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Brasil: Masacre de Osasco y un nuevo episodio de impunidad

por Raphael Sanz
Fotos: Acácio Augusto
20 de marzo de 2021

A meses de cumplir seis años, la matanza más violenta registrada en el Estado de São Paulo - Brasil, tuvo un nuevo episodio de impunidad el 26 de febrero, con la absolución de dos de los policías acusados por 17 asesinatos. Las Madres de Osasco y Barueri protestan.

*Por Raphael Sanz, periodista y editor de Correio da Cidadania (Brasil)   

A pesar de la presión frente al Fórum Criminal de Osasco, del movimiento de madres de las victimas de la masacre más violenta que el Estado de São Paulo (Brasil) vio, el 26 de febrero fueron absueltos dos de los cuatro acusados por la matanza de Osasco y Barueri, donde el 13 de agosto de 2015 fueron asesinados 17 jóvenes.

Este episodio es la parte final de un cuadro más amplio de matanzas, conocido en Brasil como Chacinas de Osasco, o Masacre de Osasco, que consiste en la suma de 14 atentados ocurridos el 8 y 13 de agosto de 2015, en cuatro municípios vecinos de la zona metropolitana de São Paulo – Osasco, Barueri, Carapicuíba e Itapevi. En total fueron 25 muertos y siete heridos.

Tras cinco días de audiencias, el jurado decidió, por mayoría, la absolución de los acusados y, así, la jueza Elia Kinosita ha dado la sentencia correspondiente. El ex-cable de la Força Táctica del 20° Batallón de la Policía Militar de São Paulo Victor Cristilder Silva dos Santos (37 años) y el Guardia Civil Metropolitano de Barueri Sérgio Manhanhã (48) fueron absueltos de la acusación por participar en la matanza del día 13 de agosto. El día siguiente a la sentencia, ambos dejaron la cárcel, donde cumplían prisión preventiva.

Ya es la segunda absolución del PM Victor Cristilder, que también había sido acusado por las muertes del día 8, en Carapicuíba. El Ministério Público ha declarado que “El Boy”, como era conocido Cristilder, ofrecía servicios de seguridad privada, informal, a comércios locales y, a partir de esta actividad, que ya es considerada ilegal, se ha acercado de milicianos.

Es importante explicar que trás el advento de Bolsonaro, las milicias son la palabra genérica para referirse a los grupos de exterminio compuestos por policías fuera de servicio, que actúan en las madrugadas de las favelas y periferias de Brasil, proporcionando al país los números de campeón mundial de violencia urbana que se conocen desde afuera. La Masacre de Osasco está inserida en un cuadro mucho más grande de matanzas y masacres perpetrados por agentes de seguridad en todo el país. Junto con México y Colombia, Brasil encabeza el liderazgo continental en este tipo de actividad paramilitar.

De acuerdo con la investigación de dos importantes periodistas brasileños en el tema de la seguridad pública, André Caramante y Luís Adorno, para Ponte Jornalismo (*1), El Boy había sido reconocido por un testigo, que pudo escapar de uno de los atentados del 8 de agosto y le han apuntado una serie de otros crimines, tales como tortura, intimidación y amenazas a testigos, venta de servicios ilegales de seguridad privada, conexión con grupos criminiales organizados e, incluso, interceptación de carga robada (*2). Pero para el juez del caso, era “humanamente imposible” que el acusado hubiera hecho todo eso.

Volviendo a los crímenes del 13 agosto, en el juzgado anterior, entre 2017 y 2018, los acusados fueron condenados a penas de 100 años y 10 meses (Manhanhã) y de 119 años, 4 meses y 4 dias (Cristilder). Pero en 2019, la defensa ha recurrido bajo la alegación de que los jurados votaron contrarios a las pruebas del proceso – que constan, por su vez, con más de 30 mil páginas de acuerdo con el G1 (noticiero online de la Globo; *3).

