Compartir

Rock patagónico, un oasis en el desierto

por Miguel Grinberg
27 de julio de 2015

Dos discos que salieron recientemente comprueban que este género, por suerte, no es propiedad exclusiva de Buenos Aires.

Más allá del vértigo espectacular que caracteriza a la ciudad de Buenos Aires, existe una república polifacética que se expresa con singularidad y dinamismo, generando cultura de modo inagotable. Si bien la prensa porteña, a partir de festivales tradicionales, se ocupa ocasionalmente de artistas y autores -de Córdoba, Santa Fe o Tucumán, por ejemplo- que localmente presentan un disco o publican un libro, esa es más la excepción que la norma. De ahí que tenemos el gusto de referirnos a un acontecimiento musical de primera línea: el rock patagónico.

Dos ediciones recientes de la productora discográfica Aventón (con sede en Cañadón Seco, Santa Cruz) funcionan como una rotunda tarjeta de presentación, tanto del espíritu del sello grabador como de los artistas que protagonizan el testimonio regional. Mujeres Patagónicas (ver recuadro) compila diecisiete canciones de otras tantas intérpretes sureñas y Rock Patagónico congrega a doce bandas y solistas, más un par de amigos “extranjeros” convidados (uno del país Vasco) con amplia variedad de estilos y matices estéticos.

La representación territorial es realmente amplia: Guanaco En Tu Cabeza, Planter y Spectros de Trelew; Titín Naves y los Nancy del Carmen, Tres extraños, Freakk Rabbits, Nicolás Hernández y Sexista de Comodoro Rivadavia; Ariel Pess de Sarmiento; Suburbanos de Caleta Olivia; M.A.R. de Cañadón Seco; y Q'enqo de Río Gallegos. Marcela Bordón, co-fundadora de Aventón, define sin vacilación la experiencia: “La cultura patagónica es un estandarte que llevamos como bandera y es una forma de militancia, de defensa para crear una identidad. El arte se expresa en todos lados y que sea del sur no significa que sea menor o que carezca de calidad, o que no sea válido”. La amistad y los proyectos de los integrantes del sello tienen dos décadas de añejamiento.

Los recuerdos de sus protagonistas se remiten a 20 años atrás, cuando la banda 113 Vicios brotó en Comodoro Rivadavía, proyectándose enseguida por la región y asimismo en Chile. El vértigo rockero continuó con Quo Vadis y Rojo, música por un lado y arte gráfico por otro. Y como era de esperar, el primer compilado de Aventón Discos. Bordón añade que “teníamos todo el basamento conceptual como productores autónomos, pero en el fondo se trata de un grupo de amigos en Comodoro Rivadavia: en los discos de Aventón no hay imitación de otras bandas, tampoco folclore tradicional, hay lucha, estilo y sobre todo mucho rock”. Quien también aporta al proyecto de compilación es Armos Moreno, un santacruceño plenamente ligado a la música nueva de la Patagonia. Al comienzo de todo fue manager de 113 Vicios, productor de Disco Negro y dedicó mucho tiempo a la organización de recitales, la edición de revistillas “subterráneas” y -en particular- el armado de los festivales SurRock. Recuerda que “hace 20 años no era fácil editar un disco como sucede ahora. El acceso a las grabaciones era limitado y ni hablar de las ediciones posteriores. Casi no había salas de grabación, los lugares donde tocar eran poquitos, y la difusión radial o periodística era casi nula”. Hoy, en cambio, Ricardo Cañizares (cronista local) proclama: “Compartan con sus afectos esta obra maravillosa. Hay excelentes arreglos, hay un concepto de la música como arte liminar a multitud de puertas, hay poesías abrumadoras, hay una especie de alegría subyacente en cada tema, aún en los más dolorosos, que trasluce la satisfacción y el placer de hacer algo juntos, se trata de ser libres, aún en la elección del encierro más absoluto. Para que ese puñal que canta Titín siga clavado en el centro mismo de la vida. Y que mane luz por siempre.”

Mujeres patagónicas: el lado fértil de la Luna

Ellas son: Susi Blu (Gral. Roca), Noelia Pucci (Chos Malal), Andrea Braun (Neuquén), Fémina (San Martín de los Andes), Sandra Della Penna (Bariloche), María José Cantilo (El Bolsón), Andrea y la Blues Band (Puerto Madryn), Sara Hebbe (Trelew), Laura English, Santa y Bárbara, y Angélica Castro (Comodoro Rivadavia), Sol Mercado y Sadkasmo (Caleta Olivia), Tanya Veloso (Perito Moreno), Haien Qiu (Rada Tilly), Verónica de Cristófaro (El Calafate), e Histeria (Río Gallegos). Nuevamente, Ricardo Cañizares capta y comunica el aliento exacto: “Esta nueva aventura de Armos Moreno, no sólo buscó la exposición de música excelente, sino que hizo centro en el ser femenino. Bueno, al menos en algo de su arte, ya que el universo femenino puede ser hermoso pero es vasto e inescrutable y desde esa premisa, un grupo de mujeres, no minoritario por suerte, nos envuelve, nos sacude, nos arrulla; desde Chos Malal a Río Gallegos, como puntos extremos de Norte y Sur respectivamente, en el medio, toda la Patagonia, 'prestidigita bajo un halo de rouge'. “Las Mujeres Patagónicas, herederas y partícipes de una historia diferente, gestaron una obra particular para llegar a lo general, silogismo de estos tiempos, turbulentos porque hay fantasmas que así lo quieren, confusos porque la realidad es digitada por claroscuros de ruin mezquindad, confrontativos porque siempre abundan los que sostienen que es negocio la anulación del otro; sí, pero también silogismo de apuesta a la luz, a la creación primaria y constante, al tendido de puentes delineados con delicadeza y premura de mujer... Vamos, amigos, los convido, este trago pura esencia de azahares y cardos, dulce y spero a la vez, pero vale; juro que vale. Como la Vida”. Tal cual: como la Vida, como las manos que se encuentran en la oscuridad, para gestar el amanecer, a fuerza de abrazos.