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“Con este gobierno, los bosques y el agua están en riesgo”

por Estefanía Santoro
Fotos: Rodrigo Ruiz
28 de febrero de 2024

La cantora y actriz mapuche, Soraya Maicoño, reflexiona sobre la situación actual de las comunidades originarias, el uso mediático que le da el gobernador de Chubut a la RAM, y su trayectoria en la recuperación de la cultura mapuche que la llevó a recorrer cada rincón del sur del país.

Soraya Maicoño nació en Tecka, un pueblo ubicado al oeste de la provincia de Chubut. Supo que era mapuche desde muy pequeña, se lo contó su mamá. Con una trayectoria de más de 20 años de recuperación de la cultura mapuche a través del teatro y el canto, comparte además su conocimiento ancestral con niñeces y adolescencias en las escuelas. Un trabajo totalmente autogestivo. Esa experiencia la llevó a acompañar recuperaciones territoriales de sus hermanxs mapuche, en algunos casos como vocera.

La voz de Maicoño es instrumento, identidad y lucha. Fue locutora desde los 15 años, cuando trabajaba para el Canal de la Provincia de Chubut. A los 22 le tocó cubrir eventos de los pueblos originarios en la zona de Cushamen, donde escuchó por primera vez el taill (canto mapuche antiguo). Si en algún momento de su vida hasta ese entonces dudó de su ancestralidad, durante esas coberturas tuvo la mayor de las certezas y comenzó seriamente a fortalecer su identidad. 

Acostumbrada a trabajar con su voz, realizó una recopilación de cantos ancestrales mapuche y en 2003 formó el grupo de teatro Mahuidanches con el que interpretó una obra sobre plantas medicinales y otra sobre mitología tehuelche. Emprendió decenas de viajes en busca de abuelos y abuelas que conservaban la cultura en su memoria y la expresaban en el canto ancestral. Visitó lugares muy alejados de los centros urbanos, a los que solo se llega a pie o a caballo, sobre todo del sur del país.

“Desde esa época al día de hoy recorremos los territorios del país, pero sobre todo profundizamos en Santa Cruz, Chubut y parte de Río Negro. Gracias al andar de tantos años es que he podido ser vocera de las comunidades, ese andar me permitió tener la solidez y la capacidad de plantear situaciones de conflicto y de resistencia. Anduve mucho por los territorios, conocí abuelos y abuelas invisibles que resisten cotidianamente en lugares aislados, sin luz, que van a buscar agua del río o de aguadas con sus animales, que sostienen el equilibrio, las fuerzas de la naturaleza y que también hoy se ven amenazados por proyectos extractivistas”, cuenta. 

-¿En qué situación se encuentran las comunidades mapuche hoy?

-Cuando vos hablas de comunidad en realidad existen a lo largo y ancho del puelmapu que abarca las provincias de Chubut, Río Negro, Neuquén y parte de La Pampa. Hay cientos de comunidades en cada una de estas provincias que están amparadas, no sólo por leyes nacionales, sino que, además, cada provincia tiene sus propias leyes que reconocen a los territorios mapuches. En el caso de Neuquén, por ejemplo, la provincia ampara los territorios mapuches y avanzó con el relevamiento territorial por ley, en Río Negro se modificó la Ley de Tierras, lo que generó una situación de mucha vulnerabilidad a las comunidades que viven allí. Hay más de 100 desalojos firmes y firmados que no se han efectivizado. Hace poco hubo un trawn en Ingeniero Jacobáci donde se reafirmó sostenerse en una ley de Río Negro que reconoce la preexistencia de los pueblos originarios y del territorio mapuche. 

En Chubut, el relevamiento territorial no avanzó y el gobierno viene haciendo un trabajo fino. El gobernador Ignacio Torres hace una división y dice que trabaja con “los mapuches buenos, verdaderos y pacíficos”, que en realidad son personas mapuche o con apellido mapuche que siempre fueron fieles a las pretensiones del Estado. No se puede generalizar al pueblo mapuche porque cada lof tiene sus propias apreciaciones, estrategias políticas, sociales, culturales y mediáticas para hacerle frente a este momento que se viene muy complejo, no sólo para los territorios mapuche y para la sociedad mapuche, sino para la sociedad trabajadora en general, porque todo está en riesgo. 

Los territorios están en riesgo por ende los bosques, el agua, las nacientes de los ríos y los lagos también, con posibilidades de entregarlo todo y que cada empresa extranjera que llegara a quedarse con el territorio pueda hacer lo que quiera. Ahí justamente, es donde estamos pidiendo la intención de aunar criterios y tener una misma mirada con personas mapuche y no mapuche, integrantes de diferentes grupos ambientalistas, ecológicos, jurídicos, de Derechos Humanos y medios de comunicación para ampliar la mirada y alcanzar una misma forma de organización. En estos últimos tiempos la intención es no encerrarnos en la idea de que todo tiene que ser de algún pensamiento únicamente mapuche, sino abrirlo a quienes también andan por los territorios, acompañan y ponen el cuerpo contra los proyectos extractivistas que están dejando miseria, destrucción y sequía. Eso es lo que está pasando, a nivel general en Chubut que es similar en Rio Negro, ampliar la mirada y las estrategias de protección, cuidado y de manifestación de los reclamos.

-Sin ningún sustento, Torres dijo a los medios que la RAM es un grupo de personas que dicen ser mapuche y que tienen intereses inmobiliarios, haciéndolo responsable por los incendios, cuando ya se conoció que la provincia fue la que regaló territorio a precio vil a empresas para que desarrollen proyectos turísticos, extractivistas e inmobiliarios ¿Qué pensas sobre esto?

