Juan Romero estaba pintando el estadio de Boca sin ningún tipo de seguridad. Se cayó de un andamio que estaba en el segundo piso y sufrió fractura de pelvis, traumatismos varios y hemorragias internas. Después de cinco días de internación en el Hospital Argerich, murió. Desde ese día, la obra está parada.
"Las primeras semanas de enero, Boca inició una obra de pintura en exterior de La Bombonera a través de un canje publicitario con una empresa. Desde el cuerpo de delegados de empleados de planta del club denunciamos las condiciones precarias de seguridad en las que estaban trabajando los operarios de la empresa. Pedimos que la sección de Seguridad e Higiene de Boca hiciera una inspección junto con nosotros. La inspección se hizo y se pasó un informe con todos los requisitos que la empresa debía haber cumplido. La obra debió haberse parado inmediatamente al otro día, lo cual no sucedió.
Se siguió trabajando en las mismas condiciones, sólo con algunas pequeñas mejorías. Insistimos en que las condiciones de trabajo de esta gente eran pésimas, pero el apuro por llegar al partido del día 26 de enero (el clásico frente a Independiente), por mostrar el resultado del trabajo hecho, los hizo seguir. Y como no llegaban con los plazos previstos, a su vez esta empresa tercerizada contrató a otra. Es decir que había muchos compañeros trabajando en esas condiciones.
El día que Juan Romero se cayó del andamio (27 de enero), yo pasé por ahí y vi que el andamio, de cinco cuerpos, no tenía anclajes, ni puntos de sujeción; además tenía ruedas, que para semejante estructura son una complicación. Lo habían intentado atar a otros dos cuerpos de andamios que permanecían fijos en el piso como para lograr cierta estabilidad, porque estaba a unos 8 o 10 metros de altura.
Este compañero estaba trabajando con un arnés, pero sin sujeción a un anclaje o cabo de vida sobre la estructura del estadio, sino enganchado al mismo andamio. Entonces cuando se desató para bajar, el andamio se balanceó, cedió y el operario cayó. Sufrió fractura de pelvis, traumatismos varios y hemorragias internas. Después de cinco días de internación en el Hospital Argerich, murió. Desde ese día, la obra está parada.
Dos días después de la muerte hubo una inspección de la UOCRA (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina) exigiendo una serie de formalidades a Boca; entre ellas un permiso de obra, nónima de trabajadores de la empresa, nombre de la ART donde estaban asegurados estos trabajadores... Boca no tenia absolutamente nada. Ayer hubo una inspección de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo y, por procedimiento, Boca va a formar parte de un Programa de prevención de riesgos y accidentes mortales.
Nosotros pedimos formar parte de los equipos de trabajo dentro del programa y tener acceso a toda la información y el análisis de lo que sucedió con este compañero. Con el Departamento de Salud Laboral venimos impulsando la creación de un Comité de Salud Laboral o de Seguridad e Higiene con representación de los trabajadores. Además, hemos hecho un plan de mejoras y oportunidades para presentarle a la institución en cuanto a las condiciones de trabajo.
Le tocó a este compañero, pero le podría haber sucedido a cualquier empleado de planta que trabaja en el sector de mantenimiento. Luchamos por el fin de la tercerización del empleo en nuestro sector. Hay alrededor de 70 trabajadores externos, tercerizados, prestando servicio permanente con salarios bajísimos. La tercerización en Boca es de vieja data, con la llegada del macrismo se comenzó con un proceso de desguace de nuestro sector y se empezaron a tercerizar distintas tareas que antes realizaban empleados de planta.
Curiosamente, cada uno de esos operarios tercerizados, sea cual fuere su actividad (maestranza, limpieza, mantenimiento de estructura de hormigón o pintura), en la comparativa de números es mucho más caro que un operario de planta, y esto habla de las ganancias siderales que tienen las empresas de servicio tercerizadas a través del fraude laboral. Y quienes permiten que esto suceda, también acumulan grandes ganancias."
Alejandro Fernández trabaja en el sector de mantenimiento eléctrico de La Bombonera y forma parte del cuerpo de delegados del club, nucleados en la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (UTEDyC). Nos comparte su testimonio sobre lo ocurrido con Juan Romero, el operario paraguayo de 49 años que hace unos días cayó desde las alturas y perdió la vida mientras pintaba el estadio de azul y oro.
El Mundo Boca no es ajeno a una realidad que se repite en diversos ámbitos: cada 20 horas se produce un asesinato laboral en la Argentina, es decir que cada día se pierde una vida por condiciones inseguras en el trabajo. No se trata de accidentes, como denuncia el espacio Basta de asesinatos laborales.
En la foto que acompaña esta publicación, un anuncio desoído de lo que iba a suceder unas horas después: Juan trabajando al borde del abismo, el preludio de un destino fatal que se podría haber evitado.
“En el contexto de la pandemia, las y los laburantes son descartables”
Se registraron 1295 asesinatos laborales durante 2020, lo que equivale a una persona muerta cada 7 horas en Argentina por condiciones laborales inseguras. La incidencia del Covid-19, la desidia patronal y los escasos controles del Estado son parte del grave cuadro de situación.
Basta de Asesinatos Laborales
El 9 de septiembre es la fecha elegida para visibilizar las muertes evitables que suceden en los lugares de trabajo. Según el informe 2020 del espacio Basta de Asesinatos Laborales, hubo 1295 casos que no fueron noticia. Hoy movilizaron a Tribunales para que esas muertes no queden impunes.
Algunos trabajos dignifican y otros matan
Se produce un asesinato laboral cada 20 horas. Historias de trabajadores y trabajadoras que perdieron la vida por responsabilidad de los empleadores, ausencia del Estado y complicidad de las burocracias sindicales.