De las primeras marchas en Nueva York a fines de los 60 a la de ayer, la número 26 en nuestro país. Crónica de otro día histórico para el movimiento LGBTIQ.
En el año 1969, en un bar de Nueva York, algunas pocas personas gays, lesbianas y travestis se cansaron de ser humilladas y discriminadas por su sociedad y decidieron hacer públicos sus reclamos. Este hecho transgresor para su época puso en alarma tanto al gobierno como a la policía neoyorkina, y fue la primera vez que se escuchó decir a un grupo de personas con elecciones sexuales diferentes a las de la mayoría “estoy orgulloso de ser lo que soy”. Al año siguiente, para esa misma fecha, la historia se repitió, pero con una marcha espontánea y con una adhesión mucho mayor. Fue a partir de entonces que año trás año se han ido sumando al festejo personas y ciudades de todo el mundo.
En Buenos Aires, la primera Marcha del Orgullo tardó más en llegar. En el año 1992 y en plena época menemista, un pequeño grupo marchó desde la Catedral hasta el Congreso reclamando por sus derechos. Pero este evento tuvo una particularidad que tal vez justifique un poco más el porqué de la tardanza y de la coyuntura social: las personas, por temor a perder sus trabajos, usaron caretas de cartón para tapar sus rostros. Cabe destacar que, además de varias organizaciones transexuales, las Madres de Plaza de Mayo también apoyaron la causa desde aquel inicio.
Poco a poco la convocatoria se fue haciendo cada vez más masiva hasta que, en el año 2015, llegó a convocar cerca de 200 mil personas. Cada año se fueron agregando consignas y varias de ellas se han ido cumpliendo por los gobiernos de turno. Las más destacadas fueron la ley de matrimonio igualitario (2010) y la ley de identidad de género (2012).
26º Marcha del Orgullo LGBTIQ: sobran los motivos.
Sin dudas la movilización de ayer no fue una marcha más. La organización de mujeres “Las rojas”, una de las tantas agrupaciones que se sumaron a la marcha, afirman que, a punto de cumplirse dos años del gobierno de Mauricio Macri, “las condiciones de vida se han visto seriamente deterioradas, la falta de trabajo se suma a la escalada inflacionaria, los tarifazos y el proyecto de reforma laboral que quieren imponer desde el gobierno y que, de llegar a concretarse, significaría un verdadero ataque a la población trabajadora, ya que los únicos favorecidos serían los empresarios”. Sumado a esto y solo por nombrar algunos retrocesos más a nivel nacional relacionados al tema: el episodio de la pareja de mujeres que quedaron detenidas por estar besándose en Constitución el pasado octubre, el reaccionario protocolo para reprimir a personas LGBTIQ que el Ministerio de Seguridad dio a conocer hace apenas unos días, y la prohibición de ayer a la organización que quería, como ya lo había hecho sin interrupción todos los años anteriores, instalar un escenario en Congreso para recibir a la “caravana” marchante.
La alegría que no podrán quitar.
Más allá de todo eso, y tal vez con algo del espíritu de aquellas personas que hace casi 50 años fueron las primeras en reclamar por sus derechos, ayer al mediodía, distintos grupos fueron llegando a Plaza de Mayo. Algunos con los ya conocidos pero siempre distintos divertidos disfraces y vestuarios ideados para la marcha, y otros con los característicos colores de la bandera de la diversidad sexual. Ya cerca de las cuatro de la tarde era posible ver a los tradicionales carruajes estacionados a los costados de la plaza esperando para ser puestos en marcha y, en un gran escenario montado delante del vallado de la Casa Rosada, las organizaciones leyeron un discurso relacionado a la consigna global de este año: “Basta de femicidios a travestis, transexuales y transgéneros. Basta de violencia institucional. Orgullo para defender los derechos conquistados”. Estos fueron también algunos otros reclamos, frases y aclaraciones por parte de lxs manifestantes: “No nos reconciliamos, Macri es deuda, silencio, terror”, “Fuera Bullrich”, “¿Qué hicieron con Santiago Maldonado?”, “Macri no es puto, es liberal”, “El machismo es el fascismo de entrecasa”, “Libertad a Milagro Sala”, “Justicia por Diana Sacayán” “Trabajo genuino para travestis y trans” “Presupuesto ya para vivienda, salud y educación para mujeres travestis y trans”, “Putas como Eva”, “Absolución a Higui, basta de lesbofobia”, “Basta de racismo, agrupación Afro LGBT”, “Aborto legal para los putos trans” “Amor sin protocolo, libre diversidad”, “Más inclusión, menos protocolo”.
Una vez terminado el acto empezó la música, que no paró de sonar ni un segundo por todos los rincones de la marcha, y con ella también comenzó la fiesta. Un rato después, los carruajes se fueron encendiendo y varias personas se subieron a ellos para agitar sus banderas y bailar desde allí, al ritmo de los dj’s que también desde adentro de los móviles ofrecían sus mejores temas. Lxs demás participantes se fueron juntando alrededor para iniciar, junto a los carrozas, el histórico recorrido que la marcha hace todos los años desde Plaza de Mayo hasta el Congreso de la Nación. Murgas, batucadas, coreografías, desfiles, tacos, espumas, brillantinas y todo tipo de shows de drags queen, desfilaban y posaban para las fotos bajo un sol radiante que calentaba pero que no llegaba a quemar, siendo así todxs, quienes estaban arriba y quienes acompañaban abajo, los verdaderos protagonistas de una gran fiesta callejera que se extendió por casi veinte cuadras a lo largo de la ciudad para demostrar, una vez más, que no hay ninguna lucha que sea posible sin alegría, que la verdadera libertad está en aceptar las diferencias y que sentir orgullo de la orientación sexual, identidad y expresión de género, en una sociedad y en un mundo en donde lamentablemente todavía no seguir la norma es sinónimo de vergüenza, discriminación y persecución, es una osada y auténtica elección.
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