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Las pibas llevan el debate del aborto a las aulas

por Mariana Aquino
15 de mayo de 2018

No sólo en el Congreso. Estudiantes de muchos colegios quieren expresarse sobre la posibilidad de que la interrupción voluntaria del embarazo sea ley. Organizan sus “martes verdes” y se manifiestan en las calles, pero en muchas escuelas (no solo religiosas) les prohíben hablar de un tema “tan polémico”.

Es martes y el debate por la Interrupción Voluntaria del Embarazo se trata en comisión en Diputados. Un nuevo martes verde en las calles de Congreso. Las pibas del Centro de Estudiantes del Colegio Manuel Dorrego de Morón hicieron “alto viaje” para llegar, y  encontrarse con otras chicas -de su edad y más grandes- en Rivadavia y Callao. Vienen seguido. “Es que hay que estar. Hay que copar la calle”, dice Maitena, la presidenta del Centro integrado casi en su totalidad por mujeres. Ella vino acompañada de Paula, Malena y Lilen, sus compañeras de militancia.

De paso por nuestra redacción, nos dan sus razones de por qué el aborto tiene que ser legal, seguro y gratuito. Parecen muy convencidas de lo que dicen: ¿Por qué? Paula asume el desafío de responder: “Porque estamos a favor de que todas tengamos los mismos derechos, una mujer pobre y una rica, todas por igual. Y a que todas podamos acceder a las mismas oportunidades, que el aborto sea gratuito”.

“Legal y seguro también”, agrega Maitena. “No es justo que tantas mujeres mueran por un aborto clandestino. Los abortos existen, garanticemos que las pobres puedan hacerlo en lugares seguros. Tenemos que dejar de reproducir esas desigualdades”.

Los abortos existen, garanticemos que las pobres puedan hacerlo en lugares seguros.

Las pibas -que no superan los 17 años- coparon el centro de estudiantes de su colegio y empezaron a organizar actividades sobre educación sexual, capacitaciones y pañuelazos. Otras y otros de los cursos más bajos se fueron sumando. Cuando pueden, los días de exposición en Diputados, invitan a más chicas, se toman el tren Sarmiento hasta Once y el subte hasta Congreso. Quieren estar. “Nos parece fascinante venir y ver tanta movida en el Congreso, esperar los debates y escuchar las diferentes opiniones. Todo lo que se está generando en las redes sociales y en la calle alienta mucho. Nos sentimos orgullosas de pertenecer a este movimiento que quiere cambiar las cosas”, se entusiasma Lilen, y coincide Malena: “Se escucha una voz fuerte a favor del aborto en la escuela. Lo bueno de todo el debate, más allá de que se apruebe ahora o no, es que se visibilizó el reclamo de las mujeres. Muchas personas van entendiendo qué se debate y apoyan. Se debate en las escuelas y fuera del aula. En nuestra escuela es difícil pero algo se hace”.

Es difícil porque el cuerpo directivo del Dorrego les prohibió opinar sobre el aborto. No pueden usar pañuelos verdes, ni pegar carteles en los pasillos ni hablar en las aulas del tema. “Lxs del Profesorado colgaron una bandera que decía: ‘El Dorrego aborta el patriarcado’. Y al día siguiente el director habló a toda la escuela: ‘No todos estamos a favor, yo particularmente estoy en contra. Son temas muy polémicos’. Esa misma semana aparecieron carteles de ‘sí a la vida’ y nadie los sacó. Siempre hacen ‘limpieza’ y sacan todos los cárteles, nos pasó cuando estaba desaparecido Santiago Maldonado. Y ahora, con los cárteles pro vida, no pasó eso. Quedaron”, denuncia Malena.

Lo bueno de todo el debate es que se visibilizó el reclamo de las mujeres.

Por suerte en sus casas la cosa cambia: pueden opinar y son escuchadas. Es un tema que se impuso en la agenda social y en los medios de comunicación está presente. En las casas se habla del aborto. “Aunque no siempre opinan como nosotras. Hay que remarla un poco”, aclara Lilen. “Son abiertos para algunos temas pero el machismo sigue existiendo en lo cotidiano en nuestras casas, creo yo”,  suma Paula, y mira a sus compañeras, a ver qué opinan: “En casa no puedo usar lenguaje no sexista porque hay burlas, prefiero no hacerlo para no discutir y entrarles por otro lado”. “Y sí, hay que buscar estrategias para que lxs que todavía no entienden cuál es la lucha, la comprendan”, reflexiona Maitena. Y la entrevista a las chicas del Centro de Estudiantes del Dorrego va mutando en una asamblea. El debate las apasiona. Conocen sus derechos y quieren expresarse.

