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Cítrica en "Ni a palos"

por Revista Cítrica
02 de diciembre de 2014

En un bar porteño, nos entrevistaron del suplemento de Miradas al Sur. Una oportunidad más para difundir nuestro proyecto.

El diario Crítica de la Argentina cerró a fines de marzo de 2010 dejando en la calle a 196 trabajadores. Todos seguimos día a día la lucha de quienes peleaban por mantener su fuente de trabajo: las asambleas en la calle, la toma del edificio. Meses después, el conflicto se diluyó. ¿Dónde quedaron esos periodistas, fotógrafos y diagramadores desempleados? Algunos pasaron a otros medios o cambiaron de oficio, pero otros no se rindieron y quisieron continuar trabajando juntos. Y fueron por un sueño: fundaron una cooperativa que produce una revista autogestionada con una mirada federal. Hoy, Cítrica -que ya va por el tercer número-, sale con diez diarios cooperativos de provincias del interior argentino. Claudio Herdener, Maximiliano Goldschmidt y el mítico Miguel Grinberg, tres de sus integrantes, nos cuentan cómo es pasar del desánimo a realizar algo productivo, cooperativo y distinto a lo ya conocido.

 

 

 

Por Jimena Rosli

 

 

 

 

 

¿Por qué llamar a la revista con un anagrama de Crítica?
Maximiliano Goldschmidt: En un momento la revista inicialmente se pensó como una revista semanal que iba a salir con diarios cooperativos del interior y era como nombre de revista dominguera, fresca, un poco ácida? para sacarle el jugo. Tiró alguien el nombre y gustó.
Miguel Grinberg: Cambiamos de lugar la “r” simplemente. Surgió espontáneamente y nos evitó ceremonias de títulos imposibles donde por semanas cincuenta personas se juntan para discutir en vano. Apareció naturalmente y aparte nos encantó por lo que el limón representa: somos los limones de Lanata.
Claudio Herdener: Los exprimidos de siempre, sería.

¿Por qué limones?
Grinberg: Eramos una redacción que no producía un diario, que estaba ocupada por ochenta personas, con una rotación permanente, gente que se quedaba a dormir para cuidar el lugar, para que no se roben cosas que después nos iban a culpar a nosotros de ladrones. Había un proyector de video y la gente traía películas, parecía un club de refugiados de la guerra. Entre broma y broma salió el nombre y nos cayó simpático, nos pareció muy divertido. Lo cítrico te produce una crispación en el paladar, pero después te deja un sabor agradable.
Goldschmidt: Y finalmente no somos tan ácidos en la revista.

¿Cuántos de los que estaban en el diario están hoy haciendo Cítrica?
Goldschmidt: La cooperativa la hacemos trece, pero hay muchos compañeros que no están activamente pero siguen vinculados a la revista. Escriben, la difunden, nos mandan los contactos.
Grinberg: Se ha sumado gente nueva, no teníamos diagramadoras y se sumó también una fotógrafa que no estaba en el plantel original. De la redacción original hay mucha gente que consiguió otro trabajo y está con otras publicaciones, algunos de los cuales son colaboradores ocasionales de Cítrica.

¿Por qué quisieron comunicar con “una mirada federal”?
Goldschmidt: La revista es posible gracias a que conocimos a la gente de FADICCRA, la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina y nosotros salimos con varios de esos medios. A partir de ellos conocimos varias provincias como La Rioja, Chaco, Córdoba y nos pareció que estaba bueno hacer una revista así. Por más que la mayoría de los que la hacemos vivimos en Buenos Aires, a ninguno nos gusta eso de que el porteño cae mal en todos lados y escribe siempre con su mirada. Nos gustaba más llegar a un lugar y tratar de conocer las cosas de ahí y trasmitirlo desde ahí. Un poco eso es lo que vamos logrando cuando contamos las historias y preguntando los personajes que hay que entrevistar. Lo federal tiene que ver con eso, con tratar de rescatar historias y personajes que hay en el país y que son un montón y que por ahí algunos nos son mediáticos y que nos parece que está bueno contarlos y que se conozcan en todo el país.
Grinberg: Los lectores de esos diarios reciben la revista gratis, incluida en la edición. Y eso significa que siempre que sale un número y hay que presentarlo, un par de nosotros viaja y entablamos relaciones con los periodistas de esos diarios, que también están invitados para escribir y algunos han empezado a hacerlo. El federalismo no es una idea rígida que se implanta en algún lugar, sino que surge espontáneamente a medida que se van acercando a nosotros invitados los periodistas del interior.
Herdener: Aparte está plantado con una idea próxima de hacer el interior para el interior: salir del lugar común que sería Buenos Aires y su frivolidad. Por ejemplo, hay una sección que es el tema de cocina y en el comienzo se charlaba de Narda Lepes y Doña Petrona. Por suerte cambiamos el giro y agarramos personajes totalmente perdidos que nos nutren más en su experiencia. Hay otro vínculo: salimos de la estructura de lo que son las redacciones en Buenos Aires. Todos venimos de medios de prensa. Entonces, salir de ese vicio y tener la posibilidad de ser libres, es lo mejor que tiene Cítrica: el sentimiento de libertad. No hay un mango, pero hay unas ganas de hacer cosas que no te das una idea. Y además, todo un conocimiento, para mí en lo particular es una experiencia completamente nueva en el sentido cooperativo, tenés que cambiar la mente por completo.

