Millones y millones de pesos en alquileres de grúas y un operativo policial como si el árbol de tres siglos fuera un grupo narco buscado internacionalmente. No hubo un solo responsable, sino una coreografía coral del disparate.
Cinco metros. Cin-co me-tros. El largo de dos autos en fila. Menos que la sombra de un arco de fútbol. Esa fue la medida absurda –y exacta– que no aceptaron funcionarios para determinar el destino de un quebracho blanco de 283 años en Villa Allende, Córdoba. La ciudad, alguna vez conocida por su aire serrano, hoy presume otro título: la capital nacional del hagoloquemepinta con lo poco que queda de la flora nativa de esa provincia y de este país.
El episodio se volvió noticia nacional porque, como en toda buena tragedia contemporánea, hubo un puñado de vecinos y vecinas que le dieron visibilidad. Armaron carpas, abrazos y marchas para defender lo evidente: un árbol. "Decidí defenderlo porque me crié bajo la sombra de uno. Crecí en Santiago del Estero, donde los árboles se valoran muchísimo", escribió Silvia Majul, una de las personas que se acercó y terminó dos días presa solo porque no podía creer lo que el gobierno municipal y provincial había montado alrededor del quebracho.

El quebracho de Villa Allende, en la portada de la edición impresa de julio de Cítrica
Millones y millones de pesos en alquileres de grúas y un operativo policial como si el árbol fuera un grupo narco buscado internacionalmente. A ese show fastuoso se negaron a participar ocho empresas de grúas, que se dieron cuenta que además de un trabajo titánico, no iban a poder detener el rechazo de la comunidad por hacerlo.
Pero el problema no es una grúa. Como escribió el biólogo Raúl Montenegro en la edición impresa de julio de Cítrica, lo que hubo no fue un solo responsable, sino una coreografía coral del disparate. Funcionarios que hablan de biodiversidad como quien pronuncia una marca de perfume. "En lugar de armonizar ambiente y obras públicas prefieren que las empresas constructoras sigan ganando licitaciones".
Nuestra democracia podría ser ese quebracho transplantado y mutilado, al que le cortaron sus raíces y parte de su historia. El partido judicial y el mediático, junto al desquicio de este gobierno, podrían ser sus grúas. Son símbolos que definen mejor que nunca este tiempo de la Argentina, aunque haya una resistencia que intenta no olvidar y no borrarla.
Escribió la filosofa y física Vandana Shiva: "Los árboles permanecen intactos si vos te vas. Pero vos no en caso de que ellos se vayan". Algo de eso nos está pasando. No en Villa Allende, sino en Argentina.

El quebracho blanco de Villa Allende, el símbolo y la traición
El biólogo y Premio Nobel Alternativo Raúl Montenegro enumera todo lo que representa el árbol de 283 años que quieren sacar para ensanchar una avenida en esa ciudad de Córdoba. Y pide un anti monumento para quienes autorizaron el trasplante de un ejemplar que sobrevivió siglos y es parte de una flora nativa que ya casi no existe.

La victoria del quebracho
El Gobierno de Córdoba perdió y ganó el pueblo, aunque el árbol de 300 años haya sido removido para construir una ruta. Eso plantea Guillermo Galliano, ambientalista que encuentra en el quebracho una metáfora del poder, las traiciones y las luchas por venir.

Ser turista en medio del desastre ambiental
Crónica urgente en medio del descanso desde el monte en llamas de San Marcos Sierras, Córdoba. Un enero infernal en este pueblo calmo de Punilla que funciona como un presagio de los días futuros: un incendio devorando naturaleza y viviendas, la mayor parte del lugar sin luz, comercios cerrados, miedo en las calles desiertas, donaciones y bomberos y brigadistas combatiendo el fuego.