Con la victoria del recurso de la defensa en 2019, las penas fueron anuladas y quedó determinado un nuevo juzgamiento para ambos, inicialmente marcado para noviembre de 2020. La defensa solicitó un habeas corpus para que los dos puedieran responder en libertad, pero se determinó que solamente serían sueltos en caso de absolución.

Dos días antes de empezar el nuevo y final juicio, el 21 de noviembre de 2020, el abogado de la defensa de los policías, João Carlos Campanini, solicitó el aplazamiento de la causa por contraer Covid-19. Así, la fecha del nuevo juzgado cambió para 22 de febrero de 2021 y, en la ocasión, este cambio ya provocaba indignación en las madres y familiares de las víctimas, como pudo confirmar el reportaje de Arthur Stabile para Ponte Jornalismo (*4).

“Es una matanza a las famílias. Si fuera al revés, seguro que el caso estaría resuelto”, ha declarado Zilda Maria de Paula, madre de Fernando Luís de Paula, pintor ejecutado con un disparo en 13 de agosto de 2015.

Estrategia asquerosa

El sábado (20 de febrero) anterior al comienzo del juzgado, la Asociación 13 de Agosto – Madres de Osasco-Barueri y toda una red de apoyo que se armó, realizó una manifestación delante de la Estación Osasco de la CPTM [el tren suburbano de São Paulo], donde entregaron materiales de difusión e información acerca del caso, la lucha de las madres y hablaron con la gente que pasaba por la calle.

“Nos manifestamos publicamente para exigir justicia y mostrar que ese dolor no es solamente nuestro, es un dolor público y tiene que ver con todas y todos”, decía un panfleto convocatório de la asociación, que también enfatizaba ser un requisito previo, el uso de máscaras y el respeto al distanciamento social para participar de la manifestación.

El lunes 22, día de início del juicio, a partir de las 9 de la mañana, comezó también la vigília de las madres adelante del Fórum Criminal de Osasco. “Quien pueda, lleve una vela blanca consigo”, pedían.

A lo largo de la semana, 24 de los 40 testigos que han declarado (entre los días 22 y 24 de febrero), los acusados fueron interrogados (25), y las famílias de las víctimas permanecieron frente al Foro hasta el viernes (26), cuando los últimos debates entre defensa y acusación se dieron y la votación del jurado ha tomado lugar y forma.

Viendo como la história es presentada en los grandes medios de comunicación, la sensación que nos da es que todos los ritos del Estado de Derecho fueron cumplidos y que lamentablemente la historia de Zilda Maria de Paula y tantas otras madres y familias simplemente no conmovió a los jurados, democraticamente puestos allí para analizar la cuestión. Pero al leer la nota de la Asociación 13 de Agosto – Madres de Osasco-Barueri publicada el en 6 de marzo (*5), podemos tener una noción exacta de los términos, del clima y de la manera como fueron conducidas las audiencias, una vez que no pudieron contar con la presencia ni de los medios de comunicación ni de cualquier tipo de observador independiente debido a la pandemia de coronavírus que, en este momento, mata cerca de dos mil brasileños por día.

Dice la nota: “Con 122 páginas de impresiones de su perfil de Facebook reproducidas en la pantalla grande, Zilda Maria de Paula, que perdió a su único hijo en la masacre de Osasco y está organizada en el grupo de madres de las víctimas de la masacre de Osasco y Barueri, fue tratada durante su testimonio como si fuera ella la que estuviera en juicio. Las personas con las que cumple años, su relación con los periodistas y sus vínculos con otros movimientos de madres que luchan contra la violencia del Estado fueron puestos bajo sospecha y utilizados como lema para la petición de explicaciones que le exigió el abogado de los policías, João Carlos Campanini. En el mismo acto, el abogado sugirió que no sólo se puede criminalizar el trabajo de la prensa que cubre la violencia policial, sino también cualquier tipo de solidaridad y compromiso político organizado entre los familiares víctimas de la letalidad del Estado, incluidos los nombrados como periodistas, que los expone a otras formas de violencia.

