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Ante la amenaza de desalojo, abrazar la dignidad

por Nair Carolina Mazzeo
28 de mayo de 2025

Las comunidades Melo y Kinxikew (Quintriqueo) resisten a los desalojos, a pesar del apoyo de organismos internacionales y el legítimo derecho sobre sus territorios ancestrales. Un centenar de personas de distintos rincones de la patagonia respaldaron este reclamo con una celebración. Porque la resistencia también se defiende con alegría.

Una caravana atraviesa la ruta 40. Como punto de encuentro en la entrada al territorio, en el brazo Huemul entre Villa La Angostura y Bariloche. La wenufoye (bandera mapuche) al ritmo del kurruf (viento) saliendo por fuera de las ventanas y un cartel que se repite: “Justicia y reparación para el pueblo mapuche”. El reclamo lo atraviesan vecinos y vecinas, mapuche y no mapuche que llegaron desde distintos lugares de Puelmapu para acompañar y decir no al desalojo. Esquel, Bariloche, San Martín de los Andes, Junín de los Andes, Neuquén Capital y Villa La Angostura se hicieron presentes. Para defender la historia de dos comunidades que atraviesan el mismo conflicto.

Por territorios libres de violencias, lof Kinxikew

La sonrisa de Amancay atraviesa la ruta al ver llegar a la gente. Amancay Kintrikeo, es lonko de la lof Kinxikew. En su entrada, tras pasar los cipreses que resguardan el ingreso, se reconoce un lema que une el reclamo de esta lof “Pu Zomo Lafkenche. Mujeres mapuche en defensa de la vida por territorios libres de violencia”. Amancay asumió el rol lonko con un compromiso claro: no permitir violencias dentro ni fuera de la comunidad. Pero hoy, Kinxikew enfrenta la violencia ejercida desde el poder judicial. “Este juez en particular, Francisco Astoul Bonorino, ensañado y en un contexto político que propicia que lo haga, ordenó a través de una orden judicial que nos retiremos de este territorio” explicó Amancay.
El 19 de mayo del 2025, el juez ratificó que la orden de desalojo sigue en pie, a pesar de la medida cautelar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Y a pesar también de que el Estado argentino ya la reconoció oficialmente en diciembre de 2023 -a través de la resolución 332/23 del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI)-. 
“Tenemos el relevamiento territorial, porque tenemos personalidad jurídica y un marco de derechos que avalan nuestra vida y nuestra permanencia aquí en este territorio.” Afirmó la longko. Y agregó: “tiene que haber una reparación, pero en serio, una reparación que nos deje vivir y permitir vivir dignamente acá y tener nuestro Küme Felen (buen vivir)”

El lema lof Melo: la historia no miente

Lucas Melo, lonko de allí que dijo al respecto: “El desalojo lo tenemos hace más de 12 años, nunca se habían atrevido a llegar a esta instancia porque es una causa que está muy sucia. A nosotros nos piden papeles, pero a la demandante no le han pedido ni dónde ni a qué se dedica.” 
 

El conflicto está atravesado por la historia. Una historia que no siempre está en los títulos de propiedad, pero sí en los archivos, en las fotografías y en las memorias del pueblo. Mapas del Ejército Argentino y de Parques Nacionales ya señalaban  el “Puesto M. Melo”, donde vivía don Marcos Melo con su familia, en el lote conocido como “Pedregoso”, al menos desde 1937, antes incluso de la llegada de Parques. Esas memorias --negadas, silenciadas, invisibilizadas-- hoy vuelven a decir presente. Y cuestionan.

Al terminar la ronda donde se escucharon las voces, Lucas pone en palabras una certeza que atraviesa generaciones: “Hay una sola justicia sobre la tierra, que la hace la tierra misma. Y nosotros somos parte de esa tierra”.

 

Cuidar los territorios es cuidar la vida

El día sábado 24 de mayo, estuvo atravesado por re-encuentros. Participó la machi Betiana Colhuan quien cumple un rol espiritual y habló al respecto: “Los territorios están todos enfermos. Lamentablemente, venimos padeciendo un avasallamiento, una destrucción de nuestros territorios desde lo que fue la mal llamada conquista del desierto hasta hoy”. Betiana acompañó la jornada a pesar de estar a pocos días de recibir una sentencia judicial en una causa que también la criminaliza por defender el territorio. Aun así, eligió estar presente, y agregó: “dentro de todo este contexto, es que hemos llegado aquí en solidaridad también de nuestros hermanos y hermanas de esta comunidad para poder dejar nuestra energía, nuestro newen y también llevarnos el newen de de este territorio.”

También estuvieron presentes otros referentes del pueblo mapuche. El werken Orlando Carriqueo,  integrante de la Mesa Política Zona Valle del Parlamento Mapuche Tehuelche de Río Negro señaló: “El hecho de que muchas comunidades se hayan acercado implica, para nosotros como pueblo, no solo una necesidad, sino también una posibilidad: la de seguir fortaleciendo conversaciones y acciones comunes que ya venimos transitando”.


Por su parte, Tino Nawel, werken de la Confederación Mapuche de Neuquén, fue contundente al expresar:  “El gobierno de la provincia de Neuquén tiene una responsabilidad mayor en este conflicto. Eligió no resolverlo políticamente y lo derivó a la justicia. Pero la justicia neuquina, con los jueces que tenemos hoy, es perversa, mentirosa. Han emitido una sentencia sin siquiera haber considerado la carpeta técnica del relevamiento territorial”.
Además Mauro Millán, lonko de la comunidad Pillan Mahuiza, actualmente Chubut.


“Lo que estamos buscando es simplemente eso: desarrollar nuestra vida, desarrollar nuestro futuro como pueblo. Pero la gente no mapuche debe entender que la presencia del pueblo mapuche más al sur es garantía de que las aguas que todavía circulan, que los lagos, que los bosques, van a seguir siendo lo que son: una naturaleza viva, perpetua. En un planeta que se destruye, acá estamos luchando ni más ni menos que por la vida”.

En una época donde todo tiende a fragmentarse, la re-existencia se vuelve comunitaria. En esa trama que une a las lof Melo y Kinxikew, a quienes llegaron desde distintos puntos del territorio, y a quienes ya no están pero dejaron su historia como raíz, se abre una certeza: los pueblos que se cuidan entre sí, y que cuidan la tierra, son más fuertes que cualquier orden judicial.