¿Y cómo fue ese pasaje de ser un laburante de una empresa a formar parte de una cooperativa?
Herdener: Es ser sinceros, pelearnos, amarnos, estar, no estar, ofenderse, mimarse, qué se yo? Ponerse de acuerdo, que es lo más difícil. Somos veinte tipos con veinte ideas que arrancamos para veinte lugares diferentes y siempre nos encontramos en el mismo punto.
Goldschmidt: Y eso lo estamos haciendo, el pasaje no se termina de dar nunca porque muchos seguimos trabajando en redacciones. Y lo que nos une es hacer un periodismo más cercano a lo que uno por ahí en algún momento soñó hacer o quería hacer pero quizás termina laburando en el medio que puede. Esto es contar historias, sentarte, poder hablar, no estar levantando cosas de la tele o dar lo que dan todos los medios porque hay que darlo. Conociste a alguien en la calle y te contaron una historia, anda a investigar, buscá otro foco, discutí las cosas? La mayoría de los medios uno muchas veces no sabe a qué intereses responde o no necesariamente esos intereses lo representan. Nosotros sabemos porqué está Bayer en la tapa, porqué está Estela de Carlotto, porque lo fuimos a buscar a Hendler. O ¿qué representaba Daniel Hendler? Es un tipo famoso, que estaba en un horario importante, lo veían todos, pero el tipo le escapaba a las entrevistas. En cada una de las secciones, saber lo que se pone y porqué se pone. Después, no todos están de acuerdo: buscamos consenso pero no es siempre fácil. Paralelamente tenemos otros laburos, así que hay dedicarle tiempo a esto. Aprendimos a hacer cosas que ninguno sabíamos, que es averiguar cómo es el tema del papel y la distribución.

Siempre fue un problema la distribución en medios autogestivos gráficos, ¿Cómo lo solucionaron ustedes?
Grinberg: Cítrica es una revista que está vendida antes de salir. Nosotros tenemos una oscilación entre los veintidós mil y veinticinco mil ejemplares que salen incluidas en varios medios de FADICCRA. Quiere decir que no tenemos la preocupación de atraer a un cliente: la gente la recibe de arriba. Lo cual nos libera de la preocupación del rating. Así como han salido tapas con personas conocidas, también pueden ser tapas con personas desconocidas. Pero el énfasis nuestro es buscar temas que habitualmente no se incluyen en las revistas comerciales porque no tienen atractivo masivo: notas culturales, históricas. Alguien lo dijo una vez y a mi me gustó, que somos “una especie de Canal Encuentro de la prensa”, porque encontrás temas que no encontrás en otra parte. El sex appeal, farandulismo, chisme, polémica no son nuestra intención.
Goldschmidt: En Chaco nos dijieron que teníamos que ir a ver a Aledo Meloni y no sabíamos quien era: un escritor de cien años, referente de la cultura chaqueña. Fuimos, le tocamos el timbre y no nos queríamos ir más, estuvimos tres horas ahí. Es otra manera de hacer periodismo, no tenés tiempo de ir a un archivo: de repente tocás el timbre y estás hablando con alguien que no conocés.
Grinberg: Y como publicamos poesía, también nos pasó en La Rioja con un poeta legendario, autor de La Cantata Riojana, que es como el himno allá. Está vivo y nadie se acuerda de que existe y nosotros lo incorporamos a la revista. Las revistas en su mayoría van al público y del público uno no recibe nada. Acá es al revés: el público son nuestros colegas en el interior y la cultura del interior. Entonces estamos inventándonos a nosotros mismos a medida que caminamos.
Herdener: En un momento yo estaba haciendo un viajecito corto de Mina Clavero a Alta Gracia. Paramos en esos restorancitos al costado de la ruta. Entro y había un gordo inmenso haciendo unas mermeladas de frutilla que no se podía creer. Era el dueño. Lo vi y era la foto, era una linda foto. Me puse a hablar con el tipo para que me diera la receta y los datos para la sección de “Cocina”. En ese mismo lugar era la Fundación para preservar al cóndor que estaba en peligro de extinción. Son historias que a uno lo atrapan. Es toda una experiencia esto y es fantástico.
Goldschmidt: Estamos preparando el cuarto número, que si nada cambia, va a ser tapa Baltazar Garzón. Estuvimos hablando con él, nos interesó saber cómo era de chiquito, cómo es que a él se le fue despertando ese sentimiento de justicia que después hizo que luchara contra un montón de cosas.
Grinberg: Después de la ocupación del edificio de Crítica, tuvimos la suerte que la gente del Bauen nos prestó una oficina. Ahí ya se decantó la idea de que la revista semanal no iba a ser posible. Ahora vamos recibiendo solidaridad publicitaria. Si alguna vez nos ganamos algún peso, va a ser de ahí, porque no estamos vendiendo. Tenemos una cuota mensual para mantener una caja chica que paga los pasajes y trámites burocráticos. Lo que repartimos ahora es la alegría de poder hacerlo.