Por si fuera poco, la defensa de los acusados utilizó un vídeo antiguo y calumnioso para atacar al Movimiento Independiente Mães de Maio [otro movimiento, de madres de víctimas de las ejecuciones de mayo de 2006, en São Paulo, también hechas por policías fuera de servicio]. En él, la ex fiscal Ana Maria Frigério Molinari afirma, sin mostrar ninguna prueba, que los grupos de Derechos Humanos fueron formados por madres de narcotraficantes que, tras la muerte de sus hijos en mayo de 2006, gestionarían las llamadas "biqueiras", puntos de comercio de sustancias ilícitas,” fin de la cita de la Nota.

“Fue una estratégia asquerosa utilizar algo que no tiene nada que ver con el caso, poner mi facebook, mi vida personal y además atacar a las Mães de Maio. Ese abogado me agredió en público, adelante de todos, pero como no debo nada, respondí a todas las preguntas. Es repugnante, hasta mis fotos de cumpleaños o otra con una periodista, él ha puesto en la pantalla. Todo eso es solamente una motivación más para que yo siga en esta lucha, con los grupos de madres y las ONGs, pues necesito ayudar a las madres y niños que están sin apoyo”, ha declarado Zilda Maria de Paulo, por WhatsApp, a este periodista, el sábado 6 de marzo.

La matanza

Como hemos visto, la matanza más violenta ya registrada en São Paulo (Estado) ocurrió en las noches de 8 y 13 de agosto en los municipios de Osasco, Barueri, Carapicuíba y Itapevi, en la zona metropolitana de la Ciudad de São Paulo. A su tiempo, el caso ha chocado la población una vez, cámaras de seguridad de un pequeño bar pudieron filmar algunas de las ejecuciones a sangre fría, perpetradas por hombres encapuchados el día 13, en Osasco. Las imágenes corrieron el país, tanto en la prensa como en los celulares de los brasileños [una rápida búsqueda en internet puede llevar al lector a ellas].

De acuerdo con informaciones oficiales y divulgadas en la prensa masiva, fueron seis personas muertas en Carapicuíba y Itapevi el ocho de agosto, en represalia a la muerte del policía militar Admilson Pereira de Oliveira en un puesto de combustible en aquella misma región y más temprano en la fecha.

Otras 17 personas fueron muertas a tiros la noche de 13 de agosto, 14 en Osasco y tres en Barueri, esta vez como venganza por la muerte del guardia civil de Barueri Jeferson Luiz Rodrigues, el día anterior a la matanza.

Aún de acuerdo con el Ministério Público y con la ya invocada investigación de los periodistas de Ponte Jornalismo, las víctimas de la venganza policial fueron elegidas aleatoriamente, sin cualquier relación directa con el objeto de venganza. En total ocho agentes de seguridad fueron presos después de una investigación de la Policía Civil que necesitó de un software que reconstituyera datos apagados de celulares para encontrar los enlaces que pudieran comprobar la participación de los acusados. Ese es el tamaño del “profesionalismo” del grupo de exterminio.

De los ocho presos por la totalidad de los atentados, cuatro (3 PMs y un guardia civil) fueron los acusados por los 17 asesinatos del 13 de agosto. Desde el principio han negado su participación.

Dos están condenados. Fabrício Emmanuel Eleutério, de 37 años, trabajaba en el sector administrativo de la ROTA [Rondas Ostensivas Tobias de Aguiar; grupo de élite de la PM de São Paulo], está condenado a 255 años, 7 meses y diez días de prisión. El otro es Thiago Barbosa Henklain, de 35 años, que trabajava en la PM con el policía muerto en el día 8, y está condenado a 243 años, 7 meses y 10 días de prisón. Los otros dos son Cristilder y Manhanhã, absueltos el último día 26 de febrero.

