“Con una sola firma, Macri arruinó la vida de nuestra familia”
por Mariana AquinoFotos: Vicky Cuomo
26 de octubre de 2019
AnÃbal fue deportado del paÃs en diciembre de 2017. Lo expulsaron a Paraguay el dÃa de navidad y su familia se quedó en Argentina, con muchas deudas y bronca acumulada. Una historia más marcada por el DNU 70/2017 que -bajo la excusa de combatir el delito- tiene un trasfondo xenófobo.
“La calle era una locura. El caos de Congreso se sentÃa en todos lados y yo no podÃa ni viajar. Estaba desesperada, AnÃbal me decÃa que lo iban a deportar y yo en medio de un caos”. Era 18 de diciembre de 2017, en el Congreso Diputados trataba la Reforma Previsional y después de las balas de goma, la represión y las detenciones del 14, el operativo de seguridad era más grande (y violento) que el anterior. Mientras miles de personas rechazaban con sus cuerpos en las calles la reforma, Laura vivÃa su propia pesadilla. Diferente pero parecida.
AnÃbal es paraguayo y se pasó 20 años en la Argentina. Trabajaba de albañil y vivÃa con Laura en El Jagüel, al sur del conurbano bonaerense, en la tranquilidad de una calle lindera a la autopista Buenos Aires- Ezeiza; vivÃa con ella y sus tres hijes: Julio, Facundo y MÃa. Anibal vivió en Argentina hasta el 25 de diciembre de 2017, cuando fue deportado del paÃs.
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Ese dÃa, el último que pasó en su casa, AnÃbal le dio un beso en la frente a MÃa, la menor de la familia; saludó a Laura, se subió a la moto y se fue a la estación a tomarse el tren hasta Burzaco para llegar temprano a Migraciones. QuerÃa regularizar su situación como ciudadano paraguayo con 20 años de residencia en el paÃs pero no lo dejaron. “Me llamó de Migraciones y me dijo: ‘Me quieren llevar detenido’. ‘¿Cómo es eso?’, le dije yo. Y él estaba desesperado: ‘SÃ, me llevan, Laura, venÃ’”.
“Me llamó de Migraciones y me dijo: ‘Me quieren llevar detenido’. Él estaba desesperado: ‘SÃ, me llevan, Laura, venÃ’”
Ocho dÃas estuvo detenido en la comisarÃa de Lugano. Allà Laura lo visitaba con la esperanza de que lo liberaran lo antes posible, pero el 25 de diciembre finalmente lo deportaron. “AnÃbal me llamó y me contó que lo estaban llevando a Aeroparque. Yo justo estaba viajando para verlo y de la locura me bajé del colectivo llorando, no sabÃa qué hacer. Me fui igual hasta Capital pero no llegué a verlo. ‘Dentro de una hora sale el vuelo con destino a Paraguay’, me dijo por teléfono una empleada de Migraciones. Sufrà un destrato total. Se lo llevaron, no me permitieron ni verlo. Lo que me da más bronca es que con una sola firma, Macri arruinó la vida de nuestra familia. Y ni siquiera sabe lo que nos hizo”, sentencia Laura.
Porque fue asÃ: literalmente expulsado. Lo subieron a un avión, lo dejaron en el aeropuerto de Asunción con lo puesto. Sin familia, ni trabajo ni casa. Solo con la certeza de que en Argentina ya no era bienvenido.
Las consecuencias de un decreto
Un año y 10 meses después Laura lleva una larga batalla contra las injusticias. De idas y vueltas con diferentes abogados que no avanzaron en la causa, con deudas y urgencias que no la dejan dormir. Extraña a AnÃbal y extraña su vida anterior, antes del DNU. Cuenta que se quedó sola, la familia y los amigos se fueron alejando. Solo tiene a sus hijes como único y potente sostén: “Nosotros estamos re mal. Intentamos recuperarnos pero no podemos. Yo tenÃa un kiosco completito, vendÃa empanadas, milanesas de pollo, hasta verdura vendÃa. Ahora tengo tres paquetes de galletitas, dos cervezas y dos gaseosas. Mi hijo mayor empezó a trabajar en una parrilla pero le pegaban dos mangos y no nos servÃan. Prefiero que trabaje conmigo".