Después de aquella toma histórica ¿cómo se organiza todo el desánimo y desilusión en algo productivo?
Grinberg: Nos volvía locos estar en una redacción inactiva. Se llenaba cuando había asamblea, sino eran guardias rotativas de tres personas que se dedicaban a cuidar nuestro lugar de trabajo. Ahí se crearon lazos de solidaridad: había chicas que estaban embarazadas, que después tuvieron los chicos. Nos anotamos en una fantasía que estaba pintada en las paredes y se volanteó en el microcentro: “El diario no se cierra”. En esa dinámica llegamos a hacer tres ediciones cooperativas del diario que se llamó Crítica de los Trabajadores. Pero nos fuimos dando cuenta que el diario no iba a volver a salir y además no ibamos a cobrar un mango, porque fue un vaciamiento implementado y una quiebra fraudulenta.
Herdener: Fue realmente un lamento boliviano: cada vez eramos menos, entonces ya te estabas debilitando cada vez más.

¿Por qué dicen que además de una cooperativa de trabajo, son una cooperativa de personas?
Herdener: Hay un comité editor, pero entre todos discutimos la idea. Eso es lo bueno que tiene. Eso es tener identidad.
Goldschmidt: Se pude laburar en una empresa, pero también se puede laburar así. Tendría que haber teoría sobre esto y contarse la experiencia. Un compañero hace el reparto de la suscripción en bicicleta?
Grinberg: Se arma sus itinerarios de bici de acuerdo a las direcciones de los suscriptores.

¿Lanata se enteró de la salida de Cítrica?
Herdener: Se debe haber enterado, seguro.
Goldschmidt: Hemos superado el efecto Lanata. El diario quebró cuando Lanata ya no lo dirigía. Se fue temprano en un bote de goma.
Herdener: Cuando empezó el conflicto salió a decir que peleábamos por trescientos mangos que no nos daban.

¿Qué es Cítrica para cada uno de ustedes?
Herdener: Una flor después del tsunami. Es tener la posibilidad de hacer lo que uno quiso hacer siempre. Siempre fuimos obedientes. Ahora no es que somos desobedientes, somos dueños de nuestras propias ideas y eso está piola.
Grinberg: Cítrica para mí revitaliza ese sentimiento que en su momento protagonicé como parte del diario La Opinión. Es el reino de lo posible.
Goldschmidt: Es una construcción colectiva. A veces en el periodismo parece que solo importa tu firma y lo que sos. Tenemos nuestro cierre, nos cagamos de la risa, nos peleamos, estamos corriendo. Hubo una mística entre nosotros en todo ese conflicto de Crítica y Cítrica lo mantiene.

¿A qué le dicen ni a palos?
Herdener: Al retorno de los grupos, que sería Lanata.
Grinberg: Ni a palos votaría en una asamblea la suscripción al ideario de un político que viene mañana y dice “ponemos una suma infinita para buenos sueldos” y que la revista se ponga a favor de lo que ellos representan.
Herdener: Claro, por eso: ni a palos a Lanata (risas).

Se puede conseguir Revista Cítrica en la Ciudad de Buenos Aires en El Kioskito de revistas autogestionadas (Av. Corrientes 3307), Mu. Punto de Encuentro (Hipólito Yrigoyen 1440), Asociación Madres de Plaza de Mayo (Hipólito Yrigoyen 1584), Crack-Up (Costa Rica 4767) y Libreria Norte (Avda Las Heras 2225)
www.revistacitrica.com.ar