De acuerdo con la investigación de los crímenes, debidamente chequeada por medios de comunicación, en aquella noche de 13 de agosto, el cuarteto de milicianos había empezado la matanza a las 20 y 29  en Bar do Tim, ubicado en la calle Astor Palamin, en Osasco, donde asesinaron a dos personas: Igor Silva Oliveira, de 19 años y muerto con 8 balazos, y Jonas dos Santos Soares, de 33 años y ejecutado con cuatro disparos. En un entretiempo de pocos minutos, antes que el reloj llegase a las 21, fueron nueve ejecuciones más. El primero, en el camino para el alvo principal, fue Rodrigo Lima da Silva, estudiante de 16 años, que charlaba con el dueño del comércio Bomboniere Sonho de Deus, delante de la puerta del establecimiento, ubicado en la calle Professor Sud Menucci. Fueron dos tiros allí mismo, sin más.

Luego fue el turno del Bar do Juvenal, en la calle Antonio Benedito Ferreira: en total fueron 8 muertos y 2 heridos allí. Los agentes de seguridad entraron en este bar encapuchados y las imágenes de seguridad del establecimiento pudieron grabar las muertes de Adalberto Brito da Costa (muerto con 4tiros), Leandro Pereira Assunção (mecánico, 36 años, muerto con 6 tiros), Antônio Neves Neto (40 años, 3 tiros), Manoel dos Santos (37 años, 1 disparo), Eduardo Oliveira dos Santos (artesano, 41 años, 3 tiros), Thiago Marcos Damas (auxiliar de escritório, 32 años, 2 disparos), Fernando Luís de Paula (pintor, 34 años y un tiro) y Tiago Teixeira de Souza (2 tiros).

Reparar el número de disparos entre los principales artículos de la cortísima biografia de cada víctima. No es destaque de este autor, ni tampoco de nuestro periódico rebelde(*6), pero lo que se pudo encontrar en los grandes medios de comunicación. Y no sabemos si es pura frieza, y corremos el riesgo de estar reduciéndolos a disparos recibidos, o si hacemos lo correcto y es importante dejar registrado en estas líneas para que se comprenda la gravedad del caso.

Aún en Osasco, un entretiempo de media hora ha separado las primeras 11 muertes de las siguientes, que ocurrieron en una zona un poco más distante de los primeros atentados, pero en el mismo municipio. Así, la calle Moacir Sales D’Avila vió el conferente Rafael Nunes de Oliveira, de 23 años, ser ejecutado con 5 disparos a las 21 y 29. Trés personas más fueron heridas allí.

Ni cinco minutos después, otro asesinato, fue el de la adolescente Letícia da Silva, de solamente 15 años, que se cruzó en el camino de los milicianos y se convirtió en la víctima más joven en la esquina de la calle Suzano con la Avenida Alberto Byington, donde otras dos personas también quedaron heridas.

Veinte minutos después, el ayudante general (de obras) de 26 años, Deivison Lopes Ferreira, tuvo la desgracia de cometer el crimen de salir de su domicilio para irse caminando a la casa de un amigo del barrio, cuando cruzó el camino de los matadores y fue ejecutado con cuatro tiros en la esquina de la calle Vitantonio D’Abril con Serafina de D’Abril.

Ya en Barueri, minutos después el asesinado de Deivison, fue la el momento de Wilker Osório, de 29 años, recibió 21 disparos y 40 perforaciones por arma de fuego en el cuerpo. La barbárie ocurrió en la calle Carlos Lacerda.

En aquella noche, la masacre, como fue investigado por las autoridades y medios de comunicación, habría acabado más o menos en dos horas después de su comienzo, cerca de las 23, en Barueri, en la calle Irene. Allí, Jailton Vieira da Silva (ayudante general de 28 años) y Joseval Amaral da Silva (37 años) fueron ejecutados con tres y cinco disparos, respectivamente. A esos dos últimos los grandes medios lo han atribuido “boletín en la polícia”, sin más explicaciones.

