la sensibilidad colectiva?¿Pensás que refleja la realidad de una cultura más "popular"? 

−No. Lo que creo es que la reflejamos de manera diferente. El mundo de la cultura real, que es la cultura total, no se puede envolver realmente. Si yo hago algo no es para esa cultura popular sino para un sector, para un fragmento, de la cultura.

En 2019, con su familia, Yuyo creó la Fundación Luis Felipe Noé con el fin de preservar y difundir todo su trabajo. Las hazañas son interminables, todo eso debía ser ordenado. Su estudio del “caos”, por su parte, busca cerrar un ciclo con un libro que sacará en octubre de este año titulado “Asumir el caos. En la vida y en el arte”. Nos explicó que nació de una síntesis de otro pequeño libro titulado “El caos que constituímos” (2017). “Mi nuevo libro tiene dos partes. La primera dice qué es lo que yo entiendo por caos. La segunda tiene que ver con el concepto del caos pero como estructura de sí mismo. ¿Qué quiero decir? No que el caos tenga una estructura sino que uno mismo se estructura en un caos que nos envuelve siempre”.

−¿Llegaste a una definición de lo que es el caos?

−Tal vez que no es desorden, porque orden y desorden son estáticos. El caos nos acompaña como el tiempo, es difícil de definir, porque aún no definimos qué diablos es el tiempo. Imaginate que yo hablo del tema desde mi primer libro “Antiestética” (1965). Uno va encontrando variantes con los años, y el caos no siempre tendrá una misma definición. Fue cambiando en mi pensamiento y en mis obras. Es todo lo que vamos yuxtaponiendo, generando, entrecruzando.

Yuyo Noé pasó por muchas etapas artísticas. De un informalismo, para descubrirse, a los cuadros divididos, la visión quebrada y sus dibujos hasta instalaciones muy complejas. En su presente, según nos adelantó, busca reforzar “la idea de las tensiones” en próximas exposiciones que mostrarán la “integración de los opuestos”. Mientras nos despedimos, con la misma admiración del principio, “La derrota de la Muerte” nos miraba con todo su acrílico, tinta y madera sobre una tela de más de un metro de ancho y de alto. Una obra de 2019 que responde al famoso “Triunfo de la Muerte”, de Brueghel. En alguna nota, Yuyo, contestó que la hizo porque a su edad “la Señorita Parca” le hace “guiños para salir a bailar con ella”. Pero todos sabemos que ese cuadro que nos invitaba a volver, como toda la obra y el mismísimo Yuyo Noé, no van a morir nunca en la cultura argentina y latinoamericana.

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