-Una lamgen que es poeta, Viviana Ayilef, inspirada en los dichos de Torres sobre la RAM, escribió: "Cuando veo una abuela juntando agua pienso ¿será de la RAM?". Esta poeta plantea qué es, quiénes son y qué lugar le damos nosotros como pueblo a esas tres letras, porque la realidad es que ya ha sido tan manipulada, tan mal utilizada, que al final cualquiera podríamos ser de esa organización y no saberlo, según Torres. Nos causa gracia, pero también es peligroso.

- ¿Cómo es esa manipulación?

-El gobierno siempre utiliza la zona donde nací para juntarse con mapuche de diferentes zonas, ahí sería donde están los mapuche “buenos”, “los pacíficos”. En esa zona territorial está el mausoleo del Lonko Inacayal, cuyos restos fueron devueltos entre el 94 y 96. Hace un tiempo nos enteramos que alguien entró al mausoleo, robó el mañun, el poncho y dos meses atrás, casualmente, el gobernador Torres con estos personajes mapuches que trabajan para el gobierno desde siempre, hicieron la entrega y la restitución de éste elemento en un acto. Creo que fueron preparando el terreno, porque nada de lo que está pasando ahora, ni los dichos del Gobernador son casuales. Fue una puesta en escena. Torres  juega con estos mapuche "pacificos", es decir, se involucra con “los buenos”, pero con los que reivindican territorio, los que denuncian la entrega a manos de los extranjeros, con esos no, porque, según él, “son malos, o son usurpadores de tierras”.

A partir de ese acto político que se llevó todas las cámaras y que movilizó a un montón de funcionarios de su gabinete, ahora Torres se ampara  para decir que tiene comunicación con el pueblo mapuche, que puede trabajar bien con determinadas comunidades porque “son las comunidades pacíficas”. En realidad, es una mala utilización de nuestra gente mayor, que tiene conocimiento y que levanta una ceremonia, manipulada por estos otros mapuches que trabajan siempre al servicio del Estado. Otra realidad es que nuestros lamuen, sobre todo la gente mayor, no tiene malicia, no se ponen a pensar que está siendo manipulada por el gobierno, todo lo contrario.

- ¿Con qué te encontraste durante la recuperación de la cultura mapuche? 

-Encontré historias antiguas y las compartí en escuelas, internados, parajes. Todo lo que aprendí lo entregué a las infancias, alumnos, alumnas y adolescencias de las escuelas de todos los lugares por donde anduve. Recorrí la provincia de Chubut completa más de dos veces. Hace poco volví a la zona chubutense donde empieza la Meseta de Somunkurá, que es territorio más que nada tehuelche, territorio antiguo, de pinturas rupestres, de gente que vive en mucho aislamiento, donde si llueve los caminos no te dan paso. Eso me ha servido para crecer como che, como persona, para crecer y entender aspectos de nuestra cultura y también para entregar y devolver ese conocimiento que fui adquiriendo a lo largo de los años.

- ¿De qué se trata la  nueva obra que estrenas este año?

-Es una obra dirigida por Darío Levin, se llama Lucinda y es la historia de Lucinda Quintupuray, una abuela que mataron hace 31 años en la zona de Cuesta del Ternero por lo mismo de siempre, para quedarse con su territorio. 

- ¿Es una historia real?

-Si, todas las historias del teatro mapuche son reales porque en nuestro teatro no hay un dramaturgo que se pone a escribir. Nuestras historias salen de nuestro propio pueblo, de nuestras propias familias y están vinculadas principalmente a los despojos, las fuerzas, los roles, los territorios, los animales. Es inevitable, nuestras dramaturgias son nuestras propias historias y esa es una idea en la que estamos de acuerdo quienes nos identificamos como actores mapuche tanto del puelmapu (tierra mapuche del este) que hoy es Argentina, como del ngulumapu (tierra mapuche del oeste). Lucinda es una historia local, es teatro situado y un gesto de justicia. Cuenta el femicidio de esta abuela, una mujer pobre, anciana y mapuche, que vive múltiples formas de opresión. Un crimen que obviamente quedó impune. Es un homenaje. 

-Contanos de tu nuevo libro…

-Pewma ull. El sueño del sonido, es un libro que reflexiona sobre mis últimos 25 años como recopiladora de canto ancestral mapuche, trabajo que he hecho de manera autogestiva, principalmente, en busca de abuelos y abuelas que cantan y que tienen todavía en su memoria el canto mapuche tanto el ulkantun, que es el canto popular, como el taill, que es el canto de ceremonia. En ese andar aprendí muchísimo sobre nuestra cultura y nuestras normas, con el camino correcto, con el aprender a ser gente, con el aprender a llegar a una ruka, a una casa. El libro lo hice con mi querido amigo Dani Zelko con quien, además, hemos hecho otros trabajos. Habla de mí y del andar por territorio mapuche y mapuche-tehuelche, de honrar, de agradecer a diferentes Lonkos y Pillankushe, abuelos y abuelas sabias que me entregaron ese kimun, ese conocimiento. El libro también cuenta cómo ese andar me permitió cumplir el rol de vocera, que me han pedido las comunidades en más de una oportunidad. En el libro explico que me he podido parar como vocera de comunidades a partir de haber andado mucho tiempo antes y conocer aspectos de nuestra cultura, las profundidades, los territorios, los caminos alejados, caminos difíciles de andar porque la mayoría son de ripio, son huellas, algunos no se llegan en vehículos, se llega solo a caballo o caminando. Pewma ull es una invitación a hacer un recorrido por el territorio mapuche profundo. Una invitación a escuchar.

- ¿Dónde se puede conseguir el libro? 

-Por suerte, en cientos de librerías de Buenos Aires, Santa Fé y Córdoba y por supuesto, en los puestos libreros ubicados frente a la biblioteca de El Bolsón.