Zilda: madre de Fernando, madre de Osasco

“Nosotros sabemos que la violencia policial siempre ha existido. Tanto que yo le decía a mi hijo que no esté por las calles alrededor de mucha gente, porque cuando llegan, los policías no preguntan nada, no quieren ni saber. Y mi hijo, en su ingenuidad o confianza, me decía: ‘no debo nada’. Pero la policía no quiere saber si tu debes o no debes, tanto que esos muchachos murrieron sin saber. Y cuando eso pasó con nosotras, las madres empezamos a juntarnos y conocernos. A partir de ahí, formamos un grupo y estamos luchando hasta hoy por memoria y reparación”, dijo Zilda Maria de Paula, madre de Fernando Luís, para el episódio del Podcast 1049 (*7), donde fue entrevistada por el profesor de ciencia política de la Unifesp, Acácio Augusto (y aquí es importante aclarar que nos limitamos a preguntar a Zilda cerca de los últimos hechos, en respeto a su dolor; y una vez que en la semana anterior al juicio ella dio esta excelente entrevista contando su historia, preferimos utilizar este episódio como fuente en lugar de pedirle que revisitase el pasado).

Zilda es una mujer negra de 68 años. Vivía con su hijo, trabajaba como empleada doméstica. Llevaba una vida relativamente tranquila, como contó en el podcast: “sin molestar a nadie y sin ser molestada, seguía mi lucha cotidiana, trabajando, buscando criar mi hijo, educándolo, siempre pidiendo que no se involucrase en cosas erradas por cuenta de la violencia policial, pero lamentablemente, salió todo al revés. Y bueno, nosotros vivimos en la favela, donde están la mayor parte de las víctimas”.

La madre de Zilda también era empleada doméstica, y cuando Zilda, era niña, tuvo que vivir en las casas de los patrones de su mamá, práctica que aún hoy existe en Brasil, aunque menos común que en aquella epoca. Cuando creció, sin estudios, sin trabajo, y sin poder seguir viviendo en la casa de los empleos de su madre, vivió por muchos años en las calles, donde cuenta que ha aprendido “mucho de la vida”. Poco a poco fue mejorando su situación hasta ir a vivir en el barrio de Brasilándia, que ya fue considerado uno de los más peligrosos de la capital paulista. Años después, fue vivir en la favela del Jardim Munhoz Júnior, en Osasco, donde sigue hasta hoy.

“Yo vivo en una favela que acostumbro a decir, es una de las más tranquilas que hay. Allá no hay tiroteos, ni crímenes entre vecinos como se ve en otras partes, a no ser cuando viene la policía a armar sus líos. Todos respetan a todos, yo podía ir a dormir incluso con la puerta abierta porque me sentía segura. Ahora no, tengo miedo de que vengan los policías a cobrarme porque pongo el pecho. Nunca fui amenazada, pero eso es algo que me mete miedo”. Para ella, no solo su vida ha cambiado, también el barrio no es más lo que fue años antes. “Los niños se quedaban jugando en las calles hasta tarde. En navidades y año nuevo todos se vestían de blanco y en la calle celebraban la noche entera, pero hoy no hay más nada de eso. Cambió el comportamiento de todos porque la gente tiene miedo que venga la policía otra vez a repetir los hechos de 2015”, observó.

A pesar de tener amigos y familiares policías, ha declarado que la institución siempre le metió miedo “por la violencia que siempre existió pero desde hace unos tiempos se ha desenmascarado”. Para ella, la policía elige lo que hace, y contó que muchos ya le dijeron que su hijo estaría “en el lugar errado, en la hora errada”, lo que rebate enfaticamente: “él no estaba ni en el lugar, ni en la hora errada; no estaba matando, robando, peleando, traficando y ni participando de un tiroteo”, defiende.