"A la noche no duermo pensando: ¿Qué voy a hacer con esto o con aquello?¿Qué vamos a comer mañana?, ¿Cómo vamos a hacer?”
"Me quede endeudada y la economÃa familiar se destrozó. Ahora nos vamos a vender en el trueque y a veces llevamos la mitad del kiosco a la feria, ropa usada vendemos, cualquier cosa. La moto de AnÃbal está ahà tirada en el galpón juntando deudas, y no pudimos terminar la casita que estábamos haciendo para alquilar. ImagÃnate, a la noche no duermo pensando: ¿Qué voy a hacer con esto o con aquello?¿Qué vamos a comer mañana?, ¿Cómo vamos a hacer?”, se pregunta Laura.
“Es difÃcil todo”, dice Laura, que entre mate y mate nos cuenta la historia que la une a AnÃbal y recupera por unos minutos la sonrisa. Se conocieron en 2006, en una visita de ella al penal de Olmos, donde AnÃbal cumplÃa una condena de 6 años por exceso en la legÃtima defensa. La cumplió y cuando salió de la cárcel fue directo a la casa de Laura, y formaron la familia que hoy tienen. Nos habla de AnÃbal a través de sus cartas y las fotos del casamiento, nos habla de un tiempo donde fueron más felices.
“Él salió de preso y consiguió trabajo, porque siempre trabajó. Y a mis hijos le dio la posibilidad de tener un papá presente, amoroso. Fuimos muy felices en esta casa. Acá tenés lo que se dice una familia hermosa pero que ahora está destrozada”. A Laura no le gusta llorar delante de MÃa. Por eso Julio, el mayor, le da respiro y sigue con el relato: “Cuesta mucho todo. Yo la trato de contener y apoyar pero cuesta porque ella está muy triste. Y nosotros también”.
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“‘¿Sabés lo que es que te saquen con lo puesto y te tiren en otro paÃs, en el que no estás hace más de 20 años, en el que ya no conocés a nadie? ¡Sabés lo que es eso, Laura!”, me dice por teléfono AnÃbal y me rompe el corazón. Mi marido sufrió una doble condena, y es injusto porque es una buena persona, porque cumplió con sus años en la cárcel, porque no lo merece. Nadie merece lo que nos hicieron”, asegura Laura.
Un decreto cuestionado internacionalmente
A dos años del DNU que le cambió la vida a cientos de familias, el Gobierno de Macri no dio ninguna señal de revisar su decisión polÃtica, a pesar de que distintos organismos internacionales, como la ONU que exigió la derogación y suspensión del DNU que modifica la Ley de Migraciones, cuestionaron al Estado argentino por el riesgo que implica este decreto para los derechos humanos de les migrantes.
La ONU exigió que el Estado revise todos los casos de expulsiones realizados desde la sanción del DNU y los que aún están pendientes de resolución: "Existen al menos 125 casos de expulsión que afectan el derecho a la unidad familiar y deben ser revisados".
Actualmente, son más de 2 mil los casos de personas expulsadas gracias al DNU que le da la espalda a migrantes radicades en el paÃs y despierta un espÃritu xenófobo en gran parte de la sociedad. Este decreto prioriza el delito cometido (aún cuando ya se cumplió una condena efectiva) por sobre los derechos de las personas, invisibiliza sus historias, el arraigo, sus situaciones personales y solo pone el foco en el delito. Pero detrás de la frialdad de una firma, hay familias. Como la de AnÃbal y Laura, familias separadas por decreto que merecen ser escuchadas.
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