Semblanzas, recuerdos y futuros tras un logro histórico: la personería gremial que obtuvo el Sindicato de Prensa de Buenos Aires.
Te acostumbraste a tener dos, tres y hasta cuatro laburos. Terminás uno y salís rajando para el otro. Quizás en esa carambola precaria tocó alguno remoto, entonces corrés menos físicamente, pero tu cabeza sigue girando: pensar mucho para cobrar poco.
La jornada laboral se extiende, se convierte en esa zanahoria que te corren a cada hora, pero llegás. Te quemás, pero traspasás la cinta del final del día con lo justo. Muchas veces pasado de rosca, una corrosión, un goteo incesante que andasaber cuándo o cómo te lo factura el cuerpo.
Te acostumbraste a reclamar en todos estos años que el sueldo no alcanzaba. Luchaste y puteaste porque el sindicato que discutía tus paritarias no negociaba, sino que entregaba y firmaba, y los dueños de las empresas en las que trabajás se aprovechaban de eso. Medios comerciales, del Estado o autogestivos, unidos bajo esa misma bandera, bajo esa misma modalidad.
Discutiste y te frustraste, pero había que seguir. Porque la vida es esto, dijiste, y porque el que abandona no tiene premio. Y seguiste también porque había que pagar el alquiler, o las expensas, o la cobertura de salud, y antes que todo eso había que pagarle a la verdulera, al carnicero o al supermercado que te vende cada día más caro.
Desbarrancaste cuando te enteraste de la muerte de compañeros a quienes la mala sangre, la precariedad laboral y los horizontes tormentosos los desgastaron demasiado. No lo dice ningún certificado de defunción, pero lo sabemos muy bien. El gran Rubén Schofrin, Dieguito Paruelo, Marce Rodríguez, Ernesto Rodríguez, más allá en el tiempo la Negra Ale.
Te quedaste sin palabras. Sin ser, sin ver.
Negociaste tu fe. Negociaste tus ideas. Viste cómo compañeros y compañeras cambiaban de laburo, se iban a otros rubros, porque todos los medios pagan mal, y algunos ni siquiera pagan. Lo naturalizaste incluso puteándote a vos mismo: creíste que lo que pasaba era lo normal.
Hasta que un lunes de enero, después de tantos años, después de tanta lucha, después de tanto trámite, después de tanto trabajo silencioso y de hormiga, después de tantas asambleas y reuniones en las que decíamos que el expediente avanzaba pero dudabamos de si alguna vez iba a salir, el gran nudo que te apretaba empezó a aflojarse.
El Sindicato de Prensa de Buenos Aires, el SiPreBA, nuestro sindicato, obtenía la personería gremial con la que podrá, de una buena vez por todas, honrar todos estos años de organización, luchas, lamentos y pérdidas. Con la que podrá, ahora sí, intentar frenar –o atenuar– esa carambola que te corroe. Guardate la fecha en tu cabeza. Y cambiale el día a aquella canción:
Y que un lunes cualquiera
Se te dé lo que tanto querés
Un lunes cualquiera.
Personería gremial del SipreBA: "Es un logro histórico"
El secretario general del Sindicato de Prensa de Buenos Aires, Agustín Lecchi, escribe sobre la noticia del día para quienes trabajamos en prensa: la personería gremial otorgada por el Ministerio de Trabajo, que permitirá que el sindicato ejerza su rol de forma completa: además de acompañar las luchas, como ya hacía en todo este tiempo, ahora disputará los salarios de todo el sector con las cámaras patronales. Se termina el abandono y la complicidad de la Utpba.
“Hablar de libertad de expresión es también hablar de pluralismo y diversidad”
La defensora del público, Miriam Lewin, reflexiona sobre la importancia del acceso a la comunicación como derecho humano junto con el desarrollo de herramientas que permitan al público detectar fake news. La necesidad de lograr una equidad de género en los medios. Primera entrega del ciclo "En el Medio de una disputa digital".
Un periodismo quemado en una sociedad quemada
Además del dato estadístico de que tres de cada cuatro periodistas son pobres, la última encuesta del Sindicato de Prensa de Buenos Aires alerta sobre un aumento de síntomas vinculados a la salud mental entre quienes trabajan en los medios de comunicación. Si en algún tiempo el trabajo era el ordenador de la vida social, en la era del pluriempleo, se convirtió en todo lo contrario. Causas, testimonios y posibles soluciones a un problema que se agrava.