Cuenta que ya ha pensado en dejar de luchar y que a veces concluye que la lucha, aunque bien sucedida, no va traer su hijo de vuelta. Pero reflexiona que, por otro lado, esta lucha es también un refúgio para ella que, viviendo sola, muchas veces no tiene con quien charlar sobre el asunto. Dice que nunca había pensado que fuera participar de algo así, pero que si no fuera por la lucha, se quedaría “sola llorando en casa, no en vano, pero por una pérdida que jamás tendría vuelta”. Entonces empezó a ser llamada por los grupos y pudo ver que había otras personas pasando por el mismo dolor. “Esa lucha, por lo menos para mí, es una razón para compartir el dolor, saber que no es solo tuyo. La lucha es lo que me alimenta hoy”.

“No tuve el derecho de ser abuela y hoy vivo solo para mí misma. Pero tengo sobrinos, sobrinos-nietos, ahijados, y me preocupo con ellos todos, como con todos los jóvenes y niños al mi alrededor”.

También se preocupa con otras mujeres que va conociendo y ve que están en situación semejante a la suya. “Como lo he necesitado al el principio, busco venir y ayudar a estas madres. El sentimiento de madre es uno solo. Ves que cada caso es un caso, que cada historia es una historia, y puede ser aún peor que la de tu hijo. Hay historias de niños que fueron brutalizados antes de morir, sufrieron mucho... Mi hijo tuvo una muerte instantánea, un disparo y punto, ni sabe qué pasó. Y yo, bueno, no sé qué sentir: si es rabia, odio o revuelta, comprendes?”

Todos los días un nuevo “Por que el señor disparó en mi contra?”

Este año se cumplen seis años de la Masacre de Osasco. Como nos ha recordado la Asociación 13 de Agosto – Madres de Osasco-Barueri en su llamado para la vigília, “Brasil sigue siendo el país que más gente mata en las favelas y periferias, promoviendo un verdadero genocidio contra la población negra y pobre, dejando un rastro de dolor, abandono y revuelta. Y, como siempre, el Estado y sus agentes de seguridad, legales y ilegales, son los responsables por esas muertes”.

Este año completaremos 29 años de la Masacre de Carandiru, el 2 de octubre, donde al menos 111 presos fueron ejecutados en una cárcel de la zona norte de São Paulo, y que también ha vivido recientemente un episódio de impunidad como lo de Osasco (*8).

Tampoco podemos olvidarnos, entre tantos casos, el del pibe Douglas, asesinado en São Paulo en 2013 y su pregunta al policía que lo mató mientras moría: por qué el señor disparó contra mí? (Por qué o senhor atirou em mim?;*9)

Con cuántos ejemplos más de São Paulo o de todo el país tendremos que llamar a la atención una y otra vez. Nos recuerda la Asociación 13 de Agosto en su panfleto convocatório, así como se ha cansado de decir Débora Silva, de las Mães de Maio [de Brasil] – otra madre, que denuncia: “Brasil es una fábrica de hacer que las madres lloren”.

Al periodismo que se limita a ser un mero procesador de datos, y a las autoridades, que también les gusta el aire tecnócrata de la actualidad, dejamos unas preguntas; ¿Cuántos años cumplirá la Masacre de Cinelándia en 2021? ¿Y la de Acari De Cabula, de la Zona Este de São Paulo, de Mogi, de Paraisopolis y tantas otras? ¿Cuántos Amarildos van a desaparecer y cuantas concejalas electas como Marielle Franco van a perder la vida en alguna calle oscura de Brasil? ¿Cuántas Claudias serán arrastradas por la policía y cuántas veces necesita un militar disparar para poner 80 balazos en un padre de familia desarmado? ¿Cuántas operaciones policiales aún serán programadas para horários de entrada y salida de escuelas y cuántas veces más vamos a ver a la justicia ser conivente con milicianos, justamente aquellos que nos corroen como cuerpo social en todos los niveles, desde las calles de las favelas hasta el Palácio del Planalto en Brasília?