“Hay un discurso en los medios muy fuerte en contra del feminismo. Mucho ataque y tergiversación. A veces dicen feminazi y no saben lo grave que es apoyar ese discurso. Y también creemos que este Gobierno está utilizando el debate del aborto y todo lo que genera. No importa; ésta es una lucha de años, de muchas mujeres, y hay que seguirla”. Paula seguiría hablando, todas seguirían porque cuando tienen el espacio lo aprovechan. Pero se hizo tarde. “Vamos a ver qué pasa por allá, si hay movida”. Y se van hacia el Congreso las pibas del Dorrego, con sus pañuelos verdes en alto.

Hay un discurso en los medios muy fuerte en contra del feminismo. Mucho ataque y tergiversación.

El silencio como único método

El Dorrego no es la excepción. En muchas escuelas - estatales, privadas o religiosas- no se puede hablar del aborto o el tema está restringido a una cuestión de libertad de conciencia. Del derecho de las mujeres a decidir sobre nuestros cuerpos, de la muerte de miles en abortos clandestinos y del rol del Estado no se habla.

En los colegios religiosos se conocen los casos más extremos: proyección de documentales en contra del aborto, carteles pro-vida en los pasillos del colegio y charlas y talleres para “defender las dos vidas”. En las escuelas privadas generalmente es un tema tabú bajo el argumento de “no dar lugar a la polémica”.

Valentina y Gabriela cursan 5° año en un colegio religioso de zona sur. Ellas nunca tuvieron Educación Sexual Integral (ESI). Gabriela cuenta que la profe de Biología habla de reproducción de animales, no de sexualidad ni de métodos anticonceptivos en la adolescencia. “Yo aprendí mucho más de amigas y de internet, donde se lee cualquier cosa, que en la escuela”.

¿Y del aborto? “Ese es un un tema intocable. Ellos dicen que están abiertos a debatir cualquier tema pero con el aborto no. Nos parece injusto lo que plantean entonces los martes y jueves empezamos a llevar cosas verdes al colegio: pulseritas, pañuelos y remeras. A las autoridades no le gustó porque iba en contra de su ideología y llegaron a decirnos que en el colegio no podemos dar nuestra opinión. Es muy grave, lo que están haciendo es restringir nuestros derechos”, responde Valentina.

El aborto es un un tema intocable. Ellos dicen que están abiertos a debatir cualquier tema pero con el aborto no.

Y suma Gabriela, su amiga y compañera: “No es aborto sí, aborto no. Es el derecho a un aborto legal, seguro y gratuito. Queremos que paren de morir un montón de mujeres. Las de menores recursos están entregando sus vidas, tenemos que hacer algo. Este no es un tema personal ni religioso, debe ser un derecho. ¿Cómo puede ser que no podamos charlar de esto en la escuela?”. Las autoridades cierran sus oídos ante las disidencias, las alumnas (y también los varones que acompañan) son sancionadas si llevan pañuelos que altera la estética del uniforme escolar; no permiten el debate ni la libre expresión de ideas.

“Desde el colegio dicen que están a favor de la vida, por eso están en contra del aborto. Lo que no entienden es que nosotras también estamos a favor de la vida. No deberían retarme por venir a la escuela con un pañuelo que demuestra lo que pienso. Ya no voy a sentir culpa por no coincidir con la Iglesia, ni voy a rezar más para salvarme. Exigimos que nos respeten”, pide Gabriela.

Nos cuesta hablar del tema en clase. Lo evitan por todos lados. 

Priscila y Valentina van a un colegio laico de Lomas de Zamora, donde del aborto tampoco se habla. Al menos en las aulas. Pero el tema está en las calles, en las charlas con amigas y en los medios de comunicación. Así que las alumnas y alumnos de 4°, 5° y 6° año se organizaron para manifestarse a favor de la legalización: el martes verde en la escuela se puso de moda. Todas con pañuelos que identifiquen a la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. “Lo hicimos un par de veces y no nos dijeron nada porque el uniforme es verde. Lo ignoraron para no abrir el debate. Nos cuesta hablar del tema en clase. Una sola vez lo charlamos en una materia pero no hay información en la escuela. Lo evitan por todos lados”.