No hay en este país, mes o día, barrio o ciudad, número o letra, que no lleve consigo una história de destrucción y tortura de una família trabajadora entera a las manos de los dichos ‘agentes de seguridad’. ¿Sería una locura pensar en parar esa máquina?

Notas:

*1: MP denuncia PM por participação em chacina de Carapicuíba [Luís
Adorno e André Caramante, Ponte, 13/11/15] e Conheça detalhes da
apuração sobre a matança feita por PMs e GCMs em Osasco, Carapicuíba,
Itapevi e Barueri [Luís Adorno e André Caramante, Ponte, 14/10/15]
https://ponte.org/conheca-detalhes-da-apuracao-sobre-a-matanca-feita-por-pms-e-gcms-em-osasco-carapicuiba-itapevi-e-barueri/

*2: Justiça absolve PM acusado de participar da chacina de 8 de agosto em
Carapicuiba [Luís Adorno, Ponte, 13/12/16]
https://ponte.org/justica-absolve-pm-acusado-de-participar-da-chacina-de-8-de-agosto-de-2015-em-carapicuiba/

*3: Após 5 dias de júri, ex-PM e GCM são absolvidos da acusação de
cometerem a maior chacina de SP, com 17 mortos em 2015 [Kleber Tomaz e
Luiz Vaz; G1, 26/02/21].
https://g1.globo.com/sp/sao-paulo/noticia/2021/02/26/apos-5-dias-de-juri-ex-pm-e-gcm-sao-absolvidos-da-acusacao-de-cometerem-a-maior-chacina-de-sp-com-17-mortos-em-2015.ghtml

*4: Novo julgamento da chacina de Osasco, a maior da história de SP, é
adiado para 2021 [Arthur Stabile, Ponte.org, 23/11/20].
https://ponte.org/novo-julgamento-da-chacina-de-osasco-a-maior-da-historia-de-sp-e-adiado-para-2021/

*5: Pela afirmação da vida, pela liberdade e contra a brutalidade policial
https://www.geledes.org.br/pela-afirmacao-da-vida-pela-liberdade-e-contra-a-brutalidade-policial/

*6: Originalmente publicado, en portugués, en Correio da Cidadania:
https://correiocidadania.com.br/34-artigos/manchete/14555-prestes-a-completar-6-anos-maior-chacina-ja-registrada-em-sp-tem-novo-episodio-de-impunidade

*7: Podcast 1049, episódio 13: Mães 13 de agosto e a luta por justiça –
podcast do CAAF/Unifesp; Acácio Augusto entrevista Zilda Maria de Paula
(Mães de Osasco/Barueri) e Bárbara Pina, estudante de pós graduação de
Saúde Pública na UNIFESP, que desenvolve mestrado sobre o percurso de
mães vítimas da violência de Estado sobre a luta por justiça e reparação das
Mães das vítimas da cachina de Osasco.
https://correiocidadania.com.br/34-artigos/manchete/14555-prestes-a-completar-6-anos-maior-chacina-ja-registrada-em-sp-tem-novo-episodio-de-impunidade

*8: O Massacre do Carandiru e a condenação anulada: o pior cenário em 26
anos [Marta R Machado e Maira Machado, El País Brasil, 02/10/18]

https://brasil.elpais.com/brasil/2018/10/01/opinion/1538418889_678885.html
*9: Por que o senhor atirou em mim”, perguntou jovem a PM que o matou,
diz mãe [Uol, 28/10/13]

https://noticias.uol.com.br/cotidiano/ultimas-noticias/2013/10/28/nao-teve-reacao-do-meu-irmao-diz-menino-que-viu-pm-matar-adolescente-em-sp.htm


Raphael Sanz es periodista y editor de Correio da Cidadania (Brasil)